La trampa de los “indefinidos”: ni lo son todos realmente ni son de calidad
Los datos del paro, que el Gobierno se ha empeñado en lucir como “históricos” tienen en realidad una parte desconocida por su precariedad y “terminología”
Es uno de los grandes “logros” del Gobierno de coalición, o por lo menos eso es lo que ellos tratan de vender después de cada Consejo de Ministros o siempre que salen datos de empleo: el número de contratos fijos firmados. Y es que según los últimos datos ofrecidos por el Ministerio de Trabajo, el desempleo se redujo en 42.409 desempleados en junio un 1,4% menos, lo que situó el total de parados por debajo de los 2,9 millones por primera vez desde el otoño de 2008.
Pero la realidad es que, detrás de esta cifra, se esconde una realidad poco aireada por Moncloa: el descenso del paro en junio ha sido casi cuatro veces inferior al experimentado en igual mes de 2021, cuando la pandemia golpeaba mucho más fuerte al mercado laboral. Sin embargo, las cifras son aún peores si entramos a analizar el contexto de la reforma laboral aprobada a principios de año.
La norma siempre ha sido acuñada a Yolanda Díaz, quien la ha lucido en numerosas ocasiones asegurando que es histórica, porque “ha transformado el mercado laboral” sobre todo por “la calidad del empleo generado”. Sin embargo, en el fondo de la misma, vemos datos como que en el último mes 41.000 personas han tenido más de un contrato indefinido.
Y esa es la clave, los indefinidos de esta reforma y cuántos han firmado un contrato de este tipo que realmente es temporal. Algo que se suma a los contratos fijos discontinuos que se camuflan como temporales, ya que como la reforma laboral elimina este último tipo de contrato, muchas empresas optan por la otra fórmula discontinua.
Además, este tipo de contratos tienen la particularidad de que, mientras están en ese periodo de inactividad cobrando el paro, al estar recibiendo una remuneración, aunque no sea por el Trabajo, la Administración contabiliza como persona activa y con trabajo a estas personas, aunque realmente no estén trabajando, camuflando los datos del paro a la baja.
Y es que, aunque el presidente del Gobierno haya llegado a tachar de “espectaculares” los datos del paro del mes de junio, muchas voces dentro del Gobierno, aunque con optimismo, empiezan a vislumbrar un posible batacazo laboral en los próximos meses: "Los datos que se usan para tomar el pulso del mercado laboral, que son los de la afiliación, no los del paro, son extraordinariamente positivos, pero el entorno es complejo y las proyecciones inciertas”, ha llegado a decir José Luis Escrivá.
Las bajas, otro dato que refleja la “trampa” del Gobierno
Si a todos esos datos le sumamos que en los últimos meses se han registrado más bajas voluntarias de contratos indefinidos, comúnmente relacionados como “los trabajos cómodos” o “bien posicionados”, que de temporales (ahora fijos discontinuos, entendemos que la calidad del empleo está cambiando a pasos agigantados.
Y es que las bajas registradas asociadas a cada tipo de contrato en nuestro país, vemos cómo desde enero hasta mayo de este año se registraron un total de 47.996 bajas por dimisión. De ellas, 22.753 son contratos del tipo de indefinidos, un auténtico récord desde que se recogen estos datos.
Una cifra que supera a las de los contratos temporales, unos 22.400, lo que supone un récord. Lo restante, hasta llegar a esas casi 48.000 bajas, son contratos de otro tipo. Es decir, el mercado se mueve y muchos empresarios no encuentran trabajadores “fieles” que estén dispuestos a trabajar en la misma empresa un largo periodo de tiempo.
Y esto último podría explicarse por la nueva tendencia de los más jóvenes, formados, que no se ven en la misma empresa durante décadas, como sí ocurría en el pasado. Por ello, ante una oferta más competitiva, con mejores condiciones, o incluso con un encargo diferente, muchos trabajadores deciden cambiarse de empresa.
Consecuentemente, esto también podría ser el reflejo de otra realidad según los expertos: las bajas, renuncias y demás salidas de una empresa pueden producirse por la mala calidad de ese empleo que, si es mayor en lo que llevamos de año, por lo menos hasta mayo, podemos llegar a ver cómo en unos meses de vida, la reforma laboral no ha logrado mejorar la calidad de los empleos. Algo que Díaz lleva abanderando meses.