Villarejo destapa a José Bono y su chantaje con el siniestro del Yak-42
Nuevas conversaciones telefónicas de Villarejo ponen en el punto de mira al socialista José Bono y su chantaje a la hora de tapar una investigación sobre dos lujosos áticos suyos.
Las conversaciones que grababa el excomisario de la Policía Nacional, José Manuel Villarejo, salpican periodistas, políticos y lo hacen sin ningún tipo de distinción entre socialistas y populares. El último que protagoniza todo un capítulo es quien fue ministro de Defensa, José Bono, del 2004 en el 2006 bajo el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Según unos nuevos audios, publicados por 'Voz Populi', Villarejo explica cómo el exministro detuvo de golpe las investigaciones sobre el accidente de avión Yak-42 a cambio de detener otra investigación paralela, la adquisición de dos áticos en Estepona que Bono tenía y que formaban parte de la operación Astapa abierta en Málaga por un caso de presunta corrupción del PSOE.
"¡Y coge y pam! Esta investigación del ático a tomar por culo", se escucha hablar Villarejo en una conversación telefónica con Carlos Ripollés, quien presidía la entonces Asociación de Víctimas del Yak-42 y con quien mantuvo una reunión cuatro meses antes de ser detenido. "Entonces aparece Bono, que le ha regalado dos áticos que te cagas un constructor que se llama San Martín y tal. Y el tipo coge y dice: 'Escucha, que saco aquello del Yak'. Y así desaparece la investigación del ático. Y Bono amenazando con papeles... Hace poco me dijo: 'Tengo papeles'. Pues sácalos. Y al final dijo: 'No tengo, era un targetón que enviaron', se escucha en los audios.
En la cita, grabada como era costumbre por Villarejo, Ripollés y el comisario despachan sobre la investigación en España de la tragedia del Yak 42 y la presunta ocultación de pruebas por parte del Gobierno. En concreto, señaló a su principal enemigo, Félix Sanz Roldán, de quien dijo que pasó a la reserva a raíz, precisamente, de este episodio que tuvo lugar en 2003.
"Él era JEMAD (Jefe de Estado Mayor de la Defensa) y se quedó en la reserva porque obstaculizó toda la entrega de facturas y todo... Llevaba el mamoneo de las facturas y se niega a entregarlas. José Bono lo tiene escrito en un libro", le dice a Ripollés. "Léelo léelo. (Bono) aprovechó un día que Félix Sanz Roldán está haciendo una comparecencia en no sé donde para, a escondidas y sin ponerle en evidencia, pedir las facturas".
"¿Eso lo mandaba Félix?", pregunta Ripoll y Villarejo continúa: "Claro, entonces resulta que le cortan la cabeza". Según su relato, con la salida de Bono del Ministerio de Defensa y la llegada de José Antonio Alonso se "repesca" al general que terminó ejerciendo como jefe del Centro Nacional de Inteligencia. "Sale Bono, que estaba de ministro de Defensa, y entra el ministro del interior, al que yo le había dado la información del Yak. ¡Qué cosas!", apostilla.
Accidente del Yak-42
El 26 mayo del 2003 quedó para la historia como la fecha de la mayor tragedia de las Fuerzas Armadas españolas en tiempos de paz: un vetusto avión Yakovlev 42, fletado a través de una cadena de subcontratas por el Ministerio de Defensa, se estrelló cerca de su escala, Trebisonda, en la costa norte turca. De las 75 personas muertas en el siniestro, 62 eran militares españoles que provenían de Kabul, de realizar misiones de paz.
Las inexplicables prisas que tuvo tras el accidente el Gobierno por la identificación y traslado de los restos mortales de los militares españoles fallecidos supusieron un cúmulo de despropósitos para las familias afectadas. A 30 de ellos se le asignó una identidad errónea, y hubo casos en los que se llegaron a mezclar restos de varios cuerpos en un ataúd.
A todo el cúmulo de desplantes y chapuzas del Estado durante más de 15 años desde el suceso, hay que añadir la ausencia de asunción de responsabilidades políticas por esta tragedia, completamente evitable según dedujo el propio Consejo de Estado en un demoledor dictamen emitido en 2017.
Bono no era el ministro de Defensa cuando sucedieron los hechos, en el 2003 estaba al frente el popular Federico Trillo, a quien un juzgado de Madrid ya abrió una investigación por falsedad en documento público, tráfico de influencias y prevaricación por la tragedia mayor de la historia de las fuerzas armadas españolas que tuvo lugar aquel mismo año, un 26 de mayo. Aunque, casualidades de la vida, fue un actual ministro socialista del Interior, Fernando Grande-Marlaska, quien archivó posteriormente la causa y cerró el recorrido que hubiera tenido el caso.