La "venganza" de Andalucía: auge y ocaso del sanchismo donde empezó todo
El 1 de junio de 2018, Sánchez anunció en un multitudinario acto en Dos Hermanas (Sevilla) que se presentaba a la reelección tras ser defenestrado en el PSOE. Ahora agoniza en su kilómetro O
En Andalucía encontró su rampa de lanzamiento a lo más alto de la política nacional, y en tierras andaluzas puede comenzar a cavar su tumba política. Pedro Sánchez se lanza a partir de este viernes a la arena electoral del 19-J con la convicción de que a juicio en las urnas no se examina el antaño intratable socialismo andaluz, todo un régimen en sí mismo y el principal caladero de votos histórico del PSOE.
El inquilino de La Moncloa sabe perfectamente, pese a las maniobras de distracción de su guardia de corps, que ni siquiera el 19-J pone nota a su candidato Juan Espadas, el primer aspirante a unas elecciones elegido personalmente por el dedo presidencial. Lo que se dirime en la noche electoral del 19 de junio es, simple y llanamente, si el sanchismo entra en la UCI e incluso si recibe la extremaunción.
En Andalucía dio en 2015 Sánchez la sorpresa con los avales frente a Susana Díaz y allí se cocinó la sorprendente victoria en las primarias provocadas tras el golpe de mano de los barones. Y en Ferraz y el cuartel general de los socialistas andaluces se han encendido todas las alarmas ante la errática precampaña diseñada, una vez más, desde una Moncloa sin su gran gurú Iván Redondo.
Porque nadie ha entendido muy bien en Andalucía que los primeros "mensajes fuerza" de la cúpula de Ferraz hayan sido para etiquetar al PP de partido "corrupto" lleno de "mangantes" y para volver a azuzar el espantajo de la ultraderecha. “Hemos empezado con los mismos bandazos que en la campaña en Madrid que hubo que cambiar sobre la marcha”, reconocen a ESdiario fuentes socialistas.
1 de junio de 2018. Dos Hermanas (Sevilla). Pedro Sánchez anuncia que se presenta a las primarias tras ser defenestrado de la Secretaría General. Allí nació el sanchismo.
Llama la atención además que el portavoz del PSOE, Felipe Sicilia, haya salido este miércoles a sentenciar que las urnas del 19-J dirimen únicamente la composición del parlamento andaluz y juzgan la gestión de Juanma Moreno.
Y a la vez, que Sánchez vaya a volcarse con Juan Espadas sobre el terreno y Moncloa haya llamado a filas a sus ministros más visibles para que hagan lo propio. Contrasta esta movilización nacional de la cúpula de Ferraz y del ala socialista del Consejo de Ministros con la de los barones territoriales.
Porque los Page, Vara, Puig y Lambán se han puesto de perfil como lo hicieron en Castilla y León conscientes de que la marca sanchista se está consolidando como tóxica en las urnas. Y además, en el PSOE periférico se subraya el dato preocupante de que sea en Andalucía donde se esté constatando que Sánchez haya dejado ya de movilizar a las bases socialistas.
Y no solamente eso, sino que los haya desmovilizado. Porque son esos mismos militantes y votantes los que le auparon a la cima política y neutralizaron la operación Susana en 2018.
Mientras Moncloa trata de vender optimismo a los suyos y lanza la especie de que esta campaña que arranca este viernes puede relanzar las expectativas de Espadas, en el Ala Oeste se trabaja ya para el argumentario a distribuir el 20-J. Sánchez circunscribirá su nuevo cataclismo a la actual coyuntura económica y social y al malestar generado por las decisiones de … Vladimir Putin.