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Iglesias es aún la mano que mece la cuna: Sánchez le necesita más de lo que cree

El rechazo de los socios de Sánchez a tramitar con urgencia la reforma del solo sí es sí pone en evidencia que Podemos, ERC y Bildu forman un bloque de aliados del que depende Sánchez.

Sánchez e Iglesias firmando su acuerdo de investidura.

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La semana arrancó con una noticia que tiene mucha importancia por lo que implica. Unidas Podemos, ERC y Bildu se aliaron para impedir la tramitación urgente de la ley del solo sí es sí.

Más allá del hecho en sí, de que les importe un bledo corregir el error y mucho sus cálculos electorales, lo cierto es que este asunto desvela algo que quizás muchos habían olvidado: el artífice de la coalición frankenstein que sostiene al Gobierno fue y, lo que es más importante, sigue siendo Pablo Iglesias, no Pedro Sánchez.


En la batalla mas enconada de las muchas que ha mantenido el Gobierno de coalición estos años las tropas de ERC y Bildu se han aliado sin dudarlo con Unidas Podemos, dejando al PSOE en una situación muy compleja.

Iglesias, hay que recordarlo, fue el verdadero artífice del triunfo de la moción de censura de Sánchez. El PSOE la presentó sin demasiada fe, Iglesias vio la oportunidad, se puso el mono y se trabajó los apoyos.

Así quedaba muy claro en boca del portavoz de Esquerra, Gabriel Rufián, que considera “marciano” que se pretenda reformar la ley “sin las creadoras” del texto. Si el PSOE “quiere tirar millas sin el Ministerio”, ERC "no va a estar en ello”, ha dicho con rotundidad.

Exactamente igual se ha pronunciado el portavoz abertzale en Congreso, Óscar Matute: “El Gobierno tiene que negociar (…), no tendría ningún sentido que esta ley saliese adelante sin el Ministerio de Igualdad”.

Hoy día siguen vigentes esas alianzas fraguadas por Pablo Iglesias en su propio beneficio, claro, pero también en el de Pedro Sánchez. La ley del solo sí es sí lo ha puesto en evidencia. Cierre de filas total entre Unidas Podemos, Bildu y ERC.

No es coincidencia, es la estrategia compartida que ha urdido Pablo Iglesias en la sombra. El líder ‘podemita’ de facto fue el autor intelectual de la coalición frankenstein, el que se la propuso a Sánchez y el artesano que hizo posible el acuerdo. Les une sobre todo una cosa: su afán por derribar el sistema constitucional español. En ello están unos y otros.


Sánchez e Iglesias en el abrazo que dio nacimiento al gobierno de coalición.


Iglesias, hay que recordarlo, fue el verdadero artífice del triunfo de la moción de censura de Sánchez. El PSOE la presentó sin demasiada fe, Iglesias vio la oportunidad, se puso el mono y se trabajó los apoyos. “Se tiró a la piscina sin tener los apoyos cerrados. Pero nos interesaba que saliera adelante la moción y hablamos con todos, con Puigdemont, con Pascal, con Ortuzar, con Rivera…”, confesó entonces en una entrevista.

En la batalla mas enconada de las muchas que ha mantenido el Gobierno de coalición estos años las tropas de ERC y Bildu se han aliado sin dudarlo con Unidas Podemos, dejando al PSOE en una situación muy compleja.

Luego llegaron las elecciones, fracasó un intento de pacto con Podemos porque Sánchez pensó que tendría más votos y escaños si se iba a una repetición electoral. La apuesta le salió mal y recurrió a lo que había prometido no hacer porque le quitaba el sueño: pactar con Iglesias y meterle en el Gobierno como vicepresidente.

El pacto con Iglesias era, en realidad un pacto con ERC, Bildu e incluso el PNV. El de la coleta llevaba tiempo defendiendo un giro radical del Gobierno de España con los anhelos de los separatistas. “Hay que ofrecer algo, un horizonte distinto para Catalunya y Euskadi, sobre todo después de estos meses de 155. Y esa política de Estado sólo la podemos hacer nosotros y el PSOE”, dijo tras la moción de censura. Toda una declaración de principios.


Iglesias trabajó mucho para lograr esa alianza tan nefasta para España. Trabajó esos acuerdos. El primero en octubre de 2018 cuando fue a visitar a Junqueras a la cárcel para ganarse el apoyo de ERC a los presupuestos generales de Sánchez. Dos horas estuvieron hablando, tejiendo alianzas y compromisos futuros.

Hoy día siguen vigentes esas alianzas fraguadas por Pablo Iglesias en su propio beneficio, claro, pero también en el de Pedro Sánchez. La ley del solo sí es sí lo ha puesto en evidencia. Cierre de filas total entre Unidas Podemos, Bildu y ERC. Una demostración de fuerza porque si Sánchez tiene alguna posibilidad de gobernar cuatro años más todo pasa por mantener la alianza frankenstein. Y sin Iglesias, que ejerce de cemento, le entente se desmorona.