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Los mimbres de Sánchez para su Frankenstein 2.0: así sería su nuevo Gobierno

Las cuentas no le salen, pero si tiene una sola opción de seguir en la Moncloa será siempre de la mano de Bildu, ERC y la extrema izquierda con nuevas peticiones que complacer.

Pedro Sánchez y Yolanda Díaz sentados en sus escaños en un momento de la última sesión de control al Gobierno en el Congreso

Pedro Sánchez y Yolanda Díaz sentados en sus escaños en un momento de la última sesión de control al Gobierno en el Congreso

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Pedro Sánchez no depende de sí mismo y solo tiene una opción para gobernar: que la suma de toda la izquierda le dé la mayoría que necesita para ser investido presidente del Gobierno para cuatro años más. Y toda es toda. Su Frankenstein 2.0 sería una reedición del actual, probablemente aún más esclavo de sus socios y, por lo tanto, más radicalizado.

No hace falta echar a volar la imaginación. Lo único bueno de haber tenido a Sánchez estos años en la Moncloa es que ya sabemos cómo es, de lo que es capaz y qué podemos esperar. Sus mimbres para hacer el cesto están muy claros. Son estos y solo tiene estos:

Los socios: de cada casa lo peor y más radical

Por un lado, lo más preocupante: sus socios. Asistimos a la alianza de EH Bildu con ERC para presentarse junto de nuevo al Senado. Los filoetarras y los golpistas de la mano, esperando a Sánchez al otro lado del puente si el 23J les da la oportunidad, por mucho que el socialista intente ahora disimular. “Si el menú del día es elegir entre Feijóo y Sánchez, sin ninguna duda escogeremos al actual presidente del Gobierno”, señaló esta misma semana el portavoz de Bildu, Unai Urruzuno.


Con los presos de ETA ya en el País Vasco y en proceso de irse a sus casas, ¿qué más le pedirían los abertzales? No es descabellado pensar en un referéndum o cualquier maniobra para activar la anexión de la Comunidad Foral de Navarra al País Vasco, por ejemplo. ¿Y los separatistas, qué podrían exigir? El referéndum de autodeterminación -bautizado con cualquier eufemismo y con los matices que se quiera- está en el horizonte, a nadie se le escapa.

Lo único bueno de haber tenido a Sánchez estos años en la Moncloa es que ya sabemos cómo es, de lo que es capaz y qué podemos esperar. Sus mimbres para hacer el cesto están muy claros

Luego está el mundo podemita, cooperador necesario y cómplice del sanchismo disfrazado de Sumar, Podemos o como quieran llamarse. Todos, en el fondo son el mismo perro con diferente collar y sin ellos nada sería posible. Ellos han empujado a Sánchez hacia la extrema izquierda -él no ha opuesto demasiada resistencia- y encabezados por Yolanda Díaz serán de nuevo la clave de bóveda de Frankenstein 2.0.

La locura legislativa del sólo sí e sí, la ley de vivienda y la ley trans es solo el principio de lo que nos espera. En cuatro años más serían capaces de muchas cosas: quizás un banco público, quizás unos supermercados estatales; subida de impuestos desenfrenada; intervención de los precios de los alimentos y de la vivienda… Cualquier cosa es posible.

Las leyes al antojo y la reforma de la Constitución

La ley sometida al sanchismo es otro de los mimbres con los que se haría la segunda versión del gobierno Frankenstein. Ya hemos visto cómo le dio igual aprobar dos estados de alarma inconstitucionales, violando derechos fundamentales de los españoles.

En todo caso, eso es una minucia casi al lado de la manipulación del Código Penal. Si han sido capaces de derogar la malversación y rebajar la sedición, ya son capaces de cualquier cosa. Lo intentaron por las bravas con el CGPJ y ahora que ya casi todo es posible.


La reforma de la Constitución mediante hechos consumados puede ser una realidad en los próximos cuatro años. La estrategia es ir por la puerta de atrás, mediante leyes de dudoso ajuste a la Carta Magna aprobadas con calzador por Conde Pumpido y sus muchachos, que pueden transformar en la práctica la realidad constitucional. El citado referéndum en Cataluña formaría parte de todo esto.

La injerencia en las instituciones para ponerlas a su servicio

Pero el TC es sólo una parte del manoseo al que han sometido las instituciones para ponerlas a su servicio. El CIS, el Tribuna Constitucional, la Guardia Civil y la fiscalía general del Estado no se han librado tampoco. Precisamente la fiscalía está ahora mismo de plena actualidad y es un ejemplo muy claro de cómo las zarpas del sanchismo están destrozando su independencia.

Frankenstein 2.0 sería lo mismo, pero peor, cruzando nuevas líneas rojas que probablemente ahora no seamos capaces ni de imaginar.

Los fiscales están en pie de guerra contra el fiscal general, nombrado por Sánchez y sometido a sus caprichos. El último ha sido poner a dedo y de forma extemporánea a la exministra de Justicia Dolores Delgado como fiscal de la Memoria Democrática. Si gobierna de nuevo acabará de someter a la Justicia. Ya solo le falta el CGPJ que, asediado desde hace años, no podría resistir cuatro más el asalto de Sánchez.


La Guardia Civil, tres cuartos de lo mismo. Mercedes González, nombrada hace dos meses, dejará el cargo para ir en las listas del PSOE. Una tomadura de pelo a la institución y a los españoles. Los mandos incómodos, como Pérez de los Cobos, apartados de su cargo por no obedecer órdenes ilegales y partidistas.

A Sánchez solo le queda reeditar Frankenstein. No tiene otra salida. Y Frankenstein 2.0 sería lo mismo, pero peor, cruzando nuevas líneas rojas que probablemente ahora no seamos capaces ni de imaginar.

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