Feijóo logra la campaña en clave nacional que quería y Sánchez acepta el envite
Los barones miran con preocupación cómo se ha colado el escándalo de Bildu en plena campaña y tratan de redirigir el debate hacia asuntos locales y regionales.
Llegados al ecuador de la campaña, Alberto Núñez Feijóo ha logrado hasta ahora lo que buscaba, que estas elecciones se jueguen en clave de plebiscito sobre Pedro Sánchez, casi como si de la primera vuelta de las generales se tratara. "Hay que votar contra la resignación de aceptar las mentiras de Sánchez y el blanqueamiento de como socio del Gobierno", decía este mismo viernes el líder del PP.
Su intención ha sido desde el primer momento que los españoles vean el 28-M como una oportunidad de censurar al "sanchismo", un término que incluye a todos los que por acción u omisión son responsables de la situación actual de España.
En el saco de los segundos, de los de la omisión, encontramos a los 'barones' socialistas que más allá de unas críticas puntuales al líder no han movido un dedo para tratar de que impedir a Sánchez que cruzara algunas líneas rojas, entre otras, los pactos con Bildu.
Lo sorprendente es que Pedro Sánchez ha aceptado el envite. No ha rehuido el enfrentamiento directo con Feijóo en ningún momento a pesar de que las encuestas no le resultan nada favorables
Lo sorprendente es que Pedro Sánchez ha aceptado el envite. No ha rehuido el enfrentamiento directo con Feijóo en ningún momento a pesar de que las encuestas no le resultan nada favorables en casi ningún sitio y ha llevado la campaña a un debate de alcance nacional.
EL PSOE, a salvar los muebles
A una semana vista del 28-M y a tenor de las múltiples encuestas publicadas podría decirse que las perspectivas son buenas para el PP y que el PSOE aspira a resistir, a salvar los muebles, nunca a avanzar.
El caso es que Sánchez está convencido de que las cosas no van tan mal, que él aporta mucho y su Gobierno también. Quiere un debate nacional en la campaña, pero con el guión escrito por él.
Por eso está usando los Consejos de Ministros como subastas electorales con el dinero de todos para aprobar medidas populistas que anuncia dos días antes en el mitin de turno.
...está usando los Consejos de Ministros como subastas electorales con el dinero de todos para aprobar medidas populistas que anuncia dos días antes en el mitin de turno.
Durante unos días parecía que la estrategia le funcionaba, que se hablaba de sus medidas -viviendas, cine para los mayores, Interrail para los jóvenes...- más que de cualquier otra cosa.
Daba la impresión de que Sánchez lograba marcar la agenda cuando, de repente, saltó el escándalo: Bildu, los socios de Sánchez con los que jamás iba a pactar, llevan en sus listas, siete de ellos con delitos de sangre.
Más allá de la gravedad del caso en sí mismo, la desvergüenza de Bildu ha sido un despertador de conciencias que nos ha recordado a todos quién es Sánchez, qué clase de calaña tiene el presidente del Gobierno. No sólo ha convertido al brazo político de en socio preferente del Gobierno de España, es también el político al que Podemos quitaba el sueño; el del escándalo de Tito Berni; el de la rebaja de penas a violadores con la ley del solo sí es sí; el de los indultos a los golpistas catalanes; el que nombró a su ministra de Justicia fiscal general; el del asalto al Tribunal Constitucional con Conde Pumpido y un ex ministro de Justicia, como José Manuel Campo.
Los barones se desesperan
El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
Por eso, mientras Sánchez sigue acaparando protagonismo convencido de su tirón, sus barones se desesperan. "Yo imploro para que en esta campaña nos dejen hablar de los problemas que preocupan a los extremeños y las extremeñas, decía hace nada Fernández Vara, el presidente de Extremadura y candidato del PSOE, consciente de que ese tinte nacional les perjudica.
La preocupación de todos ellos, Lambán, Page, Puig... es precisamente verse arrastrados por las ganas de muchos de castigar a Sánchez. Puede que al final se lleven ellos la patada en el culo destinada al presidente del Gobierno. Más ahora que los anuncios populistas y electoralistas del Gobierno -que podría beneficiarles también a ellos- se van eclipsados por el tema Bildu.
Queda una semana de campaña. Veremos a Sánchez al contraataque con más medidas populistas que le sirvan para enterrar el escándalo de Bildu, un partido con el que, si puede,