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Aplausos al emérito y abucheos a Sánchez: la realidad se impone a la propaganda

A pesar de los esfuerzos de la izquierda por menospreciar a la monarquía, la realidad es que Don Juan Carlos es recibido con aplausos y Pedro Sánchez con abucheos allá por donde va.

Aplausos al emérito y abucheos a Sánchez: la realidad se impone a la propaganda

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La realidad se impone sobre la propaganda. Por mucha propaganda que haga el Gobierno y por mucho altavoz que le den los medios afines, al final la calle es soberana y actúa con libertad. Por eso la gente aplaude al rey Juan Carlos en Sangenjo y por eso abuchea a Sánchez en todas partes.

Moncloa y Galapagar llevan años en una campaña activa contra la monarquía, atacando por su flanco más débil: el Rey emérito. Es verdad que Juan Carlos I tiene unos borrones tremendos en su expediente personal, pero no es menos cierto que se le está usando para intentar socavar a la institución en un asedio que desde años atrás lleva sufriendo.

La reina Sofía y el rey Juan Carlos I, acompañados de sus hijas las Infantas Cristina y Elena y sus nietos, llegan al funeral por el rey Constantino de Grecia

Al rey Juan Carlos se le obligó a exiliarse para, entre otras cosas, poder vendernos a todos la idea de que huía de la Justicia. Lo cierto es que no tiene causa alguna pendiente y se le sigue negando el derecho a volver a su país. Es bastante inaudito.

El caso es que más allá del odio oficial a su figura, la única vez que ha regresado lo ha hecho entre el aplauso de los vecinos que se congregaron en Sangenjo para recibirle en su primera visita tras su marcha a Emiratos Árabes. Por mucho que le pueda fastidiar eso a Sánchez o a Bolaños o a Iglesias, lo cierto es que así fue y tiene pinta de que así será cuando vuelva, algo que previsiblemente va a suceder muy pronto. Y es que se espera que Don Juan Carlos vuelva a tierras gallegas la próxima semana para disfrutar de su hobby preferido.


Esos aplausos resuenan con estruendo en los oídos de Pedro Sánchez que cada vez que sale a la calle se encuentra con ciudadanos que, por el contrario, le abuchean allá por donde pasa. Este lunes lo vivió de nuevo, esta vez en un entorno supuestamente controlado como es un mitin del PSOE en el que varios activistas de izquierdas, en concreto del Frente Obrero, reventaron su discurso entre gritos.

Mira que Sánchez gasta dinero de todos en autobombo. Pues nada. Ni los del Frente Obrero ni los ciudadanos de a pie le tragan. Es fácil imaginarle en la Moncloa preguntándose ante el espejo por qué no es él el más querido del reino.

Al final la realidad se impone: Sánchez abucheado y Don Juan Carlos aplaudido, le pese a quién le pese.