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Las cuatro "ruedas de molino" que Sánchez quiere hacer tragar a los españoles

La ley del solo sí es sí que beneficia ya a más de cien violadores es “sólida” y protege más a las mujeres. Y la rebaja de la malversación se hace para luchar contra la corrupción.

Pedro Sánchez en el Senado

Pedro Sánchez en el Senado

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El Gobierno afirma que a las 12 del mediodía es de noche. Estamos en ese punto. No solo es que Sánchez tome medidas de gran calado que no estaban en su programa electoral, que no sometió al dictamen de las urnas.


Ni siquiera se trata tampoco de que muchas de esas medidas sean exactamente lo contrario a lo que prometía antes de llegar a la Moncloa. Es que además de todo eso, nos mira a los ojos y nos dice a la cara, con total desparpajo, que lo hace por nuestro bien. Hay múltiples ejemplos, pero nos quedamos con cuatro, los más graves probablemente por lo que implican.

La pregunta es cuánta gente hay dispuesta a seguir creyendo al Gobierno en lugar de creer lo que ven sus ojos. Y el problema es si algún día, en el recuento electoral, Sánchez pretenderá hacernos creer que dos votos del PSOE son más que tres del PP.

El primero es el de la ley del solo sí es sí. Van ya más de un centenar de agresores sexuales beneficiados, algunos incluso excarcelados, por la rebaja de penas de una ley llena de prejuicios, falta de conocimientos y técnica jurídica y sobrada de sectarismo.

¿Qué hace el Gobierno ante esta situación? No solo no rectifica la norma, no solo no pide disculpas, sino que presume de haber aprobado una ley “muy sólida”, tal y como la define Irene Montero. Es más, afirman desde Unidas Podemos que gracias a esa ley “los derechos de las mujeres están más protegidos y ampliados”.

Sánchez calla y otorga. En definitiva, el mensaje que tenemos que tragarnos los ciudadanos es que una ley que beneficia a los violadores es estupenda. A las 12 del mediodía es de noche.

Malversación

El segundo ejemplo, tan trascendente o más, es el de la rebaja del delito de malversación mediante enmiendas al Código Penal por vía de urgencia, sin a penas debate y sin informes de ningún órgano consultivo. Se trata de que los corruptos que han desviado dinero público vean reducidas sus penas siempre y cuando no se hayan llevado directamente el dinero a su bolsillo.

Casualmente encajan ahí los separatistas catalanes que llevaron a cabo algo muy parecido a un intento de golpe de Estado en Cataluña con un referéndum ilegal y una declaración de independencia en el Parlamento regional.



Algo que es tan evidente que responde a un acuerdo político con ERC -los delincuentes modificando la ley en su propio beneficio- el Gobierno nos lo trata de vender como una medida para luchar contra la corrupción que, agárrense bien, “endurece” las penas.

“Toda prisa es poca” cuando se trata de “seguir luchando por la transparencia, la higiene democrática y contra la corrupción”, decía hace pocas fechas la ministra y portavoz del PSOE, Pilar Alegría. Es decir, se rebajan las penas de los corruptos para luchar contra la corrupción, o lo que es lo mismo, a las 12 del mediodía es de noche.

Sedición

El tercer ejemplo es el de la derogación de la sedición. Al igual que la rebaja del delito de malversación, esta medida obedece también a un pacto político con ERC. Es el mismo caso, reconocido así por los propios líderes separatistas.

“Con la derogación de la sedición es más difícil perseguir el independentismo”, dijo el presidente catalán, Pere Aragonés. De nuevo el Gobierno convierte esa cesión inaudita a los que delinquen en un gran paso para la democracia española para “construir convivencia” y “homologar” este delito con la legislación del resto de países de Europa, en palabras de Sánchez. Es decir, de nuevo nos dicen a la cara y sin inmutarse que a las 12 del mediodía es de noche.

El TC

Y el cuarto ejemplo, aunque hay muchos más, es el de la decisión del Tribunal Constitucional dando amparo al PP y suspendiendo la tramitación de la reforma de las mayorías para elegir a los magistrados del Alto Tribunal desde el CGPJ mediante unas simples enmiendas introducidas en la reforma de una ley que no tiene nada que ver con ese asunto. Solo se ha valorado la forma, no el fondo.

Al parecer ni la ley está por encima de sus señorías. De nuevo el ofensor se convierte en ofendido; el que incumple el procedimiento formal para legislar se transforma en víctima.

Una cuestión inconstitucional a todas luces por ser un procedimiento tramposo, es visto por el Gobierno como un ataque a la soberanía popular representada en las Cortes porque no puede haber nadie por encima del Congreso y el Senado.


Al parecer ni la ley está por encima de sus señorías. De nuevo el ofensor se convierte en ofendido; el que incumple el procedimiento formal para legislar se transforma en víctima. Es más, tanto el PP que ejerce un derecho como pedir amparo al TC como los propios magistrados son tildados de golpistas, comparados con Tejero desde la tribuna de oradores del Congreso. De nuevo tenemos que creer que a las 12 del mediodía es de noche.

La pregunta es cuánta gente hay dispuesta a seguir creyendo al Gobierno en lugar de creer lo que ven sus ojos. Y el problema es si algún día, en el recuento electoral, Sánchez pretenderá hacernos creer que dos votos del PSOE son más que tres del PP. Lo veremos. Cualquier cosa es posible.

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