Feijóo aprovechará el espaldarazo del 19J para evitar cambios drásticos en el PP

Ya solo quedan cuatro días para el Día-D en Andalucía y en la cúpula popular se comienza a preparar el postpartido. Porque el 19 de junio no sólo se elige al próximo presidente de la Junta de Andalucía.

Los dos grandes partidos se juegan transmitir a los electores del resto de España si su marca está en auge, caso del PP, o en imparable proceso de desgaste como el PSOE. Por eso, Alberto Núñez Feijóo, tiene puesta su mirada en la lectura - tanto interna como externa- que se extraerá de los comicios del domingo, los primeros por cierto que afronta desde su llegada a Génova 13.

Si bien en esta campaña andaluza todo el peso ha recaído sobre el candidato popular y actual presidente, Juanma Moreno -conocedores en la sede nacional de su buena valoración personal y la de su gobierno- , más que sobre el propio Feijóo o sobre la marca PP, si la noche del 19 de junio las urnas confirman el resultado que apuntan las encuestas, y especialmente si Moreno suma más que toda la izquierda junta, automáticamente la marca de la gaviota se revalorizará en todo el territorio nacional a menos de un año de la cita de las autonómicas y municipales de mayo de 2023.

Ese buen resultado del PP, unido a una parálisis o retroceso del PSOE en una de sus regiones talismán e histórico caladero de sus votos, va a servir a Alberto Núñez Feijóo para certificar la imagen de fin de ciclo del sanchismo y la de su nuevo PP como un partido de centro y de gestión, capaz de atraer al votante desencantado, y refugio del elector que ya no confía en Sánchez o que antes apostó por Ciudadanos.

La consigna que Feijóo está trasladando a sus dirigentes territoriales: es la hora de España y no de mirarse el 'ombligo interno'.

El triunfo de Moreno es además para Génova el triunfo de ese "gran PP donde caben todos", desde Isabel Díaz Ayuso a perfiles menos volcánicos como el del presidente andaluz, siempre con la bandera de la gestión, la bajada de impuestos y la economía que se levanta tanto desde San Telmo como desde la Puerta del Sol. Y que el propio Feijóo ha hecho clave de su discurso con su plan económico.

Feijóo, con el espaldarazo andaluz, seguirá impulsando esa imagen de mano tendida en materias de política de Estado como la economía -pese al empecinamiento del sanchismo de despreciar sus bajadas de impuestos-, de renovar los órganos constitucionales como el Consejo General del Poder Judicial o en materia de apoyo en Defensa.

Como escenificó Feijóo en su cara a cara con Sánchez en el Senado, que el rechazo a los pactos venga del PSOE, no del PP, partido que debe ser visto como útil para la sociedad y una alternativa para todos los españoles.

Feijóo, Moreno y dirigentes del PP-A en la campaña andaluza del 19-J.

Las andaluzas también se leen en clave interna. Un buen resultado afianza la pax romana que viven los populares desde la agitada salida de Pablo Casado, y evita a Feijóo verse cuestionado en el primer examen electoral que tiene el partido con él de presidente, descartando cambios internos en su equipo o en las diferentes comunidades autónomas.

Superado el congreso de Madrid que hizo presidenta del partido en la región a Ayuso o la sucesión del propio Feijóo en Galicia por Alfonso Rueda, las dos principales patatas calientes internas, el resto de decisiones y cambios se pueden tomar con sosiego si se cuenta con el respaldo de las urnas.

Como por ejemplo la renovación del PP vasco, que esta misma semana se apuntaba que se podría postergar hasta después del 2023, o ver qué pasa en las cúpulas del partido en varias comunidades autónomas en las que no se descartan cambios o renovaciones de liderazgos.

En estas horas, el equipo más próximo a Feijóo analiza decenas de sondeos internos y de estimaciones de participación, convencidos de que el 20-J su líder seguirá navegando la ola buena con nuevo viento a favor.

Lo que va a avalar su hoja de ruta: afianzar la alternativa para las munipales y autonómicas del año próximo y seguir poniendo de ejemplo la gestión -distinta en las formas pero común en el fondo- que los españoles ya han avalado en la Comunidad de Madrid, en Castilla y León y, todo parece indicar, que también en Andalucía.