Escocia deja en evidencia los fallos de la ley trans y marca el camino a Montero
La primera ministra escocesa dimite tras cambiarse un violador de sexo para ir a una cárcel de mujeres y por el amplio rechazo de la norma. Otros países de Europa dan marcha atrás
Dimitir no es un nombre ruso, se dice muchas veces en política. Y si no, que se lo digan a la primera ministra de Escocia, Nicola Sturgeon, que ha tirado la toalla por dos polémicas que aquí en España nos suenan de cerca: el fracaso para celebrar un nuevo referéndum de independencia y por los fallos de la ley trans escocesa.
Es precisamente este último aspecto, la ley trans, donde el caso de Escocia puede convertirse en un un presagio de lo que puede ocurrir en España en un momento en el que la ley, impulsada por el ministerio de Igualdad de Irene Montero, ha sido aprobada con enorme oposición de expertos en la materia, psicólogos y de colectivos feministas, incluido muchos de la órbita de izquierdas.
La ley trans de Escocia se ha convertido en su particular caso de la ley del sólo sí es sí hasta el punto de costarle el puesto a la primera ministra. La gota que ha colmado el vaso es el caso de un violador transexual que entró en una cárcel de mujeres pese a haber violado a dos chicas cuando era hombre.
Estos hechos destrozaron la imagen de la primera ministra de Escocia: el 42% consideraba que debía dimitir y hasta un 76% que la nueva ley trans representa un riesgo para la seguridad de las mujeres.
Entre los puntos más polémicos, la ley reduce a los 16 años la edad mínima para solicitar el reconocimiento legal de un cambio de género y no exige que haya un diagnóstico médico previo de disforia para cambiarse el sexo, por lo que ha sido vetada y recurrida por el ejecutivo del Reino Unido de Rishi Sunak.
Europa está dando marcha atrás
Sin embargo, pese a las alarmas que llegan de Escocia hasta el punto de costar el puesto a la primera ministra, el PSOE ha tragado con el sapo de Podemos y ha dado luz verde a una ley que podría tener los mismos efectos en España, desoyendo cómo otros países de Europa con leyes similares han tenido que dar marcha atrás y corregir sus normas.
La primera ministra de Escocia llora al anunciar su dimisión
Finlandia, Suiza, Francia, Suecia o el Reino Unido, y fuera Australia o Nueva Zelanda, están corrigiendo sus legislaciones, alertando del peligro del diagnóstico acelerado, de una medicación inadecuada o muy temprana y de casos de personas que se han arrepentido de su transición porque no les diagnosticaron bien su problema.
En Suecia se ha frenado en seco la administración de ciertos fármacos para el cambio de sexo por daños cerebrales, Finlandia ha cambiado sus protocolos dando prioridad a la terapia psicológica frente a la hormonal y las operaciones, Francia también ha frenado el uso de bloqueadores de la pubertad, y en Reino Unido se han cerrado clínicas admitiendo que se diagnosticaba disforia ante casos de depresiones.
Pese a todas las alertas que van llegando, el Gobierno de Pedro Sánchez y sus socios han ido adelante con todo con la ley trans de Podemos, que se enmarca dentro de las más radicales, pues sólo Países Bajos y Noruega permiten cambiar de sexo sin aval paterno a los 16 años. Mientras, en Moncloa suplican que no pase como en Escocia y que la ley trans no se convierta en otra pesadilla como la ley del sólo sí es sí.