Las notas de la moción de censura: así estuvieron uno a uno los políticos
Unos sorprendieron en positivo y otros confirmaron las peores expectativas. Sánchez, Yolanda Díaz, Patxi López, Tamames, Abascal, Gamarra y Feijóo sometidos a examen.
Ramón Tamames
Tuvo que ver cómo los teloneros de la moción de censura, Abascal y Sánchez, actuaron durante más tiempo que él mismo, el protagonista. Su próstata aguantó por encima de las previsiones y su cabeza demostró estar perfectamente engrasada. Soportó como un jabato la estrategia de desgaste de Sánchez y Yolanda Díaz y tuvo aún la chispa, a sus 89 años, para ridiculizar a ambos tirando de humor e ironía. Su edad le permite decir cosas que hacía tiempo que no se escuchaban en el hemiciclo. Se fue contento. Logró el protagonismo perdido, que probablemente es lo que buscaba. Misión cumplida para él. Notable alto.
Santiago Abascal
Desdibujado. Dudó entre ir a saco contra el PP, su verdadero objetivo, o contra Sánchez. No se recordará su discurso a pesar de que tuvo algún momento brillante porque es un magnífico parlamentario. Se notó que ni en Vox estaban demasiado convencidos de esta moción de censura que, a todas luces, se les fue de las manos. Sobraron sus ataques a la prensa. Las críticas han sido unánimes incluso desde los medios más afines a su partido. Aprobado muy raspado.
Pedro Sánchez
Soporífero e inaguantable desde su Matrix. Vive en una realidad paralela, cree que a la gente le interesa lo que dice, está convencido de ello, incluso aunque nos torture durante horas y horas de discurso engolado y ausente de la mas mínima autocrítica. Su comparecencia fue como su presidencia: lamentable. Dibujó una España idílica con un Gobierno idílico. Luego no se atreve a pasear por la calle si no es rodeado de extras que le adulen y aplaudan. Lo mejor es que nos queda ya un discurso menos que aguantarle. Su final político está un día más cerca. Suspenso.
Sánchez dibujó una España idílica con un Gobierno idílico. Luego no se atreve a pasear por la calle si no es rodeado de extras que le adulen y aplaudan. Lo mejor es que nos queda ya un discurso menos que aguantarle. Su final político está un día más cerca
Patxi López
Zafio, grosero, burdo y mitinero. La música perdió a un mal saxofonista y la política ganó a un nefasto personaje. Una pena, sus discos habrían hecho mucho menos daño que sus discursos. Rezuma odio por todos los poros y Tamames lo aprovechó para ridiculizarle sin piedad. Sánchez le apartó y humilló durante años hasta que graciosamente decidió perdonarle y ahora actúa como el perrito faldero al que su amo da un palo y luego una caricia en el lomo. No sabe cómo hacerse perdonar. Suspenso muy deficiente.
Yolanda Díaz
Fue investida por Pedro Sánchez como la primera dama, líder de la marca blanca del sanchismo que está a punto de ser presentada en sociedad. El presidente, ególatra y protagonista como nadie, le cedió una parte de ese protagonismo para que pudiera hacer un mitin a modo de lanzamiento oficioso de su partido Sumar, un Podemos sin gas y con ropa de firma, pero igualmente radical. No sabemos a quién suma, pero si sabemos para quién pretende sumar: para ella primero y para Sánchez después. Suspenso.
El presidente, ególatra y protagonista como nadie, cedió una parte de ese protagonismo a Yolanda Díaz para que pudiera hacer un mitin a modo de lanzamiento oficioso de su partido Sumar, un Podemos sin gas y con ropa de firma, pero igualmente radical
Cuca Gamarra
Como Feijóo no es diputado y no puede participar, asumió ella la voz del PP. Y lo hizo de forma prudente en el fondo y correcta en la forma. Dejó muy claro que Sánchez merece ser censurado, pero en las urnas dentro de menos de tres meses, y que la moción es un error que le refuerza y le da un escaparate para vendernos su producto defectuoso como si fuera nuevo. Sobresaliente.
Alberto Núñez Feijóo
A pesar de no estar presente fue probablemente el nombre más pronunciado por Sánchez, Patxi López y Abascal. En realidad iban todos contra él. Intentaron algunos echarle en cara su ausencia, pero teniendo en cuenta que ni siquiera podía defenderse, hizo bien en no caer en la trampa, ignorando una moción de censura que era una farsa, una estrategia propagandística de Vox. Notable.
Irene Montero e Ione Belarra
Estuvieron presentes, pero fueron meras observadoras de cómo Sánchez elevaba a Yolanda Díaz a categoría de líder de la extrema izquierda. Sus caras eran un poema. El Gobierno de coalición es una farsa como la moción de censura. Están rumiando su venganza y va a ser divertido verla desde la distancia cuando decidan sacar los cuchillos e ir a por Díaz y Sánchez. No van a dejar que les arrebaten lo que han construido así por las buenas. Insuficiente.