Sánchez consuma su gran traición al PSOE y echa a Guerra de la fiesta socialista
El exvicepresidente ha desvelado que el partido no le ha invitado a la fiesta que conmemora los 40 años del primer Gobierno socialista y desde el PSOE de Sevilla han tenido que rectificar.
Pedro Sánchez ha consumado su traición total al PSOE histórico al no invitar a Alfonso Guerra a la conmemoración del 40 aniversario de la primera victoria socialista en las urnas. Si la cara de Felipe González, durante la presentación de la jornada junto al presidente, ya era todo un poema y mostraba su incomodidad, ahora la ausencia del exvicepresidente del Gobierno evidencia un cisma importante en la familia socialista, que el PSOE de Sevilla ha intentado enmendar enviando una invitación al conocerse el desplante.
Ha sido el propio Guerra el que ha desvelado que el partido no le ha invitado al acto y en declaraciones a Canal Sur Radio, ha añadido que no tiene "ni idea" del motivo del desplante. "Yo no miento ni ahora ni antes ni nunca", ha agregado Guerra, quien ha apuntado, tras ser preguntado sobre si lo ve como una ofensa, que las "ofensas no dependen del que las haga, sino del que las recibe": "Y yo no recibo ninguna ofensa".
"¿Que yo no estaba hace 40 años?, estupendo, habría otros", ha expresado Alfonso Guerra con tono irónico y ha asegurado que no le coge "por sorpresa" el hecho de que no haya sido invitado. Sin embargo, a la vista del revuelo, el PSOE andaluz ha salido al paso para informar de que la dirección provincial del PSOE de Sevilla va a cursar una invitación al exvicepresidente.
El parlamentario andaluz del PSOE-A y miembro de la Comisión Ejecutiva de la federación socialista andaluza, Rafael Márquez, ha respondido que "no le quepa la menor duda de que Guerra no solo va a ser bienvenido, sino que nos consta que por parte de la dirección provincial del partido" en Sevilla "se están cursando invitaciones a las personas que compusieron la lista electoral que concurrió a esas elecciones y contribuyeron" así "a la victoria del 82".
Por su parte, Guerra, ha reivindicado que el resultado de esas elecciones fue la confirmación de algo que se estaba labrando y no fue el triunfo de un partido "sino de la democracia". "Fue la fiesta de la libertad y la democracia", según Guerra, quien ha apuntado que los ciudadanos vieron que el PSOE "ofrecía una posibilidad" y todos los que estaban conspirando contra la democracia, pararon cuando se produjo ese resultado electoral tan contundente.
"Aquella fue, en letras muy grandes, una gran aventura", según ha señalado, para quien la vida política de entonces no tiene nada que ver con la de ahora: "Hoy se ha convertido en un territorio hostil. Ahora no se va con alegría, sino con un poco de perspicacia; no hay alegría ni capacidad de invención".
Ha manifestado además que lo que antes eran adversarios, hoy son "enemigos" y ha señalado que hoy está mucho más convencido de las posiciones de la izquierda, sobre todo, cuando ve esa presunta izquierda que bebe en "las fuentes de lo que en los años 30 llevó a Europa al precipicio".
Alfonso Guerra sobre la Ley de Memoria Democrática: "Entre mis preocupaciones actuales no está boxear con los fantasmas del pasado"
Pero el expresidente no ha pasado por alto la situación del PSOE actual y preguntado sobre si cree que Pedro Sánchez, es más de izquierda que él, se ha limitado a apuntar que no le interesa el tema. En su opinión, el PSOE actual debería aprender todo del PSOE de hace 40 años a la vista de la mayoría tan amplia que logró.
De hecho, Guerra no ve con buenos ojos la Ley de Memoria Democrática ya que, en relación con la exhumación de los restos del general franquista Gonzalo Queipo de Llano de la Basílica de la Macarena de Sevilla, ha asegurado que si la ley dice que esos restos tienen que ser exhumados, pues "que lo hagan", pero ha apostillado "entre mis preocupaciones actuales no está boxear con los fantasmas del pasado".
De la misma forma, respecto a la reforma del delito de sedición que está negociando el Gobierno con ERC, ha sigo igualmente crítico, pues es un asunto que ha provocado una enorme brecha en el PSOE y ha alertado de que puede ser "dañino electoralmente" para el PSOE.
La reforma de la sedición es "dañina" para el PSOE
El también exvicesecretario general del PSOE ha recordado que "el Gobierno" de Sánchez "justifica" que esa posible reforma del delito de sedición "va por separado" de la negociación de los PGE de 2023, pero ha advertido de que "la gente tiene la mosca detrás de la oreja", y "si están negociando los Presupuestos y ponen encima de la mesa" ese asunto, "muy separado no creo que vayan".
Al hilo, ha advertido contra "monsergas" como la que, según ha criticado, "ahora se oye todos los días", y que pasa por "decir que Bildu está haciendo lo que le pedíamos" los demócratas, "que dejara los tiros y viniera a las urnas", y frente a ello Guerra ha puntualizado que "le pedíamos más cosas" a ese partido, "que condenara el terrorismo" de ETA, "que nos ayude a descubrir los asesinatos" de crímenes pendientes de aclarar, y ha comentado que "nada de eso hacen" desde Bildu.
"La gente tiene olfato, y todo ese tipo de negociación la gente no la acepta, y electoralmente va a ser dañino para el PSOE", ha augurado Alfonso Guerra, quien ha subrayado que se trata de "asuntos tan delicados que en sí mismos necesitan mucha reflexión", y que ha apuntado que "el electorado socialista anda un poco preocupado".
Además, ha criticado a quienes "están con esta historia" de que con la reforma del delito de sedición se busca poner el Código Penal "al nivel de los europeos", y ha aseverado que "eso es mentira", porque "los europeos tienen toda clase de leyes, variadas", y, aunque "en la terminología que utilizan la de sedición no existe, las condenas son tan altas o más que aquí" por ese tipo de supuestos.
Así, y a la vista de las palabras de Guerra, parece más que evidente el cisma que se vive en el seno del Partido Socialista. La escenificación de unidad de Sánchez en el congreso del partido celebrado el pasado año, no es más que un escaparate y un intento de reconducir el voto de los socialistas clásicos en torno a su figura.
Sin embargo, el partido sigue estando en manos del sanchismo que maneja con puño de hierro los hilos e ignora las sensibilidades de aquellos que se han pasado décadas militando, de hecho, muy pocos barones se atreven a contradecir las consignas de Ferraz, y los que lo hacen acaban señalados.