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Sánchez saca la baza “Felipe” a la desesperada centrado ya en las urnas de 2023

La “traición” del líder del Ejecutivo cediendo a los separatistas rompiendo las negociaciones del CGPJ refleja cuáles son los verdaderos planes de Moncloa

Felipe González y Pedro Sánchez

Felipe González y Pedro Sánchez

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No hay nada más que hablar. Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo no tienen ya nada más que hablar y ahora sólo queda abierta la vía del reproche mutuo. Quienes tanto en el PP como en el PSOE apostaban por el acuerdo, convencidos que, en un momento en que el bipartidismo se estaba recuperando, era imprescindible ir al por el voto más centrado, el que fluctúa entre partidos y no forma parte del suelo electoral de ninguna de las opciones políticas, lamentan el naufragio, pero se aprestan a preparar el relato.

Lo que nos sobreviene ahora es la batalla del relato, el convencer al respetable de que el rival es el culpable de la situación, el que bloquea el acuerdo y torpedea la “convivencia”, esa palabra que el ex presidente del Gobierno, Felipe González, repitió durante su intervención el pasado sábado, en el acto en que, codo con codo con Sánchez, conmemoraron la llegada al poder, en 1982, del PSOE, aquel PSOE que lideró durante décadas González.

De aquel PSOE, dicen algunos que lo vivieron y lo sienten, queda bien poco, que sigue siendo la marca PSOE, pero ya no es lo mismo. Sin embargo, este episodio ha provocado un acercamiento, si bien todavía con recelos, de muchos de quienes fueron casi todo en aquel “viejo PSOE”. Cuitas personales al margen, como la provocada por la torpeza sectaria de algún pelota monclovita al “olvidarse” de invitar en tiempo y forma a Alfonso Guerra, que fue, sin duda, quien, junto con Felipe González, colocó al PSOE en lo más alto de la política española en su época, en el viejo PSOE se interpreta el bloqueo y la última espantada de Feijóo como una muestra de que el PP más reaccionario se ha hecho con el control y marcará los designios del partido y, de lograr sumar la mayoría suficiente, del país.

Comentaba horas después de la gran ruptura uno de los insignes “nostálgicos” de ese PSOE de Felipe González a ESdiario que “Lo han vuelto a hacer y les ha podido el cálculo electoral antes que el sentido de Estado”. Esta misma fuente añadía que “Ya lo hicieron cuando se negaron a votar a favor de las reformas que la UE impuso a Zapatero, cuando era presidente”.

El entorno de Felipe González sobre Sánchez: "Lo ha vuelto a hacer; (...) le ha podido el cálculo electoral antes que el sentido de Estado"

Se refiere este viejo socialista al episodio que hizo público la diputada de Coalición Canaria, Ana Oramas, quien, sabedora de que todas las instancias europeas habían conminado a Zapatero a acometer unos recortes de urgencia, le pidió a Cristóbal Montoro (entonces responsable económico del PP y posteriormente ministro de Hacienda con Mariano Rajoy ) le dijo a Oramas que prefería, según la versión ofrecida por Oramas, que nos intervinieran la economía, para que cayese el gobierno socialista y que luego ya vendrían ellos a arreglarlo.

Si bien Sánchez no ha sido santo de la devoción de estos socialistas de pedrigrí e historia dentro del partido, el lamentable episodio de la ruptura de las negociaciones y las formas que ha mostrado el PP, han llevado a revolverse en sus asientos a muchos de los que, como Felipe González, creen que el PP ha actuado para evitar un castigo electoral o, incluso, una crisis interna y que la reforma del tipo penal de la “sedición” es una excusa más que han empleado para seguir bloqueando la renovación del CGPJ, tal como establece la Constitución.

Con Felipe González a la cabeza, el relato del PP que no acepta la derrota ni el resultado de las urnas, mucho menos los acuerdos legítimos en el arco parlamentario, el argumento de que Feijóo no es un hombre de Estado si no cumple con el mandato constitucional gana adeptos. La cúpula del PSOE hace revisión del desaguisado y trata de sacar ventaja en esta pelea, en la que creen contar con el apoyo de González y algunos otros líderes para apoyar el ejercicio de Gobierno de Sánchez. Lo que dijo González el pasado sábado fue espontáneo. Nadie le pidió -quizás porque nadie se atreve- que defendiese la legitimidad del Gobierno de Sánchez que, en su opinión, vienen negando desde este PP, igual que hicieron desde el PP de Pablo Casado.

El octogenario González hace y dice lo que piensa y sigue teniendo una gran capacidad de influencia en buena parte de ese viejo PSOE. Está por ver si también la tiene en el electorado, quienes fueron sus votantes y decidieron años después votar al PP o, sencillamente, quedarse en su casa. El caso es que en la actual dirección del PSOE quieren explotar esa vía y convertirlo en la voz del hombre de Estado, en apoyo de la causa de Sánchez y del PSOE actual. Aprovechando el 40 aniversario del triunfo del PSOE en 1982, a Felipe González le llueven las peticiones para visitar agrupaciones. Y esas peticiones se mantendrán para que el expresidente entre de lleno en la precampaña y la campaña electoral de las elecciones municipales y autonómicas. Y, según fuentes socialistas, González se está dejando querer y lo seguirá haciendo, porque ante todo sigue y seguirá siendo del PSOE.

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