El aterrador relato ocultado de la menor que denuncia al marido de Oltra
La justicia destapó el delito ocultado: el marido de la vicepresidenta valenciana abusó más de 10 veces de una menor que tutelaba.
El marido de Mónica Oltra tras abusar de una menor en un centro concertado de su Consejería de Igualdad volvía al hogar conyugal. Más de diez veces. El equipo de Oltra bloqueó y desacreditó la denuncia de la menor. No fue la vicepresidenta valenciana quien clamó yo sí te creo, sino la justicia. Cinco años de prisión para el marido sobón. Cuatro sentencias lo ratificaron.
Oltra se ha visto finalmente obligada a dimitir aunque se negaba a cesar ni por negligencia ni por encubrimiento: “me quedo para defender la democracia frente al fascismo”. El fascismo ya rige cuando el poder silencia que en un centro de menores tutelados una niña de 14 años proclama que reiteradamente, al menos una decena de veces entre 2016 y 2017, cada vez que duerme en una habitación aislada un educador abusa de ella. La masajea y se masturba con su mano. Y ella finge que duerme para ocultar su vergüenza ante el abuso del carcelero infantil, marido de la vicepresidenta regional.
Maite, la víctima, describe su infierno: “Veían que ella era la más problemática por hablar por las noches y la bajaron a ver si así se calmaba y que la tuvieron allí bastante tiempo, un año o más. El acusado venía por la noche y cuando se pensaba que estaba durmiendo le empezaba a masajear la espalda, cuando se pensaba que estaba dormida luego le cogía la mano y se la acercaba poco a poco hasta que se hacía pajas.”
Oltra revive hoy el calvario de Maite: no es creída. La justicia sospecha que en Igualdad “en ningún momento existió una voluntad cierta de esclarecer los hechos”.
“Esto ocurrió en más de una ocasión y se lo acabó contando a su novio. Le costó decírselo, no sabía cómo se lo iba a tomar, no quería que saliera a la luz. Se lo contó a su madre y él y ésta le hicieron denunciar. Pensaba que no la iban a creer en el centro y no le gustaba contar algo así, cuando salió a la luz la directora no se lo creía. Le daba vergüenza que un chico mayor se hiciera pajas con su mano”, denunciaba Maite.
Acertó. Ni la directora ni la consejería de Oltra la creyeron. La justicia sí. Falló cuatro veces a su favor. Fue creída aunque la policía condujo a la denunciante esposada ante el tribunal. La juez le pidió disculpas. Pero el mensaje quedó: la delincuente eres tú, no tu abusador.
Mónica Oltra y Ximo Puig, en un gesto cariñoso. Eran otros tiempos.
La directora del centro, Isabel Domingo, alega que conoció los hechos el 20 de febrero de 2017 por la trabajadora Chelo Escriche. Maite ya lo había relatado a personas del centro previamente. Y la directora lo ratificó por cuatro testigos. Domingo informa a un cargo de la Consejería, Ana Victoria García Tarín. Cita el relato de Maite. “Hay un educador Luis R. que le daba masajes y se masturbaba”.
Omite que R. es marido de la consejera. Usa iniciales como si el acusado fuera menor. Y tranquiliza a Igualdad: “No le dimos credibilidad. Le dijimos que denunciara”. Añadía que Escriche le había pedido “detalles, fechas concretas y no podía concretar nada. Le doy la opción de no denunciar porque se había metido en un charco del que no podía salir...”
El marido de Oltra admitió darle masajes “para que la niña se calmase.” Maite sufrió más de un año aislada por sucesivos castigos. Aislada, pero no de su masajista.
Pero Escriche le desmiente: sí creyó y alentó a Maite a denunciar. El informe es útil para Oltra: se registra como falsa denuncia. La directora ni siquiera pregunta a Maite por los abusos. Ni directora ni Igualdad acuden a la justicia para verificar si miente una menor indefensa frente a un educador.
Igualdad orquesta que Maite sea vista por una psicóloga en nómina. García Tarín lo “ha hablado con total discreción [con otro cargo de Oltra] y es lo mejor”. ¿Mejor una psicóloga que un fiscal o juez para esclarecer un delito?
La directora cita al acusado el 20 de febrero de 2017, un día antes que a la denunciante. “Le informa de la situación”. Lo aparta del servicio, pero no lo denuncia. Ni él se queja. “Todos saben en el centro que es el marido de Oltra”. Y él ya sabe que Maite le acusa. Puede tejer su defensa antes de que la justicia le cite.
Las psicólogas del centro (“tras la entrevista de la directora con Maite consideran que no se sustentaba lo que decía”) y de Igualdad (“ningún indicio, palabra o frase a partir del cual pudiéramos investigar la posibilidad de la existencia de una experiencia en la que ella se sintió abusada sexualmente”) descabellan a Maite.
En marzo de 2017, la directora, tras concluir que Maite suele mentir, indulta al marido de Oltra. Vuelve al trabajo. Exige un relato al acusado para zanjar todo. Y él le pide ayuda. “Oriéntame en qué debo resaltar o quitar”. Informe a la carta, caso cerrado.
En junio de 2017, cuatro meses después de que la menor revelase los abusos a seis testigos, la policía anota que “Maite relata que un monitor (un tal Luis del cual no quiere decir más datos y del que le cuesta hablar por el temor que éste les suscita, que tiene un familiar que es un cargo importante dentro de una Consellería y que la misma sale por la tele y que hace aproximadamente 2-3 meses abusó sexualmente de ella”.
El marido de Oltra admitió darle masajes “para que la niña se calmase.” Maite sufrió más de un año aislada por sucesivos castigos. Aislada, pero no de su masajista.
En julio de 2017, la fiscalía notifica a Igualdad la denuncia. Un mes después Igualdad replica con un expediente supuestamente ordenado por Oltra: “no se apreció ningún indicio a partir del cual poder determinar que lo manifestado por la adolescente hubiese ocurrido realmente, y no se consideró necesario realizar más actuaciones”.
La fiscal, no un grupo ultra, sostiene que el informe sólo busca “desacreditar a la menor”. Oltra dice que se enteró en agosto cuando su marido fue imputado. No en julio cuando le ordenaron alejarse de Maite, ni en febrero, cuando lo supo Igualdad. Oltra revive hoy el calvario de Maite: no es creída. La justicia sospecha que en Igualdad “en ningún momento existió una voluntad cierta de esclarecer los hechos”. Y sí de proteger al abusador y a Oltra.
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