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El sectarismo de Sánchez: medio año sin hablar con el líder de la oposición

En los últimos 11 meses el presidente del Gobierno solo se ha dirigido 3 veces a Feijóo: un whatsapp, una llamada y una reunión.

Pedro Sánchez.

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Está a punto de cumplirse medio año sin que haya tenido contacto alguno con Alberto Núñez Feijóo. Y no hablamos de verse en persona. La última vez que tuvieron una comunicación directa fue por teléfono. Hay que remontarse al 27 de octubre del año pasado cuando

ambos mantuvieron un tensa conversación sobre la renovación del CGPJ que el PP abortó tras conocerse que el Gobierno pensaba derogar el delito de sedición para complacer a sus socios separatistas. No ha habido más contactos y han pasado exactamente 171 días desde entonces.

Aquella conversación terminó como el rosario de la aurora, reconocen unos y otros. El PP publicó un comunicado de 12 puntos en el que se daban por rotas las negociaciones. No obstante, el último de esos puntos afirmaba que “el presidente y todo el Partido Popular sigue a disposición del presidente del Gobierno”.

En realidad, la comunicación entre ambos ha sido muy escasa siempre, prácticamente inexistente. Antes de esa conversación telefónica, Sánchez ya había estado 168 días sin dirigir la palabra a Feijóo. Cinco meses y medio. Concretamente entre el 25 de abril y el 10 de octubre del año pasado. El 25 de abril fue un frío intercambio de mensajes de WhatsApp en el que ambos se intercambiaron los nombres de sus respectivos equipos negociadores en materia de justicia y economía. El 10 de octubre se entrevistaron en la Moncloa, la última vez que se han reunido.

Tres conversaciones en un año

Es decir, en casi un año, entre el 25 de abril de 2022 y el presente día el presidente del Gobierno solo se ha dirigido al líder de la oposición en 3 ocasiones: unos mensajes de WhatsApp, una charla telefónica y una reunión cara a cara.

...dicen fuentes del PP que resumen en una frase lapidaria la forma de actuar de Sánchez: “mimitos a los independentistas y desprecio a la alternativa política de este país”.

Se mire cómo se mire es una enorme irregularidad democrática. Es deber del jefe de Gobierno trasladar al presidente del principal partido de la oposición cuestiones de Estado, informaciones sensibles y posiciones del Ejecutivo en cuestiones delicadas de política exterior. “Es la demostración del tipo de presidente que tiene este país”, dicen fuentes del PP que resumen en una frase lapidaria la forma de actuar de Sánchez: “mimitos a los independentistas y desprecio a la alternativa política de este país”.

Derribar a Feijóo

Si la relación ha sido casi nula siempre, la ultima vez que hablaron, el 27 de octubre pasado, se rompió del todo el fino hilo que comunicaba a duras penas a ambos líderes. Sánchez cambió su estrategia y pasó a atacar con todo, por tierra, mar y aire, a Núñez Feijóo. La orden se ha trasmitido a todos los ministros que no han dudado en descalificarle incluso en aspectos personales. También a los diputados y cargos del partido. La consigna es clara: derribarle como sea.

En estos 171 días de silencio desde Moncloa han pasado no pocas cosas que hubieran requerido esa comunicación, por higiene democrática y por guardar las formas, tan importantes en un Estado de Derecho. Desde la dirección del PP lamentan sobre todo la falta de información “en política internacional”, algo que llevan reclamando desde hace mucho tiempo.

Desde la dirección del PP lamentan sobre todo la falta de información “en política internacional”, algo que llevan reclamando desde hace mucho tiempo.

“Es necesario que la posición de España se consensue” con el PP, dicen, en cuestiones tan importantes de política exterior como la cumbre de la OTAN, la guerra en Ucrania, la postura española respecto a Marruecos y la posición de nuestro país sobre el conflicto del Sáhara”, entre otras.

Pensiones

Los españoles además hubiéramos agradecido un intento de negociación de la reforma de las pensiones, otro asunto clave en el que tradicionalmente se ha buscado un acuerdo entre los dos principales partidos. Un acercamiento entre los dos líderes podría haber allanado el camino o, al menos, buscado puntos de consenso. Tampoco se produjo.

Se habría podido consensuar con toda seguridad una rápida y urgente reparación del error legislativo que ha llevado a que cerca de un millar de delincuentes sexuales se beneficien de rebajas penitenciarias

Incluso la reforma de la ley del solo sí es sí, en la que el PSOE necesita esta misma semana los votos del PP, es otra materia sensible que hubiera aconsejado un contacto entre el presidente del Gobierno y el líder de la oposición por el bien de las víctimas, principalmente mujeres. Se habría podido consensuar con toda seguridad una rápida y urgente reparación del error legislativo que ha llevado a que cerca de un millar de delincuentes sexuales se beneficien de rebajas penitenciarias.

Es exigible que el presidente del Gobierno se comporte con altura de miras, más allá de sus intereses partidistas, sus estrategias, sus filias o sus fobias. Romper las comunicaciones con el líder de la oposición está lejos de esa visión de Estado que necesita un gobernante.

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