El paro baja pero la precariedad sube: así maquilla Yolanda Díaz la realidad
Yolanda Díaz asegura que "las políticas públicas del Gobierno funcionan" en relación a los datos del desempleo del mes de abril. La realidad, sin embargo, es bien distinta.
Yolanda Díaz, Ministra de Trabajo, junto a Pedro Sánchez, Presidente del Gobierno.
La noticia del día es que el desempleo baja en el mes de abril. Concretamente, el pasado mes cerró con 73.890 parados menos y con 238.436 afiliados más, lo que supone llegar a un total de más de 20,6 millones de cotizantes a la Seguridad Social.
Que el paro descienda en España es, ciertamente, una muy buena noticia teniendo en cuenta que somos el país con la mayor tasa de desempleo no solo de toda la Unión Europea sino que también de toda la OCDE, esto es, de entre los países desarrollados a nivel mundial.
La realidad del mercado laboral en España
No es oro todo lo que reluce. Para empezar, por el maquillaje de datos del desempleo. El Gobierno asegura, a tenor de las personas registradas en el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), que el paro se sitúa en 2.788.370 personas. La contradicción llega, sin embargo, cuando consultamos los datos oficiales de demandantes de empleo -ofrecidos por el propio Gobierno de España-. Según el SEPE, hay 1.000.696 de personas ocupadas que están demandando empleo (tratando de buscar uno mejor) y 3.000.870 de no ocupadas también demandando empleo. En total, hay 4.314.617 demandantes de empleo. Algo que contrasta con las tan solo 2.788.370 de personas computadas como desempleados.
El analista financiero Eduardo Bolinches, consultado por ESdiario, advierte que: “Sólo faltaría que –con la Semana Santa de por medio– no estuviéramos celebrando un buen dato de creación de empleo con 238.400 puestos de trabajo. Es el mejor mes de abril a nivel histórico, pero efectivamente hay que leer entre líneas y saber por dónde te la están intentando colar”.
En este sentido, si nos fijamos, además, en los contratos creados en el mes de abril, recordemos que bajo el efecto Semana Santa, de los 1.157.316 -según datos ofrecidos por el propio SEPE- la mayoría, 626.779 concretamente, son temporales. Además, 120.914 contratos son indefinidos a tiempo parcial y 185.315 fijos discontinuos -que no se contabilizan como desempleados aunque cobren prestación por desempleo-.
Como se puede comprobar, estamos ante una realidad distinta a la altamente optimista mostrada por el Gobierno de Pedro Sánchez y, especialmente, por la Ministra de Trabajo Yolanda Díaz. La precariedad en los contratos y, consecuentemente, la dificultad de los trabajadores para llegar a fin de mes es acuciante. La precariedad, en suma, sigue al orden del día.
En palabras de Eduardo Bolinches para ESdiario: “Somos más trabajadores cotizando y trabajando pero en cómputo global trabajamos menos horas, con lo cual es cierto eso de los contratos precarios. Nos olvidamos de un colectivo que es ese tipo de persona que está trabajando pero que dice que quiere buscar un trabajo adicional. Podemos decir que hay casi 4 millones de demandantes de empleo pero necesitan encontrar más trabajo y más horas”.
Profundizando en los datos, otro indicador adicional hace saltar todas las alarmas: el número de empresas creadas. A pesar de que en marzo del 2023, últimos datos disponible del INE, se crearon 11.293 empresas -arrojando un saldo positivo- si comparamos el número total de empresas en marzo del 2023 con el número total de empresas de 2019 -año comparativo precovid- comprobamos que todavía hay 69.754 empresas menos. Estamos, en términos absolutos, en saldo negativo; aún no hemos alcanzado niveles previos a la pandemia.
“A día de hoy en España hay que ser muy atrevido o tonto para montarte una empresa. Yo he montado una empresa hace dos semanas. En otros países, efectivamente, tardas un día o dos para montarla mientras que en España han pasado dos semanas y – aunque tengo el CIF provisional – todavía sigo a la espera. Las cosas de palacio van despacio”, sentencia Eduardo Bolinches.
Huelga decir que quien crea empleo productivo -riqueza- en España son las empresas privadas. Los empresarios, para ser exactos. Es fundamental tener, por tanto, un tejido empresarial sólido y creciente, con una fuerte captación de inversión extranjera. Algo de lo que carece, por desgracia, el conjunto de España.
