Sánchez ante el abismo de 2023: resurrección o fin de ciclo
El presidente del Gobierno encara un año decisivo para su futuro: las elecciones autonómicas y municipales de mayo, y las futuras generales, podrían ser su final… o no
Superado un año 2022 entre polémicas con la sedición y la malversación, bloqueos de la justicia, pulsos con el Constitucional, broncas con la oposición -con cambio de líder incluido- y tensiones con sus socios de Gobierno, Pedro Sánchez encara un año definitivo para su futuro político.
2023, un macro año electoral, podría suponer el fin del ciclo que él mismo inauguró con la moción de censura a Mariano Rajoy en 2018. Pero si algo ha demostrado Sánchez es que es un superviviente, y que nadie le dé por finiquitado antes de tiempo.
Pedro Sánchez afronta 2023 con la tranquilidad de tener una mayoría parlamentaria sólida gracias a sus acuerdos con fuerzas como ERC o Bildu, con unos Presupuestos aprobados y con unos socios de Gobierno, Unidas Podemos, que por mucho que critiquen y amenacen por las tensiones en las diferentes leyes y medidas, no van a romper la coalición que les ha permitido sentarse en los despachos ministeriales.
El temido horizonte de las urnas
Pero en el horizonte de Pedro Sánchez aparece la prueba de las urnas, con las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo de 2023, la primera prueba del algodón para el sanchismo, donde perder el gobierno en comunidades como la Comunidad Valenciana, Baleares, Extremadura o Castilla-La Mancha, aunque algunas estén en manos de barones socialistas críticos, dejaría muy tocado al sanchismo y confirmaría el temido fin de ciclo.
Pedro Sánchez afronta esa primera vuelta de mayo con todos los escenarios abiertos, pero con las encuestas -salvo las de su amigo Tezanos-, siéndole adversas. Y meses después, previsiblemente en diciembre de 2023, será la batalla definitiva con las elecciones generales. No es lo mismo llegar a diciembre habiendo mantenido el tipo en mayo, que siendo derrotado en varias comunidades frente al PP de Alberto Núñez Feijóo.
Pero Pedro Sánchez, acostumbrado ya a que le maten y a resucitar en política, no dará nada por perdido hasta que se cuente el último voto de las generales. A problemas como la energía, la inflación o la guerra en Ucrania, el presidente del Gobierno va a tirar de chequera y medidas populistas para la población, como ha demostrado en el último paquete aprobado antes de fin de año, medidas muchas de ellas, como el transporte público gratis o los bonos como el cultural o el de 200 euros, que muchos ven puramente electorales para movilizar el voto hacia el PSOE que realmente efectivas.
El presidente socialista, además, es experto en contradecirse y corregirse asimismo para sobrevivir. En 2023 también puede aparecer el desafío independentista, con ERC ya anunciando un referéndum, y Sánchez ante la dicotomía de ceder a cambio de su apoyo o mantenerse firme para no perjudicar al PSOE electoralmente.
En definitiva, Pedro Sánchez encamina 2023 como un año decisivo para su continuidad en Moncloa, que podría acabar incluso con sus maletas en la puerta, y con varios match ball que el presidente tendrá que afrontar, como las elecciones municipales y autonómicas. Un 2023 de infarto en el socialismo donde el presidente del Gobierno quiere revertir las encuestas y darles en toda la cara a los que lo dan ya por finiquitado. En un año veremos si sobrevive una vez más... o no.