Otro error infantil en una ley demuestra que este Gobierno no sabe legislar

'Pedro Sánchez y Unidas Podemos, la historia del Gobierno que no sabía legislar'. Este podría ser uno de los muchos títulos que se le podría poner a la novela que está escribiendo Pedro Sánchez y compañía. Y es que una de las tareas principales, por no decir la principal, de un Gobierno es que sepa hacer leyes. Legislar bien debe ser para los políticos al mando uno de los pilares fundamentales sobre los que cimentar su trabajo.

Sin embargo, el de Pedro Sánchez y Unidas Podemos no pasará precisamente a la historia como uno de los gobiernos con mayor éxito a la hora de legislar, ya que las lagunas legales en sus normas son últimamente más que frecuentes. En ocasiones con consecuencias graves, como las del sí es sí o la ley Trans, y en otras menos, con errores de redacción, pero desde luego reprochables para alguien que debería hacer bien una de sus funciones principales.

En el fondo el problema es grave: no saben legislar. El que viene a continuación se trata de un error que no tendrá graves consecuencias legales como sí que ha tenido los fallos de la ley del solo sí es sí, pero que es una muestra de la falta de criterio, atención y parece que interés a la hora de legislar de este Ejecutivo que dirige Pedro Sánchez.

En esta ocasión se trata de un fallo en los cambios en la Ley sobre Infracciones y Sanciones en el Orden Social a través de las nuevas normas de Empleo y Trans, dependiente la primera del ministerio de Trabajo y la segunda del de Igualdad. Pues bien, las carteras que encabezan Yolanda Díaz e Irene Montero cambiaron la misma ley dos veces en el mismo día y eso ha provocado que el BOE no sepa ahora cuál está en vigor.

Robert Gutiérrez, jurista y especialista en derecho, relaciones laborales y ciencias del trabajo fue el que sacó a la luz este error que provoca que las versiones se solapen y por lo tanto, no se sabe cuál es la correcta. Por el momento, un mes después, no ha llegado una corrección definitiva de la misma, que afecta a este punto que trata de impedir que se produzcan situaciones discriminatorias a la hora de contratar a alguien.

En resumidas cuentas, un punto en el que se marca como infracción grave que empresas, las agencias de colocación o de las entidades de formación soliciten datos vetados y personales de los trabajadores que quieren contratar.

Según El Confidencial, que ha hablado con fuentes de ambos ministerios, apuntan a que los dos departamentos son conscientes del error pero que están esperando a corregirla a través de una enmienda en alguna de las leyes que se tramiten próximamente. Es decir, mucha prisa no tienen.

Muchos errores legislativos: sí es sí, ley de eutanasia, ley Trans...

Son muchos los ejemplos que demuestran que este Gobierno no sabe legislar. . En ella abren la puerta a, literalmente, a aplicarle la eutanasia a una empresa o cualquier otra organización público o privada. Y es que, en la redacción de uno de sus puntos se establece que esta norma “será de aplicación a todas las personas físicas o jurídicas, públicas o privadas, que actúen o se encuentren en territorio español”. El detalle es que, las personas jurídicas, son empresas.

Un error que, tal vez porque no se puede aplicar y es más de redacción que de otra cosa, no ha sido subsanado ni parece que vaya a serlo a estas alturas. Sin embargo, la chapuza es evidente. En este caso y el de la última de Díaz y Montero, por suerte son errores sin graves consecuencias y su ineptitud queda en una anécdota.

Sin embargo, lo que no queda en una anécdota son las lagunas de la famosa ley del solo sí es sí, "efectos indeseados de la ley" para el Gobierno, que a día de hoy ha rebajado las penas a 943 agresores sexuales y exacercaldo a más de 100 delincuentes sexuales antes de tiempo. Todo ello sin contar todos los datos de Audiencias Provinciales de peso como las de Madrid y Barcelona.

O las también lagunas en otra de las leyes bandera de los morados, la ley Trans, que facilitan de una manera inentendible la posibilidad de cambiarse de sexo de una persona. Esa facilidad ha llevado a algunas personas a aprovecharse de la norma y sus fallos para, por ejemplo, opositar con un físico de hombre en las pruebas femeninas o a deportistas cambiarse de sexo para obtener una mayor ventaja compitiendo donde no les corresponde.