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"Efecto bumerán": Feijóo se tienta la ropa con una moción que es un campo minado

La líder de Cs está desahuciada y se suma a cualquier asunto que le dé visibilidad, pero el líder de Vox bien sabe que el presidente es el objetivo, no debilitar el centro-derecha.

Santiago Abascal, en la tribuna del Congreso.

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Un escenario teatral en contra de Alberto Núñez Feijóo. Eso dicen en la sede de Génova sobre la moción de censura planteada por Santiago Abascal. Condenada de antemano al fracaso, no hace falta extremar el olfato político para pronosticar que el ganador del lance sería Pedro Sánchez que, evidentemente, sacaría rendimiento a la foto del respaldo de una mayoría parlamentaria basada en la entente PSOE-UP en complicidad con sus costaleros, enemigos declarados del orden vigente. De ello es consciente el líder del PP, decidido a permanecer en la centralidad.

Por eso mismo, Feijóo sólo tiene motivos de recelar del protagonismo de Abascal y de mantener un papel secundario en este trance. La iniciativa, en llamativa comandita con Inés Arrimadas para buscar un candidato de consenso, servirá a Vox para su objetivo último de tomar protagonismo y recuperar oxígeno.

Otro efecto colateral de la moción es comprobar hasta dónde está dispuesta a llegar Inés Arrimadas. La líder de los menguantes naranjas se juega el futuro entre los suyos y quiere dejar constancia activa de su conversión al antisanchismo en contacto con Abascal.

La moción, un mecanismo en teoría para cambiar gobiernos o al menos evidenciar la existencia de una alternativa, es en realidad un instrumento para la pugna en el centro-derecha. El foco está situado ahí, entre otras razones porque La Moncloa se encargaría de llegar al debate ahondando en la situación a rebufo de los populares.

Y, sobre todo, permite a Sánchez echar mano del comodín de la polarización. Para el Gobierno, agitar el fantasma de una suerte de nueva foto de Colón en el Congreso, y la mera perspectiva de zaherir con ello al templado Feijóo, representa un horizonte demasiado sabroso.

En Génova 13 tienen claro el gran error que supondría dar a Sánchez la munición que le falta con una moción de censura extemporanea.

El PSOE busca siempre situar al PP cerca de Vox, igualarlos, alejar a Núñez Feijóo del centro, además del factor fundamental de los vasos comunicantes, según el cual dar vidilla a Abascal achica los votos populares. Entre los muros del complejo presidencial lo tienen claro por pura constatación de la realidad electoral de bloques.

Feijóo sólo tiene motivos de recelar del protagonismo de Abascal y de mantener un papel secundario en este trance.

Otro efecto colateral de la moción es comprobar hasta dónde está dispuesta a llegar Inés Arrimadas. La líder de los menguantes naranjas se juega el futuro entre los suyos y quiere dejar constancia activa de su conversión al antisanchismo en contacto con Abascal. Eso, todo hay que recordarlo, a día de hoy.

Tiempo atrás se sumó a una operación de desestabilización del PP de la mano de Sánchez para, entre PSOE y Cs, hacerse con los gobiernos autonómicos de Murcia, Madrid y Castilla y León. El sonado fracaso del plan diseñado derivó en un efecto bumerán que convirtió a los supuestos beneficiarios en perjudicados. Por cierto, Arrimadas no levanta cabeza desde entonces.

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