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Moncloa camufla su aluminosis en la Navidad y esconde a sus "grandes quemados"

Entre el macropuente y la semana de las grandes compras, Sánchez trata de ganar tiempo y aire con los españoles a otra cosa. Y perfila el revulsivo de su "minicrisis". O tal vez algo más.

El ministro Marlaska, en un gesto pensativo en su escaño.

El ministro Marlaska, en un gesto pensativo en su escaño.

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En el Ala Oeste de Moncloa dan por superado el gran terremoto político de estas últimas semanas. No porque el calibre de los incendios se haya reducido. Más bien, por el hecho de que la entrada de lleno en las fiestas navideñas -amortiguante sorteo de la lotería de por medio- han enfríado los escándalos por las mentiras sobre la valla de Melilla, las perversas consecuencias de la "chapuza" del solo sí es sí, y el asalto de Pedro Sánchez al Tribunal Constitucional.

Superado el acto solemne del Congreso por el Día de la Constitución y con media España culminando el puente de la Inmaculada y encaminados todos a la semana de las compras navideñas y las comidas y cenas de empresa, los asesores monclovitas dan prácticamente por finiquitado el curso político a falta de la gran cita institucional que resta, el mensaje de Nochebuena del Rey Felipe.

Si no hay sorpresas -y en el sanchismo los anuncios valen lo que valen- el presidente planea acometer el próximo mes de abril la obligada "minicrisis" de Gobierno que, "en principio", se limitará a sustituir a las ministras Maroto y Darias

Con los ecos añadidos de la sorprendente eliminación de España del Mundial de Catar y la competición en su momento más atractivo, la actividad política y parlamentaria afronta sus estertores finales de 2022. Y Moncloa ha decidido que para la próxima sesión de control haya el más bajo perfil. El Gobierno blinda a su núcleo duro y esconde a los ministros más achicharrados para darles unas plácidas vacaciones parlamentarias.

De esta forma, las vicepresidentas primera y segunda, Nadia Calviño, y Yolanda Díaz, respectivamente, y otros cuatro ministros han comunicado al Congreso que no podrán acudir a la sesión de control al Gobierno del próximo miércoles. Calviño, casualmente, en pleno escándalo de un nuevo trato de favor a su esposo, Ignacio Manrique de Lara.


En el PSOE están ya "de fiesta" a la espera de que la Navidad oculte los incendios. Lo peor vendrá después.


Pero aún hay más. Según el escrito que Moncloa ha dirigido al Congreso, además de las citadas tampoco estarán en hemiciclo los titulares de Exteriores, José Manuel Albares; Interior, Fernando Grande Marlaska; Educación, Pilar Alegría; y Agricultura, Luis Planas.

Mientras se cocina la "minicrisis"

Pendientes entonces de la tradicional comparecencia del presidente para hacer balance del semestre y del broche del mensaje del Monarca a los españoles, en la cúpula del PSOE aguardan a los cambios que Sánchez comience a perfilar durante las vacaciones navideñas.

Porque fuentes socialistas consultadas reconocen que pasada la Pascua Militar y la festividad de los Reyes Magos, España entrará de facto en una larguísima campaña electoral con primera parada el 28 de mayo y la segunda -y decisiva- en el mes de diciembre.

Moncloa ha decidido que para la próxima sesión de control haya el más bajo perfil. El Gobierno blinda a su núcleo duro y esconde a los ministros más achicharrados para darles unas plácidas vacaciones parlamentarias.

Si no hay sorpresas -y en el sanchismo los anuncios valen lo que valen- el presidente planea acometer el próximo mes de abril la obligada "minicrisis" de Gobierno que, "en principio", se limitará a sustituir a las ministras de Industria, Reyes Maroto, y Sanidad, Carolina Darias, que dejarán el Consejo de Ministros antes de la convocatoria de las elecciones municipales, en las que ambas serán candidatas.


Nadie duda en el PSOE que los 22 ministros de Sánchez se comerán el turrón de este 2022 en el cargo. El martes, el presidente reveló en un corrillo ante los periodistas que le siguen habitualmente que su intención es hacer apenas un reajuste en su gabinete. Esa citada "minicrisis" para suplir las dos piezas que salen.

Pero en Ferraz saben que en el tíovivo cotidiano que vive la coalición nada puede darse por hecho. "Aquí cada día tiene su aquel", ironiza un veterano fontanero de Moncloa. De momento, la orden es minimizar daños y esconder los líos.

Marlaska se borra de la última sesión de control del año. Su futuro, sin embargo, está más en el aire que nunca. Porque puede que en unas semanas, le borren definitivamente.

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