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El vía crucis de Marlaska: todos los "pecados" de un ministro solo y derrotado

El juez añade una nueva polémica a su currículum con su plantón en el funeral del héroe de la Guardia Civil, Damasco Guillen, ya sin crédito alguno entre los agentes y el propio Sánchez

Fernando Grande Marlaska en la inauguración de la Patrullera Río Luna

Publicado por
E.M y J.R.V

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El ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, se va de vacaciones de Semana Santa dejando tras de sí varios pecados que arrastra en su ministerio, convertido en un auténtico vía crucis para su titular, sin crédito entre los agentes de la Policía Nacional y de la Guardia Civil, reprobado en el Congreso -con la colaboración de los socios de Sánchez- y sin crédito incluso ante el presidente del Gobierno, que lo mantiene como parapeto una vez está achicharrado.

La última polémica de Fernando Grande Marlaska ha sido su ausencia del funeral del último héroe de la Guardia Civil, el agente Damasco Guillén López, caído en servicio, al que tampoco asistió la nueva directora de la Guardia Civil. El ministro prefirió ir a la inauguración de la Patrullera Río Luna, un aspecto que han denunciado las asociaciones de Guardia Civil como un “desprecio más” y “la evasión de sus responsabilidades”.

Pero como indicábamos, Marlaska tiene varias estaciones de penitencia acumuladas en su vía crucis del ministerio del Interior. La más reciente la dimisión de la directora de la Guardia Civil, María Gámez, tras ser imputado su marido por un caso de malversación debido a los contratos y favores que recibía del socialismo andaluz cuando gobernaba.

Purgas, incumplimientos, víctimas...

Otro pecado del ministro del Interior por el que tendrá que hacer penitencia son sus purgas en la Guardia Civil, en especial el caso del coronel Diego Pérez de los Cobos tendrá que ser restituido como jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Madrid casi tres años después de ser cesado por Marlaska. Un palo del Supremo a las prácticas del ministro en el cuerpo.

El rosario de enfrentamientos de Marlaska con Policía Nacional y Guardia Civil, además de poner patas arriba los cuerpos con sus ceses y nombramientos, lo completa su incumplimiento de la equiparación salarial con lo que cobran los cuerpos autonómicos, y los intentos de reformar la Ley de Seguridad Ciudadana -la llamada Ley Mordaza-, donde los agentes se sintieron desprotegidos pues desde el Gobierno no se defendía sus intereses prefiriendo ceder ante los socios de Pedro Sánchez.

Y para finalizar el calvario de Marlaska, dos tipos de víctimas en las que tendrá que pensar esta Semana Santa: las víctimas de ETA, molestas con la política de acercamientos de presos etarras a cárceles vascas de la que el propio Arnaldo Otegi presume, y las víctimas de la valla de Melilla, que pusieron al ministro en el disparadero de ocultar qué sucedió realmente y la reprobación de la mayoría de del Congreso.

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