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Díaz intenta sobrevivir cercada por el caso Oltra y los líos de Colau y Errejón

La vicepresidenta intenta desmarcarse de los que hasta ahora han sido sus principales aliados, acorralados por la Justicia, quedándose sola para evitar que 'Sumar' muera antes de nacer.

La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz

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Yolanda Lorenzo

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Yolanda Díaz intenta que su proyecto 'Sumar' sobreviva cuando ni siquiera ha visto la luz. La imputación de la vicepresidenta valenciana, Mónica Oltra, y su posterior dimisión ha supuesto un jarro de agua fría para el inicio de su plataforma, a lo que hay que sumar los líos en los que se encuentra inmerso Más País y la situación de Ada Colau.

"Hay que dejar trabajar a la Justicia", dijo este martes la vicepresidenta, cuando fue interpelada sobre Oltra, para después publicar un mensaje en las redes sociales en el agradecía a la ya exvicepresidenta de la Comunidad Valenciana su "compromiso" y "trayectoria" durante su gestión destacando la "valentía" al tomar una decisión "responsable en un momento difícil", después de su dimisión.

Era el punto y final de una relación estrecha. No en vano, Oltra había sido la anfitriona de la cumbre de lideresas de la izquierda, el pasado mes de noviembre, en la que también estuvieron presentes Mónica García de Más Madrid; la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau; y la portavoz del MDyC en Ceuta, Fátima Hamed.

Además, en este intento de sobrevivir se ha encontrado con un escudero, el ministro Alberto Garzón, que tras asegurar este martes que Oltra era "víctima de una persecución ultra", este miércoles en el Congreso de los Diputados ha rebajado el tono, aunque no demasiado, para asegurar que la dimisión de la ya exvicepresidenta valenciana es una decisión "muy responsable en un proceso muy injusto".

Junto a ello, sobre las elecciones del 19J, Garzón ha admitido que el resultado no les gusta y les tiene que hacer reflexionar ha desvinculado a la coalición andaluza de la nueva plataforma de Díaz, puesto que "desde el principio" sabían que era un "proceso diferente" y el de la vicepresidenta arranca el próximo 8 de julio, sobre el que hay depositadas "muchas esperanzas".

Podemos cierra filas con Oltra

Sin embargo, quien no se lo está poniendo tan fácil son los miembros de Podemos, que en la lucha continua que existe con la vicepresidenta para liderar el espacio de la izquierda y evitar la invisibilidad de los morados, han sido mucho más explícitos a la hora de respaldar a Oltra, olvidándose de las consecuencias que puede tener para el proyecto de Díaz.

La plana mayor de Podemos ha sido categórica alineándose con la valenciana y ha contado con el apoyo de Ione Belarra que, a su juicio, ha dado un ejemplo de "generosidad y compromiso con su pueblo". "Le deseamos lo mejor y le agradecemos todo el camino recorrido juntas, desde distintos lugares, para construir el cambio en la Comunitat Valenciana y en el Estado", ha escrito la secretaria general de Podemos en su cuenta de la red social.

Igualmente la ministra de Igualdad, Irene Montero, ha destacado que la dimisión de Oltra ha servido "para proteger las políticas de transformación y cambio en las que nos encontramos". "Deseo que reciba el agradecimiento y cuidado colectivo por esta decisión", ha subrayado, un respaldo que le ha supuesto infinidad de críticas, al olvidarse de la víctima de los abusos.

Sin embargo, la vicepresidenta quiere poner tierra de por medio y ha insistido en numerosas ocasiones que 'Sumar' va de proyectos, no de partidos ni de personas, un argumento al que intenta aferrarse para evitar que le sigan salpicando todas las cuentas pendientes que tienen sus socios con la justicia.

Colau, Más Madrid y Más País, bajo la lupa judicial

Y es que no solo el 'caso Oltra' amenaza la viabilidad de la plataforma de la izquierda, sino que todos y cada uno de los actores que hasta ahora han estado inmersos en él, intentando lanzarlo tienen una mancha en el currículum que Díaz tendrá que esconder.

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, es otra de ellas, pues declaró a principios de marzo ante el Juzgado de Instrucción 21 del TSJ de Cataluña, como investigada por presunta malversación, prevaricación, fraude, negociaciones prohibidas y tráfico de influencias por supuestas irregularidades en la concesión de subvenciones a entidades sociales.

A esto se sumó el pasado mes de abril una imputación por los delitos de coacciones y prevaricación al presionar supuestamente a un fondo de inversión para que destinara inmuebles de su propiedad a alquiler social, bajo la "amenaza" de no concederle licencias de obras.

Pero ahora, también desde el entorno de Díaz intentan desvincularse, conscientes de que ninguna de las 'lideresas' que salieron en aquella foto de noviembre suman. Proyectos, no partidos, ni personas. Ese es el mantra que hay que repetir hasta la saciedad, pues las piezas van cayendo una tras otra como fichas de dominó.

Y es que, este mismo martes, saltaba a la luz otra imputación, esta vez en el seno de Más Madrid. Gabriel Ortega, su líder y portavoz en el Ayuntamiento de Móstoles, tendrá que declarar como investigado ante la Justicia por el supuesto delito de administración desleal en concurso con los de falsedad contable, delito fiscal y apropiación indebida.

Una causa abierta para los de Íñigo Errejón, que se añade al escrutinio de las finanzas de Más Madrid por parte del Tribunal de Cuentas tras la demanda interpuesta por Recupera Madrid contra sus excompañeros por presunta financiación irregular.

Además, hace algunas semanas el periódico El Mundo desvelaba que Más País simuló una reunión del partido para poder concurrir como grupo a las elecciones de noviembre de 2019. En los chats que aparecen de esas fechas, se desvela cómo se intentó burlar los trámites convencionales e incluso se falsificaron firmas para su constitución.

Así, con este rosario de escándalos parece que la vicepresidenta está obligada a renunciar a todos sus apoyos. Tendrá que apostar por caras nuevas, corriendo el riesgo de que su proceso de escucha, con el que quería sumar, se termine por convertir en un proyecto personalista y unipersonal, a imagen y semejanza del que impuso Pablo Iglesias en Podemos y que terminó por llevarle al fracaso.

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