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Villarejo acusa al suegro de Sánchez de tolerar la grabación ilegal de clientes

El excomisario denuncia un operativo ilegal de las cloacas policiales que, a diferencia de la operación Kitchen, no investiga la Fiscalía General.

Los largos tentáculos de Villarejo alcanzan también a los oscuros negocios del suegro de Sánchez.

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José Villarejo, en un escrito judicial, ataca uno de los lados más oscuros de la familia política de Pedro Sánchez: las saunas para gays que regentaba Sabiniano Gómez, padre de su esposa Begoña Gómez.

Su acusación va mucho más lejos de la ética y estética del negocio real paralelo de tales saunas, incompatible con el ideario socialista. El excomisario, icono de credibilidad para Moncloa y PRISA cuando perjudica al PP, asegura y rubrica que el suegro del presidente consintió un espionaje ilegal policial en dichos locales del esparcimiento o comercio íntimo de sus clientes.

Villarejo lo relata así: “Hasta que afortunadamente la sociedad evolucionó hacia la sana tolerancia y a considerar equiparable la heterosexualidad con la homosexualidad, estos ambientes gays eran objeto de control por parte de los servicios de espionaje de todo el mundo y ello no fue precisamente una excepción en España; véase las saunas gays que se vincularon a la familia política del presidente Sánchez.

Y no es cierto que participara en la colocación de cámaras y micrófonos en la sauna Adán de la calle San Bernardo, 38. No fue a mí a quien Sabiniano Gómez permitió dicha actuación y deberían preguntar al que dirigía esta Unidad de “fontaneros”, ahora testigo protegido en esta causa”.

Imagen de la sauna Adán, en la madrileña calle de San Bernardo.

El comisario que solía actuar como colaborador de Villarejo, Enrique García Castaño, explicó que contactaron con Sabiniano Gómez para llevar a cabo una operación encubierta de grabación de vídeo y audio de un representante de la izquierda abertzale, según informó El Mundo.

“Según este relato, sin control judicial, utilizando los dispositivos de la Unidad Central de Apoyo Operativo (UCAO) del que fue responsable el comisario García Castaño, se dispuso en una sauna de Madrid un control de grabación”.

Las agendas de Villarejo reflejan que en 2014, nada más ser proclamado Sánchez secretario general del PSOE, su suegro se reunió con Enrique García Castaño.

Dos hechos chirrían de tal versión. En primer lugar, que el suegro de Sánchez consintiera utilizar elementos de espionaje sobre la vida íntima de sus clientes sin mandamiento judicial. En segundo lugar, que para investigar ilegalmente la presencia de un supuesto miembro de la izquierda abertzale en una sauna de contactos gays fuera preciso no sólo grabar el sonido, sino las imágenes. ¿Hacía falta un vídeo sexual para vincularlo con terrorismo?

Carnet de socio expendido por la sauna Adán, propiedad del suegro de Pedro Sánchez.

Ningún juez admitiría audios o vídeos así obtenidos. En Tándem figuran extorsiones merced al control de la vida íntima de los espiados. Villarejo habla de tales saunas trampa justo tras aludir a la vida privada de un juez vinculado al caso Faisán, que puso en la picota a varios agentes por un soplo a ETA.

Según el citado relato de García Castaño, se trataba de obtener información sobre su vida íntima que pudiera ser útil para posteriores investigaciones policiales. Pero sólo este clan policial sabía si el espiado era abertzale y el valor de dicha información sobre su vida sexual. No hubo control judicial. Fue una operación al modo Kitchen que escandaliza al PSOE y a sus voceros mediáticos. Pero callan sobre este operativo cloaquero con iguales ribetes: espionaje de la vida privada sin amparo judicial.

¿Qué hacían tan interesantes para la cloaca policial las saunas del suegro de Sánchez?

En realidad, la Fiscalía no necesitaba conocer por un escrito de Villarejo el uso de locales de contacto o comercio carnal para espionaje policial. Villarejo se lo comentó a la hoy fiscal general del estado, Dolores Delgado, en una comida en 2009 grabada por el excomisario: “A los 40 tacos, ¿sabes lo que hice? Para llevarme al huerto a todo el mundo. Montar una agencia de modelos", explicó el policía. "Éxito garantizado", apuntó Delgado.

"No, no, pero te quiero decir que gente dura, correosa, en los consejos de administración, ¿no? Le ponías una (rubita), se la tiraba. No he visto gente más tonta (…). Y contaban las cosas para que la chica se sintiera cautivada. La que he liado esta mañana y tal. Y, claro, me hice de oro; de la manera más tonta. Era la información vaginal que yo decía.", relató el comisario a la fiscal.

Villarejo, perejil de todas las salsas de los asuntos turbios, también juega un papel por aclarar en los negocios del suegro del presidente del Gobierno.

Esta sauna controlada estaba cerca de lugares neurálgicos. Partido Socialista de Madrid, Ministerio de Justicia, Fiscalía, Tribunal Supremo, PP, Audiencia Nacional…Los clientes de la sauna de San Bernardo 38 eran explícitos. “Abierto las 24 horas de lunes a viernes. Frecuentado por muchachos de alquiler”.

Las agendas de Villarejo reflejan que en 2014, nada más ser proclamado Sánchez secretario general del PSOE, su suegro se reunió con Enrique García Castaño. Hasta la fecha, la Fiscalía que dirige Dolores Delgado no ha querido indagar esta operativa de las cloacas policiales en torno a unos negocios donde se expone la intimidad de sus clientes. Y eso les hace sensibles a toda filtración o extorsión. García Castaño es defendido por Ilocad, bufete de Baltasar Garzón, pareja de Delgado.

Un empleado de dichos locales, en conversación grabada por este diario y dispuesto a ratificarla en sede judicial, aclara que el espionaje no fue un hecho puntual, sino sistemático: “Los chaperos obtenían mucha información. Más que las señoritas. Y frecuentemente aparecía por allí un comisario que hablaba en un reservado con Sabiniano Gómez. Era grueso y tenía un defecto físico muy visible”. Lo identifica en foto.

¿Qué hacían tan interesantes para la cloaca policial las saunas del suegro de Sánchez? “Por allí pasaban políticos de izquierda y derecha, jueces, fiscales, directores de cine, cantantes... Uno del PP tuvo un problema [el exconcejal de Palma de Mallorca Javier Rodrigo de Santos] por pagar con tarjeta [oficial].

Los policías decían que estaban espiando a un personaje que les había hecho mucho daño, que ya tenían pruebas, pero querían que fueran más contundentes”, explica este empleado de las saunas. Su relato define un amenazante Pegasus sexual, no un operativo antiterrorista.

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