Sánchez culmina su “atraco al gas” disparando la factura casi un 40% para 2023
Los operadores del Mercado Ibérico del Gas prevén un aumento de precios de entorno a un 38% para el año que viene mientras los españoles siguen asfixiados por el alza de las facturas
La crisis energética que está viviendo nuestro país no tiene precedentes. Es cierto que el resto de países, con la Unión Europea a la cabeza debido a su dependencia del gas ruso, pero España está viviendo una especial crisis en el sector, golpeado por la inflación desbocada y con unas previsiones que ahogan a las familias ante la inacción del Ejecutivo.
Y es que, según prevén los operadores del MIBGAS, el Mercado Ibérico del Gas, las facturas de este tipo de energía para los grandes consumidores y el resto de los usuarios de la red puede aumentar el próximo 2023 entorno a un 38%. Un aumento que llega justo cuando el Gobierno ha anunciado nuevos impuestos para grandes empresas, que en ocasiones son también las que más consumen gas, por lo que todo ello genera una enorme incertidumbre en el mundo empresarial.
Para empezar, porque la competitividad española puede caer en picado, llegando a tal punto que Portugal podría convertirse en el refugia fiscal de muchas empresas, ya que a los impuestos más bajos que en España hay que sumarle el hecho de que también tienen la excepción ibérica, por lo que las reducciones de las facturas serían más eficientes que en España, donde el auge fiscal ahoga a las empresas.
Y parece que todo ello podría ir a peor, tal y como recogen los operadores de MIBGAS: de los 97 €/MWh del próximo mes de noviembre el índice que manejan aumenta hasta los 127,36 €/MWh en el primer trimestre del año que viene. Pero el precio medio para todo el año 2023 no se queda ahí, ya que prevén que suba hasta los 133,82 €/MWh.
Una subida del gas que será catastrófica, teniendo en cuenta los consumos medios de los últimos meses de 2022, donde se registraron caídas medias del 31,8% el consumo gasístico de las empresas españolas, con tres sectores especialmente afectados: el textil, el de generación de electricidad con gas natural y el de refino. Bajadas en el consumo de gas (y por tanto en su producción y posterior facturación) de entre un 44% y un 58%.
Las familias también reducen su consumo energético
Por otro lado, las familias son otro pilar de la economía que, debido al auge de precios, se ha ajustado mucho el cinturón y ha reducido drásticamente su consumo de luz y gas en este último año: y es que la demanda eléctrica nacional registró el pasado mes de septiembre un descenso del 3,5% con respecto al mismo mes del año anterior una vez descontados los efectos de temperatura y laboralidad.
En términos brutos, se estima una demanda de 20.427 gigavatios hora (GWh), un 2,7% inferior a la del noveno mes del año pasado, según datos de Red Eléctrica de España. De esta manera, el comportamiento de la demanda eléctrica en septiembre confirma la tendencia de descenso observada también en el mes de agosto, cuando se empezó a aplicar el plan de ahorro energético, impulsado por el Gobierno para hacer frente a la crisis energética.
Así, en los nueve primeros meses de este año, según datos provisionales, una vez corregida la influencia del calendario y las temperaturas, la demanda es un 2,1% inferior a la registrada en el año anterior.
Los rompecabezas “energéticos” de los consumidores
Por su parte, la falta de información sobre las tarifas eléctricas, que aumentaron hasta un 80% de media en un año y medio, y la incorrecta facturación son las principales quejas de los usuarios de electricidad, según una encuesta realizada por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).
En un estudio realizado por la asociación entre 8.641 clientes de electricidad, la combinación de unas rápidas y elevadas subidas del precio de la luz, nuevas tarifas eléctricas y retrasos en la facturación, ha provocado la insatisfacción y el desconcierto de usuarios con sus compañías.
Así, hasta el 29% de los encuestados ha tenido algún problema con su compañía eléctrica en los últimos doce meses. El principal, la falta de información o, directamente, la mala información recibida, pero también la incorrecta facturación del recibo, bien por una mala estimación del consumo o por una mala aplicación de la tarifa. Además, siete de cada diez clientes no quedaron satisfechos con la forma en que la compañía intentó solucionar el problema.