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Los tensos cuatro minutos de Sánchez y Aragonés que ponen en jaque al Gobierno

El presidente del Gobierno y el catalán se han encontrado este viernes en Barcelona donde han compartido apenas unos minutos en los que Aragonés ha dejado claro que la situación es muy grave

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez

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Andrea Jiménez

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Pedro Sánchez y Pere Aragonés han compartido este viernes cuatro minutos de una tensa charla que marcará el futuro de la legislatura y el devenir del Gobierno. El presidente catalán, cuyo nombre aparece entre los que han sido espiados con Pegasus, con autorización judicial, como aseguró la directora del CNI, Paz Esteban, ha trasladado al líder del Ejecutivo que la situación es "muy grave", por lo que la alianza entre independentistas y Moncloa pende de un hilo cada vez más fino.

Sánchez ha llegado junto a la delegada del Gobierno en Cataluña, Maria Eugènia Gay, a las puertas del Hotel W Barcelona sobre las 11.36 y lo han recibido Aragonès, la ministra de Transportes, Raquel Sànchez, el ministro de Cultura y Deporte, Miquel Iceta, el teniente de alcalde de Prevención y Seguridad de Barcelona, Albert Batlle, y el presidente del Cercle, Javier Faus.

Tras el saludo, Sánchez se ha colocado al lado de Aragonès y han mantenido una conversación de unos cuatro minutos antes de recibir a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen. La conversación entre los dos presidentes se ha producido con un semblante serio en todo momento, y allí el presidente catalán ha mostrado su enfado con el Gobierno, exigiendo, además una reunión urgente, "cara a cara", con el jefe del Ejecutivo, que está dispuesto a concedérsela pero sin concretar más detalles.

Después, Sánchez, Aragonès, Von der Leyen y Faus se han dirigido a la terraza del Hotel W donde han seguido hablando, pero fuentes de la Presidencia de la Generalitat han asegurado que la mayor parte de la conversación ha sido en inglés y se ha centrado en la presidenta de la Comisión Europea.


Es la primera vez que los dos presidentes coinciden desde que trascendió primero el espionaje a sesenta líderes y personas relacionadas con el independentismo, entre ellas el propio presidente de la Generalitat, y luego que los teléfonos móviles del mismo jefe del Ejecutivo central y la ministra de Defensa, Margarita Robles, también habían sido infectados con el software Pegasus.

Además, se ha producido el día después de que la directora del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Paz Esteban, admitiera en la Comisión de Gastos Reservados del Congreso que se espió a cerca de una veintena de independentistas con autorización judicial del Tribunal Supremo, entre ellos el propio Aragonès.

Sánchez se ha limitado a decir que las "turbulencias pasarán" y a expresar su "firme voluntad de continuar avanzando en el diálogo, la negociación y el acuerdo" con el Govern. "Quiero comenzar con una declaración de intenciones, manifestando, querido president, mi profundo respeto por Cataluña, mi consideración hacia su sociedad y sus instituciones, y mi firme voluntad de continuar avanzando en el diálogo, la negociación y el acuerdo", ha señalado.

Aragonés quiere una reunión "cara a cara"

Desde el inicio de la polémica, el presidente catalán ha reclamado una reunión con Sánchez para poder abordar el asunto en profundidad, un encuentro que por ahora no está previsto y que la Generalitat considera que no puede quedar sustituido por la breve conversación que han mantenido en el Hotel W y también hay disposición por parte del Gobierno, aunque sin concretar más.

Y todo porque la estabilidad de lo que queda de legislatura depende de ello. De hecho, Aragonès, ha afirmado este viernes que "la confianza con el Gobierno del Estado está rota, está a cero" y que si este último "quiere reconstruirla es imprescindible actuar con transparencia y asumir responsabilidades".

Aragonés pide que se desclasifique la autorización judicial

Además, en declaraciones a Catalunya Radio, Aragonès ha dicho que la gestión del asunto del espionaje "no solo no mejora con el paso de los días sino que se agrava", y ha considerado "absolutamente imprescindible que se desclasifique la autorización judicial".

Por ello, es ahora el Gobierno el que tiene que mover ficha, ya sea concediendo a Aragonès todo lo que pide, desvelando secretos de Estado que ponen en riego las instituciones para mantenerse en Moncloa, o bien frenar la huida hacia delante que ha emprendido al colocarse también como espiados y volver a cerrar la caja de los truenos que nunca debió abrir.

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