Ya son 400 los violadores beneficiados y el Gobierno sigue sin rectificar la ley
La cifra real de reducciones de condena a delincuentes sexuales es mucho mayor que esos cuatro centenares contabilizados. El Gobierno sigue amagando con cambiar la ley, pero no concreta.
El número de delincuentes sexuales beneficiados por la ley del solo sí es sí llega ya prácticamente a los 400 casos, según los datos disponibles de sentencias de las distintas Audiencias Provinciales de toda España y del Tribunal Supremo. Entre esos casos hay al menos 30 violadores excarcelados. Este viernes se ha conocido la última actualización de la Audiencia de Baleares que ha informado de 11 nuevas rebajas de penas, lo que sitúa la cifra oficiosa en 397. El Gobierno sigue mientras tanto amagando con una reforma de la ley que no llega y que en todo caso no va a impedir centenares de reducciones de condena más.
Hay que advertir que la cifra real es bastante superior a esos casi 400 violadores y pederastas beneficiados. Y es que muchos Tribunales Superiores de Justicia de algunas comunidades no informan o no disponen de los datos, al igual que muchas secciones de Audiencias Provinciales. Por lo tanto, las cifra de la que se dispone es solo un recuento parcial con los datos disponibles.
Andalucía, Comunidad Valenciana, País Vasco, Madrid y Baleares son las comunidades autónomas donde más reducciones de condena han dictado los jueces al aplicar la ley del solo sí es sí. Mientras la ministra de Igualdad, Irene Montero, y todo su partido aseguran que solo unos pocos jueces “machistas” están rebajando las penas a los violadores, la realidad es que son la totalidad de las Audiencias Provinciales las que, en mayor o menor medida, lo están haciendo, además del Tribunal Supremo. De hecho, los mismos jueces están estimando las peticiones de rebaja de condena en unos casos y rechazándolas en otros, lo que demuestra a las claras que no hay ideología sino aplicación de la ley.
El PSOE retrasa el cambio de la ley del solo sí es sí
La realidad necesariamente tiene que ser bastante más cruda, excepto para el Gobierno que de momento amaga con una reforma de la ley, pero no acaba de concretarla porque hay importantes desacuerdos internos que amenazan incluso con romper la coalición. De hecho, fuentes del PSOE admiten que se va a retrasar la presentación de una iniciativa en el Congreso que estaba previsto registrar este mismo viernes y que ahora se deja en suspenso al tiempo que se negocia con Irene Montero.
Y es que incluso en el ala socialista, que supuestamente estaría a favor de una rectificación del texto con o sin el concurso de Unidas Podemos, hay dudas y mensajes públicos contradictorios. Félix Bolaños, Isabel Rodríguez y otros cuantos nos dicen que es una ley estupenda, pero que hay que cambiarla.
Desde el PSOE admiten que se va a retrasar la presentación de una iniciativa en el Congreso que estaba previsto registrar este mismo viernes y que ahora se deja en suspenso al tiempo que se negocia con Irene Montero
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha sido una de las últimas en insistir en esa tesis al afirmar que es una"buena ley" respecto a todos los elementos que tienen que ver con la protección, con la seguridad y con el establecimiento de mejores condiciones para la mujer, pero reconoce “efectos indeseados”. ¿Cómo puede tratarse de una ley buena que protege a la mujer si llevamos 400 delincuentes sexuales beneficiados?
Lo cierto es que las negociaciones entre el ala socialista del Gobierno y el ala de Unidas Podemos no están siendo fáciles. Se intenta ganar tiempo para buscar un acuerdo, sabedoras las dos partes de que un cisma no interesa a nadie y de que tampoco es bueno trasladar esa imagen de desencuentro frontal a unos meses de las elecciones del 28-M.
María Jesús Montero, lo reduce todo a “cuestiones técnicas”, pero lo cierto es que el desencuentro entre socialistas y ‘podemitas’ es mucho más de fondo. Son “discrepancias fuertes”, según ha reconocido la Ministra de Igualdad a la que su partido prepara un acto de apoyo este domingo en Madrid. Hay un pulso evidente que ahora mismo nadie sabe cómo va a terminar.