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¿Y ahora quién dimite? Sánchez admite el error pero nadie asume la culpa

El presidente sigue empecinado en hacernos creer que es "una buena ley" aunque reconoce que hay efectos indeseados que corregir. No hay asunción de responsabilidades a la vista.

¿Y ahora quién dimite? Sánchez admite el error pero nadie asume la culpa

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Pedro Sánchez para tratar con ellos diversos asuntos de actualidad, entre ellos, claro, la ley del solo sí es sí. Su ejercicio de cinismo y desvergüenza ha sido mayor incluso de lo habitual.

Sigue empeñado en decir que esta es una buena ley, a pesar de los más de 400 agresores sexuales beneficiados. Si es tan buena, ¿por qué la quiere modificar? Se empeña en decir que el consentimiento estará en el centro. Es decir, como ha estado siempre, señor Sánchez. Y añade que todas las agresiones van a ser castigadas. Pues también como siempre, que no han inventado la rueda.

Sánchez dice que se han producido “efectos indeseables” solo en “algunas sentencias” dictadas por “algunos jueces”. ¿Algunas sentencias? ¡Más de 400 van ya! Es verdaderamente indignante y frustrante.

En todo caso reconoce “efectos indeseables” de la ley que nadie deseaba. Muy bien, pero entonces ¿por qué hizo oídos sordos a las múltiples advertencias que recibió el Gobierno? No se explica, salvo que pensara que este asunto moriría en el olvido. Grave error de cálculo.


También ha dicho Sánchez que esos “efectos indeseables” se han producido solo en “algunas sentencias” dictadas por “algunos jueces”. ¿Algunas sentencias? ¡Más de 400 van ya! Es verdaderamente indignante y frustrante.

No puede ser que 400 violadores se hayan beneficiado de la incompetencia del Gobierno -cifra que va a seguir creciendo en varios centenares más en las próximas semanas- y que aquí no pase nada. Alguien tiene que asumir la responsabilidad de lo sucedido, alguien tiene que dimitir o a alguien hay que destituir.

Y finalmente, se ha hecho a sí mismo la pregunta del millón: ¿y ahora qué? ¿Qué hay que hacer cuando una ley está mal?. “Corregir el problema”,se ha contestado. Hombre, es evidente. Eso es lo mínimo, pero ni mucho menos es todo lo que hay que hacer. Alguien tiene que pagar el fallo monumental.

Sánchez no tiene capacidad de destituir a Irene Montero

No puede ser que 400 violadores se hayan beneficiado de la incompetencia del Gobierno -cifra que va a seguir creciendo en varios centenares más en las próximas semanas- y que aquí no pase nada. Alguien tiene que asumir la responsabilidad de lo sucedido, alguien tiene que dimitir o a alguien hay que destituir.

Lo que ocurre es lo que ya sabemos, que Sánchez no tiene capacidad para mandar a casa a Irene Montero. Muy bien, pues si no puede hacer eso, dimita usted y déjenos en paz.