Revilla pierde los papeles tras el mazazo del 28-M: "¿Quién es ese tonto?"
Al aún presidente cántabro no le gustó que le interrumpieran y se despachó a gusto con el que lo hizo, al que "invitó" visiblemente enfadado a abandonar la sala de prensa.
Ha sido una de las noticias que nos ha dejado estas elecciones autonómicas y municipales: la caída en Cantabria de Miguel Ángel Revilla y su PRC. El que ha sido presidente de la región cántabra durante cuatro legislaturas ha visto cómo su tiempo, políticamente hablando, se ha agotado y ha sucumbido de nuevo ante el Partido Popular. Decimos de nuevo porque esas cuatro legislaturas solo se vieron interrumpidas por la de los populares con Ignacio Diego a la cabeza de 2011 a 2015.
Como en muchos territorios, el Gobierno definitivo dependerá de un posible pacto entre el Partido Popular y Vox. María José Sáenz de Buruaga, con 15 de los 35 diputados regionales, ha sido la más votada en tierras cántabras y apunta a ser la próxima presidenta de la Comunidad, pero necesita esa alianza para hacerlo con mayoría absoluta. Lo que es una realidad es el desplome del Partido Regionalista de Cantabria que lidera Revilla, que ha descendido hasta ser la tercera fuerza más votada y perder 6 escaños respecto a 2019. El peor resultado en más de 10 años.
Unos malos resultados que todo apunta provocarán el relevo de su líder y su salida por lo tanto del primer plano político después de tantos años. Aunque Revilla aceptó la derrota con deportividad y asumió que la del 28 de mayo había sido “una mala noche”, durante la rueda de prensa posterior los nervios le jugaron una mala pasada.
Y no fue precisamente con alguien externo al partido, sino con un afiliado que, eso sí, aplaudió y celebró cuando Revilla anunció la intención de dar el relevo en la dirección del PRC.
“En estos cuatro años tengo que hacer un tránsito a que otra persona del partido lo lidere, pero mientras tanto hay que hacerlo tranquilamente, y no huyendo”, explicaba Revilla, cuando uno de los asistentes aplaude e interrumpe al grito de “¡Bravo!”.
“¡Callar eh! ¡Venga! Echar a ese tío de ahí. Venga, que coja la puerta y se vaya”, reaccionaba un enfadado Revilla al que intentaban calmar, pero sin éxito. “¡Es que esto ya! ¿Quién es ese tonto?”, acababa preguntando el aún presidente de Cantabria, al que no le gustó la interrupción.