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El 'impuesto a los pobres' se enquista y la cesta de la compra es un suplicio

El IPC se modera ligeramente y se sitúa en el 8,9% pero los hogares siguen peleando pues los precios de los alimentos escalan un 14,4%, la tasa más alta desde que hay registros.

La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño

La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño

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Andrea Jiménez

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Los hogares no encuentran respiro en los datos del IPC publicados este viernes por el Instituto Nacional de Estadística. La inflación retrocede hasta el 8,9%, bajando de los dos dígitos después de haber encadenado tres meses consecutivos por encima del 10%, sin embargo los bolsillos de los ciudadanos perciben otra cosa pues los alimentos escalan un 14,4%.

De hecho, su tasa avanzó seis décimas, la más alta desde el comienzo de la serie, en enero de 1994. Un dato histórico debido, especialmente, el encarecimiento desmesurado de alimentos de primera necesidad como las legumbres y hortalizas, la carne, y la leche, el queso y los huevos.

Aun así, en líneas generales, el organismo ha rebajado el dato que avanzó a finales del mes pasado, cuando estimó un IPC del 9% y también ha mejorado una décima el descenso mensual adelantado, desde el -0,6% al -0,7%. Además, el dato de septiembre es 1,9 puntos inferior al pico alcanzado el pasado mes de julio, cuando el IPC se situó en el 10,8%, su nivel más alto desde septiembre de 1984.

Con esta moderación de 1,6 puntos, la inflación suma dos meses consecutivos de descensos en su tasa interanual después de que en agosto bajara tres décimas, hasta el 10,5%, y se debe, fundamentalmente a la bajada de los precios de la electricidad y de los carburantes.

Sin embargo, si no se tiene en cuenta la rebaja del impuesto especial sobre la electricidad y las variaciones sobre otros impuestos, el IPC interanual alcanzó en septiembre el 9,3%, cuatro décimas por encima de la tasa general del 8,9%.


Pero este dato no quiere decir que exista un descenso de precios generalizado, sino simplemente una moderación en algunos ámbitos pues otros, como los alimentos más básicos, no han parado de crecer en el último año. En concreto, los aceites y grasas han elevado sus precios un 23,8%; los huevos son un 23,6% más caros; la leche cuesta un 25,1% más, y los cereales, un 22,3% más.

Este es, en definitiva, el auténtico drama con el que tienen que lidiar las familias a diario, que ven como ir al mercado se ha convertido en un auténtico suplicio, ya que cada semana el precio de los alimentos con los que llenar despensas y neveras no dejan de subir.

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