El último volantazo ideológico de Sánchez descoloca al PSOE y a sus candidatos
Apagados los focos del Congreso de los Diputados, la cúpula socialista hace balance ajena al triunfalismo de La Moncloa. "Pan para hoy y hambre para mañana", aseguran a ESdiario.
Concluido el esperado Debate de la Nación, a falta de la votación este jueves de unas propuestas de
resoluciones que los gobiernos raramente cumplen, puede decirse que el primer pleno de política general de Pedro Sánchez no pasará a la historia del parlamentarismo español. Solo el brillante y acerado discurso de la portavoz del PP, Cuca Gamarra, ha salvado el trance político más importante del año.
Y por lo demás, este Debate ha confirmado algo ya sabido: que el presidente conduce España a volantazos. La “sociademocracia”, la palabra con la que se llenó la boca en el 40 Congreso Federal del PSOE y que repitió hasta la extenuación ante sus dirigentes como faro ideológico y estratégico para la segunda mitad de la legislatura, ha quedado formalmente enterrada en estas últimas 48 horas.
“Sánchez ni siquiera ha inventado nada, lo suyo ahora es una réplica del intento desesperado de Zapatero de evitar su hundimiento. Y donde ponía Solbes pon ahora Calviño. En Bruselas la reacción será la misma”
Y con el cadaver de esa socialdemocracia efímera reposa también el "giro al centro" que tan aplaudido fue en octubre pasado por los barones y el viejo PSOE con Felipe González readmitido a la cabeza.
Sánchez, asesorado últimamente por José Félix Tezanos y sus ideólogos de primera hora (Manu Escudero, su primer gurú económico) y un grupúsculo de spin doctors sin grandes currículum como estrategas, han vuelto a reinventar a su líder, relanzar al Pedro el rojo de 2016, responsabilizar de la crisis y de la gestión del Gobierno a los “poderes fácticos” y achicar el espacio a Yolanda Díaz con una nueva podemización del partido socialista.
“Moncloa ha decidido girar al populismo comunista para ver si se detiene la sangría en el sanchismo clásico. A costa de dejarle todo el espacio del centro a Feijóo. Pan para hoy y hambre para mañana”, explica a ESdiario un veterano socialista, antiguo asesor de los exlíderes socialistas Zapatero y Rubalcaba.
“Sánchez ni siquiera ha inventado nada, lo suyo ahora es una réplica del intento desesperado y postrero de Zapatero de evitar su hundimiento. Y donde ponía Solbes pon ahora Calviño. En Bruselas la reacción será la misma”, se lamentan estas fuentes .
Calviño, Díaz y Ribera aplaudiendo a Sánchez tras su intervención. La vicepresidenta primera recuerda a muchos socialistas estos días a Pedro Solbes y Zapatero.
Al escepticismo se han sumado los propios aliados referentes de Sánchez. “El gratis total de hoy son los recortes del mañana. Alguien tendrá que pagar esto”. Quien ha sentenciado esto no ha sido un dirigente del PP o Vox, la frase la firma Joan Puigneró, vicepresidente de la Generalitat de Cataluña.
Medio Congreso sabe que los fuegos de artificio del presidente contra los “bancos y eléctricas” los acabarán pagando los titulares de una nómina o una cuota de autónomos, los futuros paganos de la fiesta de Sánchez. Así lo piensan muchos dirigentes socialistas con responsabilidades de gestión.
Eso en términos económicos. Pero, ¿Y en términos políticos? Las fuentes del PSOE periférico consultadas por este periódico reconocen que el discurso de Sánchez ha vuelto a preocupar y mucho a los barones y alcaldes que aspiran en mayo de 2023 a revalidar sus mandatos.
Como sucedió con los publicitados impuestos a las tecnológicas -la llamada tasa Google-, serán ellos los que comprobarán en apenas seis meses que lejos de recaudar más tendrán, que buscar euros bajo las piedras para poder acudir a la campaña electoral de sus municipales y autonómicas sin mencionar las palabras malditas: ajustes y austeridad.
Será otoño e invierno y Europa ya estará tiritando ante Putin. Sánchez cómodamente instalado en La Moncloa tal vez con un gabinete recién estrenado. Pero los candidatos socialistas sabrán lo que realmente hay en la nevera. Como, por cierto, la inmensa mayoría de los españoles que ni siquiera han prestado ni un minuto de atención a las horas que Sánchez ha echado en la tribuna del Congreso.