Crece el clamor en Ferraz y Moncloa para que Sánchez prescinda de Irene Montero
El atronador silencio de la ministra tras el asesinato de la niña Olivia y sus constantes órdagos a las mujeres socialistas con la Ley Trans ha agotado la paciencia de muchos en el PSOE.
"Lo que mal empieza, mal acaba", suelen ironizar algunos veteranos dirigentes socialistas estos días cuando se les pregunta por la erosión que al PSOE le está provocado la peculiar gestión de la ministra de Igualdad, Irene Montero.
Por cierto, una fija en el farolillo rojo del CIS en el capítulo de valoración ciudadana de los 22 miembros del Consejo de Ministros.
"Lo que mal empieza" es la decisión de Pedro Sánchez en su día de arrebatar a Carmen Calvo las competencias de Igualdad -la joya da la corona de las feministas del PSOE- para crear ad hoc un ministerio que Pablo Iglesias quiso regalar a su entonces pareja sentimental .
Que la situación de Montero es insostenible lo saben en Moncloa y lo comparte también Yolanda Díaz. Pero la 'número dos' de Podemos está blindada por el llamado "pacto del abrazo" que Iglesias suscribió con Sánchez
"Lo que mal acaba" es, según denuncian fuentes socialistas, es el sainete de la Ley Trans y el escándalo del asesinato por su madre de la pequeña Olivia, que ha arrastrado a todo el Gobierno por el probado sectarismo de Irene Montero. Entre la impotencia de Sánchez y el silencio atronador del resto del Gobierno.
Que la situación de Montero en el Ejecutivo es insostenible lo saben en Moncloa y lo comparte también la vicepresidenta Yolanda Díaz. Pero la número dos de Podemos está blindada por el llamado pacto del abrazo que Iglesias suscribió con Sánchez.
Un acuerdo con un cláusula que impide al presidente relevar a los ministros morados sin el permiso previo de la cúpula de Unidas Podemos.
Llueve sobre mojado
Por eso, el PSOE asiste estupefacto en estas últimas horas al desafío permanente y el órdago final de la titular de Igualdad con la Ley Trans -dañina y divisiva para Ferraz- y al papelón de Montero y su secretaria de estado para la Violencia de Género, Victoria Rosell, -más pendiente de su posible aterrizaje en el CGPJ- en el terrible asesinato de Olivia a manos de su madre.
Con los diputados socialistas teniendo que tragar saliva este miércoles en la sesión de control al gobierno en el Congreso.
Sánchez en un acto con Montero y Belarra, un "gobierno dentro del Gobieno".
En cualquie caso, hay que reconocerle a la ministra de Igualdad que sabe perfectamente como protagonizar la actualidad todas las semanas. Otra cosa es el alcance de sus decisiones y de sus logros políticos. Pero el Ministerio de la número dos de Podemos luce minutos de publicidad para los morados, convertido en una fábrica continua de titulares gracias a la chequera del presupuesto público. Cerca de 500 millones de euros en 2022.
La última de Montero antes del escándalo con el asesinato de Olivia en Gijón fue la campaña con mujeres curvy en la playa, donde además del coste que supuso -84.000 euros-, llegó acompañada de denuncias de plagio de la campaña y robo de imágenes a influencers.
Además aún colea su famoso viaje viral a Nueva York y no precisamente por el contenido del mismo sino por las fotos de postureo por Manhattan junto a otras dirigentes de Podemos pagado a cargo de los presupuestos del Estado, avión Falcon incluido.
El selfie de Montero y sus colaboradoras en Nueva York que levantó ampollas.
Antes, Montero celebró el orgullo LGTB con un acto con la influencer Samantha Hudson, que se caracteriza por sus comentarios en contra de la derecha, o la conmemoración del día de la visibilidad no binaria con la surrealista intervención de Huga Torres, que denunció “el régimen cis-sexista” en el que vivimos, y que se convirtió en viral.
A Irene Montero también le ha salpicado la polémica actuación de una drag queen en el municipio catalán de Ripollet donde se apaleó con un bate de béisbol unos muñecos de Isabel Díaz Ayuso y Santiago Abascal, en un espectáculo patrocinado por el Igualdad y la Generalitat de Cataluña.
Y en medio de todo esto las acusaciones de “maltratador” contra el exmarido de María Sevilla, la ex presidenta de Infancia Libre y ex colaboradora de Podemos indultada por secuestrar a su hijo, que podría costarle una indemnización de 85.000 euros. Una gestión con un balance: de incendio en incendio.