Sánchez opta por el plan "cheques Moncloa": más gasto público para arañar votos
El presidente del Gobierno ha vuelto a usar un mitin del PSOE para anunciar un aumento de gasto público con un único objetivo: conseguir votos a la desesperada
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, es perfectamente consciente de que está detrás del PP y del líder de la oposición Alberto Núñez Feijóo. Por mucho que las encuestas del CIS cocinadas por Texanos esta misma semana le den como ganador del cara a cara en el Senado de la semana pasada y ganador de unas elecciones si se celebraran hoy mismo.
Encuestas que podrían estar trucadas, ya que el CIS es el único barómetro que da como ganador a Sánchez: el resto, desde Sigma-2 hasta GAD-3, dan como ganador a Feijóo, que posiciona al PP como partido líder con una ventaja de entre 20 y 50 escaños con respecto al PSOE.
En cualquier caso, solo hace falta observar cuál es la reacción de la ciudadanía cuando Sánchez sale a la calle: pitos, abucheos y reproches que han obligado mismamente a que el líder de los socialistas cancelara el fin de semana pasado un acto del PSOE. Un mitin que se ajusta a la nueva estrategia de Ferraz: acercar al presidente a la calle y decir que hay grandes empresas y poderes detrás del PP que quieren controlar la Moncloa y el país.
Y continuando con esos intentos de precampaña electoral, este sábado el presidente del Ejecutivo ha protagonizado un acto en Zaragoza en el que ha vuelto a usar la Moncloa y el poder del Estado para beneficio propio. Lo que comúnmente la oposición ha venido a llamar “el cheque Moncloa”: anunciar partidas presupuestarias, subvenciones y aumento de gasto público en un mitin del PSOE.
Se trata de mezclar los cargos y responsabilidades institucionales con las labores de partido para, a la desesperada, obtener votos. Y por ello, Sánchez ha adelantado este sábado que el Consejo de Ministros aprobará el próximo martes una partida de 172 millones de euros para Atención Primaria en el sistema nacional de salud y también la rebaja del IVA del gas del 21 al 5%.
En su intervención en el Consejo de Política Federal del PSOE, en el que participan los presidentes autonómicos del partido y el resto de líderes territoriales, Sánchez ha defendido la gestión de la actual crisis que está llevando a cabo su Ejecutivo.
Así, lo ha resumido en "justicia social" y "justicia fiscal" para echar una mano a los que están haciendo más sacrificios y sufriendo más penurias y los que están "engrosando sus cuentas de resultados contribuyan más a la hacienda pública”. En resumen, lo que viene diciendo en los últimos meses: no se puede evitar crear impuestos porque ese aumento de gasto tiene que salir de algún lado.
Sánchez, obligado a aparentar unidad
En ese mismo acto ante medio millar de militantes y simpatizantes socialistas, Sánchez ha señalado que con este encuentro se mostraba la "fortaleza" de un partido "en forma" que sale "a ganar las elecciones" y a ser primera fuerza política en todos los municipios. A su juicio, esto es lo que necesita la mayoría social del país. Luego está la realidad: que su Gobierno vive en una continua crisis interna donde el desgobierno es el “día a día”.
Sánchez también se ha dirigido en primer lugar al secretario general del PSOE en Madrid, Juan Lobato. "Juan, vamos a ayudarte, necesitamos al socialismo en Madrid también", ha expresado. Cabe recordar que el partido ha aplazado hasta noviembre la elección del candidato a competir por la alcaldía, con el objetivo de presentar un perfil potente que pueda competir con el PP.
A este respecto, un presidente autonómico ha señalado que, en privado, Sánchez les ha trasmitido "mucha fuerza" a los líderes territoriales de cara a las elecciones y en la misma línea, el mensaje que sale desde Ferraz es que la situación es mejor que antes del verano, hay muchos territorios en los que están muy fuertes y deben salir con ánimo para competir en todos.
Con ello, Sánchez refuerza una teoría salida de Génova que piensa que puede resultarle útil: salir a ganar y a convencer al caladero de votos que cree que todavía tiene. Lo que se entiende como “movilización” del electorado progresista. El problema es que, tal y como recogen todas las encuestas menos el CIS, ese electorado es cada vez menor.