Iceta hace el ridículo con su medida estrella: el bono joven acaba en la reventa
Los numerosos casos de jóvenes que usan los 400 euros que les da el bono del Gobierno para revender videojuegos y hacer negocio, deja aún más en la picota al ministro de Cultura
El bono cultural joven, uno de los anuncios hechos por Pedro Sánchez en el Debate del Estado de la Nación y la medida estrella impulsada por el ministro de Cultura, Miquel Iceta, en este departamento, va camino de convertirse en un auténtico esperpento que deje en evidencia al propio ministerio y el uso que se hace del dinero público.
El bono ya tuvo mucha polémica en su día, ya que plantea dar a todos los jóvenes de 18 años, sin distinción de rentas, 400 euros para que lo gasten en productos culturales donde se incluyen, por ejemplo, desde entradas de cine hasta videojuegos. La medida, que fue tachada de “compra de votos de los jóvenes”, en su puesta en marcha ha mostrado todavía más carencias.
Una de las situaciones más sangrantes es que muchos jóvenes que han recibido estos 400 euros utilizan el dinero para comprar productos como videojuegos y luego revenderlos en plataformas como Wallapop para hacer negocio y obtener dinero. Negocio que hacen con una ayuda que sale de los presupuestos del Estado.
En los últimos días abundan en las plataformas de venta online multitud de anuncios del estilo “videojuego comprado con el bono cultural ¡Tú te lo llevas mucho más barato y nuevo! Yo simplemente prefiero el dinero ¡Todos salimos ganando!”. El producto preferido, por cierto, para adquirir con el bono cultural de Miquel Iceta y luego revender es el videojuego de fútbol Fifa 23.
Y mientras unos jóvenes hacen negocio con el bono cultural, otros se quejan de que no les llega por la burocracia para solicitarlo. Después de una ampliación de 15 días de plazo en los que se facilitó los trámites para pedir el bono, el ministerio de Cultura calcula que 281.557 jóvenes de 18 años de un total de 488.794 han pedido el bono cultual. Es decir, no llega al 58% por ciento de la población a la que iba dirigida. Una medida cuestionada que veremos si se repite después de elecciones.