Magistrados del TC neutralizan la maniobra de Conde Pumpido al servicio del PSOE
El presidente del Constitucional, Pedro García Trevijano, y varios de los jueces del órgano abortan el intento del "peón socialista" para acelerar la llegada del exministro Campo.
De nuevo Cándido Conde Pumpido se retrata como el embajador del PSOE en el Poder Judicial. Si ya fue desenmascarado con el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero en Moncloa como el hombre fuerte en la Justicia durante la negociación con ETA -como fiscal general del Estado-, ahora se mueve entre bambalinas acompañando la estrategia de Pedro Sánchez para el asalto al Tribunal Constitucional.
En esta ocasión, han sido sus propios compañeros de toga en el tribunal de garantías los que le han calado. De esta forma, el presidente Pablo González Trevijano ha desestimado en estas últimas horas la petición de tres magistrados progresistas para examinar a los dos candidatos designados por el Gobierno para formar parte de la corte de garantías -el exministro de Justicia Juan Carlos Campo y la exalto cargo de Moncloa Laura Díez-. Y ha acordado esperar hasta la celebración del Pleno del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) del 22 de diciembre para conocer si nombra a sus dos magistrados.
Esta decisión tiene lugar después de que ayer martes el Gobierno aprobara en el Consejo de Ministros los nombres de los dos magistrados que le corresponde designar al Tribunal
Este miércoles, en el marco de la reunión habitual del Pleno del Constitucional, los magistrados Cándido Cónde Pumpido, Ramón Sáez e Inmaculada Montalbán propusieron adelantar el examen a los candidatos del Ejecutivo.
Según fuentes jurídicas, González Trevijano, recabó la opinión del resto de los magistrados, que se manifestaron en contra, por lo que ha optado por no adelantar por ahora el Pleno para evaluar los nombres propuestos por Moncloa.
De esta forma, frenando la maiobra proMoncloa, el tribunal esperará hasta el 22 de diciembre, cuando está previsto que se celebre el próximo pleno del CGPJ, para conocer si el órgano propone también a los dos magistrados que le corresponde designar. Fuentes del CGPJ, sin embargo, advierten de que no hay certezas de que ese día el Consejo elija a sus dos candidatos.
Cándido Conde Pumpido, "enchufado" por Zapatero como fiscal general del Estado, siempre ha sido considerado el hombre del PSOE en el Poder Judicial.
Cabe recordar que el TC debe analizar la idoneidad de los candidatos comprobando que cumplen los requisitos legales para ser magistrado del Constitucional -ser español y jueces, fiscales, profesores universitarios, funcionarios o abogados, todos ellos juristas de reconocida competencia con más de 15 años de ejercicio profesional-.
Campo y Díez sustituirían al presidente del Constitucional, Pedro González-Trevijano, y a Antonio Narváez, los dos magistrados que en su día fueron propuestos por el Gobierno de Mariano Rajoy, mientras que el vicepresidente, Juan Antonio Xiol, y Santiago Martínez-Vares, deben ser relevados por los que designe el CGPJ.
Los vocales progresistas y conservadores negocian sus dos nombres con avances a cuentagotas. Los dos bloques se han comprometido a celebrar una primera votación el próximo 22 de diciembre, si bien fuentes del CGPJ enfatizan que eso no garantiza que ese día haya fumata blanca.
De momento, el único candidato formal es el magistrado del Tribunal Supremo (TS) José Manuel Bandrés por parte de la corriente progresista.
Nueva reunión
Precisamente este jueves, el bloque conservador del CGPJ ha reiterado a sus interlocutores progresistas que es necesario que den más nombres, además del ya lanzado de Bandrés, para poder avanzar en las negociaciones.
Fuentes jurídicas del órgano de gobierno de los jueces han indicado que la reunión de la comisión negociadora celebrada este 1 de diciembre ha servido para que los portavoces conservadores -José Antonio Ballestero y Carmen Llombart-reiteren a sus homólogos progresistas -Álvaro Cuesta y Roser Bach- la postura ya fijada hace un par de semanas.
Según explican, el encuentro ha concluido con un compromiso por parte de los vocales progresistas de estudiar la propuesta conservadora en una reunión interna, un movimiento que las citadas fuentes perciben como un avance.