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Sánchez busca la salida a su laberinto político en Moncloa y Andalucía

El líder de los socialistas busca a la desesperada taponar la “hemorragia de votos” que sufre el PSOE de cara al 19-J y evitar la victoria del PP

Pedro Sánchez

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A una semana de las elecciones en Andalucía, en los cuarteles generales del PSOE han localizado un movimiento que todavía se esboza tímidamente, pero que, de persistir en el tiempo, puede dejar a los socialistas fuera de combate durante años. Detectan en el PSOE -y celebran y confirman desde el PP con entusiasmo- que hay fuga de votos del PSOE al PP y que, de no taponarse la vía de agua abierta en el partido de Pedro Sánchez, los de Alberto Núñez Feijóo pueden acabar comiéndoles la merienda no ya en las elecciones andaluzas, sino también en las municipales y autonómicas del año próximo y, con mayor fuerza si cabe, en las elecciones generales que cerrarían el presente ciclo electoral.

Sabían los socialistas que Alberto Núñez Feijóo iba a ser un líder duro de pelar y que, pese a que las encuestas son tozudas y marcan claramente que Vox ha venido para quedarse y para ser determinante si es que el PP quiere gobernar en no pocas autonomías y municipios de España, así como ocupar el Palacio de la Moncloa, al electorado de centro parece haber dejado de preocuparles la presencia de Vox en el panorama nacional.

Si este electorado temía una coalición PP-Vox en tiempos de Pablo Casado, existe una bolsa que podría llegar a ser de hasta un millón de votantes, que en otros tiempos fueron fieles al PSOE y que, en la actualidad, son susceptibles de votar al PP de Núñez Feijóo, bien porque han perdido la complicidad con el que fuera su partido de cabecera, porque han perdido su confianza en las recetas de Pedro Sánchez, o bien porque consideran a Feijóo lo suficientemente hábil como para poder gobernar con el apoyo de Vox pero sin tener que ceder a sus imposiciones a cambio de votos y, en todo caso, prefieren testar una nueva fórmula de Gobierno a mantener la actual coalición con Unidas Podemos y sus socios parlamentarios de ERC y Bildu, además de alguna otra alianza ocasional.

En este punto, reconocen fuentes socialistas a ESdiario, que Sánchez tiene por delante una difícil papeleta a resolver. Por lo que respecta a esos votantes que algún día se decantaron por el PSOE y que ahora vuelven la mirada hacia el PP, “el golpe de efecto -asegura un antiguo ministro socialista- está claro: romper con Unidas Podemos y acometer una crisis de Gobierno que empezara por reducir el número de ministerios y tirase de caras conocidas del socialismo, que inspiren confianza y tranquilidad al votante en momentos de zozobra”.

El problema de esta receta esbozada por el exministro se da de bruces con un importante escollo: tal es el nivel de fragmentación en el Parlamento español que, el PSOE, igual que el PP, necesita una muleta para gobernar. Y esa muleta, con Ciudadanos fuera del tablero de juego, tal y como le colocan las encuestas, solo puede ser la resultante de la suma con otra fuerza por su izquierda, mientras PP y PSOE no se decidan a probar esa “Gran Coalición” que en otros países de la UE ha dado resultados nada desdeñables. ¿Yolanda Díaz y su coalición “Sumar” podría ser una opción? Para empezar, la vicepresidenta tendría que ser capaz de vencer resistencias y sumar a Podemos en su movimiento, además de a mucha otra fuerza política y convencer al posible electorado de que en esta ocasión no terminarán “a palos”, como acostumbran.

En caso de producirse la ruptura en el Gobierno, Yolanda Díaz tendría que salir del mismo, o “traicionar” a Unidas Podemos y la lógica indica que no puede permitirse semejante desplante a quienes la llevaron al puesto que ocupa

Pero, en caso de producirse la ruptura en el Gobierno, Yolanda Díaz tendría que salir del mismo, o “traicionar” a Unidas Podemos y la lógica indica que, con su proyecto en construcción, no puede permitirse semejante desplante a quienes la llevaron al puesto que ocupa y pueden aportar buena parte de la estructura de “Sumar”. Llegados a este punto, a Sánchez le urge deshacerse de Unidas Podemos tanto como alimentar el nuevo proyecto de Yolanda Díaz, porque su modelo de partido está pensado para un panorama político hiperfragmentado.

El PP de Feijóo, en cambio, parece querer ir en la dirección contraria: buscar en los caladeros cercanos nuevos votantes. Y, esquilmado ya el caladero de Cs ¿por qué no intentar pescar en aguas socialistas, aprovechando desmovilizaciones, desencanto, desconexión y cabreos por la situación económica? En eso está el PP, mientras Sánchez anda buscando una salida en su laberinto.

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