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50 minutos y solo en catalán: el duro interrogatorio a la enfermera perseguida

Begoña Suárez criticó que para opositar fuese obligatorio el C1 de catalán y a raíz de esa denuncia, el independentismo se le echó encima y el acoso se plasmó también en este interrogatorio.

Imagen del vídeo en el que la enfermera andaluza Begoña Suárez critica que para opositar en Cataluña sea obligatorio el nivel C1 de catalán.

Imagen del vídeo en el que la enfermera andaluza Begoña Suárez critica que para opositar en Cataluña sea obligatorio el nivel C1 de catalán.

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Raúl Puente

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El independentismo catalán ha vuelto a demostrar lo que es capaz de hacer y cómo trata a aquellos que se muestran en contra de los que no piensan como ellos. La lengua catalana se ha convertido en el principal baluarte de los independentistas y parece claro que quien ose poner en duda o ir en algún momento en su contra va a pagarlo caro.

Es el caso de Begoña Suárez, la enfermera andaluza de 25 años que hace unas semanas se hizo viral al criticar la obligación que imponen en Cataluña de tener el nivel C1 de catalán para opositar en la región catalana.

Debido a estas quejas, se le abrió un expediente y sorprende que no fue mediante los mecanismos del hospital Vall d'Hebron donde trabajaba, si no que de la investigación se ha encargado un instructor del Instituto Catalán de la Salud, dependiente de la Generalitat. Desde la publicación del vídeo, la joven ha sufrido un hostigamiento continuo por parte de los partidos nacionalistas e instituciones afines que le ha llevado a irse de Cataluña y estar de baja por ansiedad.


De hecho, el propio consejero de Salud del gobierno catalán, Manel Balcells, atacó a la joven por el vídeo en sus redes sociales: "Estas declaraciones son intolerables para una trabajadora pública. Desde el centro hasta el Departamento de Salud llegaremos hasta el fondo de la cuestión. Abrimos un expediente. El sistema sanitario debe garantizar la atención en la lengua propia de Cataluña".

En ese estado, según publica El Mundo, tanto esta enfermera como las dos compañeras que le acompañaban fueron sometidas a un interrogatorio de 40 preguntas, completamente en catalán, y en un tono de dureza impropio de este tipo de investigaciones, en un interrogatorio más parecido a los policiales que a uno que correspondería a este caso. Un traductor fue traduciendo una a una las preguntas, realizadas el pasado 28 de marzo, ya que ninguna de ellas entiende el idioma, en lo que es un claro ejemplo en su afán de imponer la lengua catalana y para amedrentar a las interrogadas.

Según apuntan en este medio, el interrogatorio no se centró en saber si las interrogadas realizaban bien o no su trabajo, si no en cuestiones relacionados con el vídeo. Algunas personas en las redes sociales criticaban a las enfermeras por hacer ese tipo de vídeos mientras trabajaban, pero hay que dejar claro que se grabaron durante su descanso para comer y en el espacio que tienen asignado para el mismo.

Amenazas de muerte

Eso por no hablar de los ataques en las redes sociales y las amenazas de muerte que han provocado que la propia enfermera no salga de casa por miedo, tal y como ha contado a El Mundo: "Ahora mismo me da mucho miedo salir a la calle, por las consecuencias más allá del hospital. Hay gente que está muy loca y puede venir a darme una paliza. He recibido un montón de amenazas".

Lindezas y mensajes del tipo: "Te exiliaba a tu puta comunidad o te fusilaba y te dejaba en una puta cuneta tirada hija de la grandísima puta".

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