Sánchez baraja cambio de ministros sin aclarar si se atreverá con los de Podemos
Las elecciones andaluzas servirán de punto de partida, ya que ahora el PSOE esta inmerso en una campaña electoral crucial para su futuro.
La situación en el seno del Gobierno va de mal en peor. No hay tema que no termine generando una polémica interna en la coalición entre PSOE y Podemos, desde el indulto de María Sevilla, como ejemplificó este lunes la ministra de Defensa, Margarita Robles, hasta la reunión de la OTAN, uno de los eventos cruciales para el prestigio internacional de nuestro país y que los morados terminaron por reventar.
Y es que Sánchez está preso de sus socios, que no dudan en escenificar sin pudor cada uno de los desencuentros, mientras él permanece impasible sin mover ficha, pues, pese a ser presidente del Gobierno, no tiene ni voz no voto, en la cuota morada de la coalición.
Así lo rubricó con Pablo Iglesias, y así lo ha hecho saber una y otra vez el exvicepresidente, que designó a su sucesora, Yolanda Díaz, consciente de que era la gran esperanza de la izquierda. A ella le dejó la vicepresidencia en herencia, y desde entonces, la grieta entre las ministras moradas, Ione Belarra e Irene Montero, y los comunistas se ha hecho cada vez más evidente.
Sin embargo, Sánchez poco puede hacer en el avispero morado dadas las circunstancias, aunque es consciente de que tiene que mover ficha. Sabe que su Gobierno no puede seguir desgastándose a pasos agigantados si quiere seguir en Moncloa, algo complicado a la vista de las encuestas y por eso los tambores de una futura remodelación ministerial cada vez resuenan más cerca.
Volcados con las elecciones andaluzas
Ahora no es el momento más oportuno, pues Ferraz ha dado la orden de poner a todos los ministros a trabajar de cara a las elecciones andaluzas, para intentar que Juan Espadas consiga llegar a la Junta de Andalucía, por lo que esa es su máxima prioridad, volcarse en una campaña complicada, en la que el candidato socialista no aparece como el mejor posicionado.
Por ello, tras el 19J, Sánchez tendrá que tomar decisiones y se barruntan cambios. La remodelación del Gobierno de la que salieron Carmen Calvo y José Luis Ábalos, entre otros, no ha dado sus frutos, pues la entrada de las ministras no ha servido para reactivar al Ejecutivo.
Ni la ministra de Transportes, ni la de Educación, ni siquiera la Portavoz, han calado, ni han ofrecido una versión distinta del Gobierno, sino que se percibe un inmovilismo total. Nada ha cambiado en Moncloa, por lo que el presidente está dispuesto a cambiar de caras para salvarse de la quema.
Agotará la legislatura hasta el final
Necesita un Gobierno que convenza, ya no solo que gestione, sino que sirva para recuperarse a sí mismo tras el desastre de cara al ciclo electoral que se abre tras las andaluzas, pues el PSOE se juega mucho. Las autonómicas y municipales en la primavera de 2023 serán el primer plebiscito al que se enfrente el presidente y después será su turno, en las generales y por ello intenta dilatarlo hasta el final.
De momento, nadie se atreve a decir nada en público. La ministra de Educación, Pilar Alegría, echó balones fuera este lunes, y eludió responder a la pregunta de si serían posibles cambios en el Ejecutivo o un cierto "reseteo de la Legislatura" si el PSOE no logra ganar y formar Gobierno en Andalucía como apuntan las encuestas.
Sin embargo, el runrún está ahí. Sánchez se ahoga sin remedio en las encuestas, ante un Feijóo que no deja de subir, y está dispuesto a que rueden cabezas si es necesario, porque ese ha sido su mantra desde que llegó a la primera línea política: resistir.