La agenda y el relato de Sánchez
Parece claro que la prioridad de Sánchez es reunirse con Pere Aragonés y convenir con él un acuerdo que permita seguir empujando la legislatura.
Anda Pedro Sánchez poniendo en orden su agenda para incorporar lo antes posible la reunión con el presidente de la Generalitat de Cataluña, Pere Aragonés y, en especial, se afana en ordenar y orquestar su relato, que se le complica día a día, a golpe de comparecencia oficial o de rueda de prensa diseñada desde su entorno para tratar de aplacar las iras del independentismo, que simula haberse caído de un guindo y, una vez demostrados que los 18 espionajes realizados en sus círculos de confianza tienen aval judicial y se hicieron bajo el amparo de la Ley ( es el caso de Pere Aragonés, por ejemplo) exige explicaciones.
Merecen las explicaciones, sin duda, pero sobreactúan cuando se rasgan las vestiduras al saber que algunos de ellos fueron espiados mientras en Barcelona ardían calles y contenedores tras conocerse la sentencia condenatoria de los líderes del Procés que habían sido juzgados.
¿Acaso creen que el CNI, pese a su sonora cantada cuando ni se enteró de cómo y cuándo entraron los miles de urnas que se instalaron en Cataluña, para votar el referéndum ilegal aquel 1 de octubre, no iba a tratar de averiguar, dos años después, tras conocerse la sentencia, la procedencia y confluencia de los grupos que salían con antochas, adoquines y cualquier tipo de objeto contundente que lanzar a los Mossos ´ Esquadra? Uno de los que más hiperventila, por ejemplo, es el el expresidente Carles Puigdemont, fugado de la Justicia española, amigo de servirse de los hackers afincados en la Rusia de Vladimir Putin, para empujar la causa independentista y desestabilizar al Estado español. La cosa prometía tanto para aquellos independentistas como para los cooperadores de Rusia, siempre prestos a desestabilizar a cualquier país de la UE.
Volviendo a Sánchez, a su relato, que está en construcción y a sus tiempos, lo que parece claro es que su prioridad ahora mismo es reunirse con Pere Aragonés y convenir con él un acuerdo que permita seguir empujando la legislatura. Por ello, Sánchez, que tiene solicitada y aprobada su comparecencia urgente ante el Pleno del Congreso no le pone fecha. No será esta semana, aunque podría, porque necesita previamente que los independentistas o, al menos, ERC, entierre el hacha de guerra.
Para ello, tiene que convenir un relato que les permita salvar la cara a ambos (échenle fantasía, grupos incontrolados de otros países, agencias extranjeras, fugas internas…) pactar la cabeza a entregar en sacrifico a ERC que no sea la de la Ministra de Defensa, Margarita Robles, puesto que por su mesa ( y por la del presidente del Gobierno, diga lo que diga su entorno) han pasado esos informes o extractos de los espionajes realizados y ya veremos si la de la funcionaria Paz Esteban, que lleva 40 años trabajando en el servicio de espionaje… para ella, incluso, se estudian destinos más elevados o, lo que se ha llamado toda la vida la “patada hacia arriba”. Por experiencia sabe Sánchez que para salir a tapar una vía de agua, se han abierto otras de mayor calado.
Poco tienen que ver los espionajes al entorno del independentismo con los realizados al presidente Sánchez y a otros miembros del Gobierno. Y el strip tease realizado por parte del ministro Félix Bolaños, encargado de hacer públicos esos fallos en la seguridad del Gobierno, ha abierto otro frente tan preocupante o más que el primero: parece que al presidente del Gobierno le espiaron y todo nos induce a pensar que ese espionaje vino propiciado desde nuestro país vecino, Marruecos, con el que acabamos de recomponer relaciones tras meses de incomunicación. ¿Y ahora qué? Habrá que esclarecer los hechos…. Y si se esclarecen …¿Puede permitirse Sánchez exigir explicaciones al Rey de Marruecos? Si no lo hace ¿Debe España tener un gobierno débil, incapaz de levantar la voz ante un atropello internacional?
Por partes: primero, se cierra la agenda y se tapona la crisis con ERC, que el Parlamento puede esperar; después se escenifica, así sea a regañadientes, que la legislatura se ha salvado por la campana, y a continuación, con esa vía taponada, Sánchez va a Parlamento.
Si la cuestión sobre su espionaje se encabrita, los argumentos que manejan por ahora en Moncloa son 1: la transparencia por la que el Gobierno se ha regido a la hora de hacer público el espionaje del que fue víctima Sánchez ( es el primer país en el mundo que pone al descubierto voluntariamente y públicamente su brecha de seguridad ¡eso sí que es innovar!) y 2: Todo está en manos de la Justicia y ha sido el Gobierno quien lo ha puesto ( y el Gobierno sabe a ciencia cierta que la Justicia no puede esclarecer la autoría, porque ni tiene los medios, ni los conocimientos) Y de ahí…¡A otra cosa, mariposa, a otra crisis, mariposa!