El "tiempo muerto" del 23J toca a su fin: la Mesa del Congreso retrata a Sánchez
El próximo viernes, España tomará la temperatura a la nueva legislatura. La constitución oficial del Parlamento dará la pista clave de hasta dónde está dispuesto a llegar el líder socialista
Comienza la partida, el tablero está dispuesto. Se acaban los tiempos de los remoloneos, las vacaciones estratégicas y los movimientos entre bambalinas. Se terminó el “tiempo muerto”, el balón se pone a botar en la cancha y toca a todos los partidos retratarse. 17 agosto, tras el 23J, llega la hora de encajar la primera pieza del puzzle de la gobernabilidad de España.
La constitución formal del Congreso y el Senado el próximo viernes va a ser el mejor termómetro posible para perfilar dos incógnitas abiertas tras el resultado de las elecciones generales: hasta dónde está dispuesto a llegar Pedro Sánchez tirando de las costuras de las instituciones del Estado -desde el Rey mismo, hasta la presidencia de las Cortes, pasando por el TC- y si la legislatura nace ya herida de muerte ante el cambalache que el PSOE precisa para mantener a su líder en La Moncloa.
Ya hay un primer pago: Junts y ERC tendrán grupo parlamentario propio sin ganárselo en las urnas. Que no es otra cosa que el manejo de mucho más fondos de los impuestos de los españoles, a los que denigran desde la misma tribuna del hemiciclo.
Más allá de las quinielas típicas de la ocasión, que contemplan que Félix Bolaños se convierta en la tercera institución del Estado -sería el mejor ejemplo del principio de la máxima incompetencia , artífice como es del ilegal estado de alarma y chapuzas varias más- por ERC se han enterado los españoles que hace días que Moncloa ha abierto conversaciones con sus socios de Frankenstein.
El hemiciclo, que volverá a llenarse este próximo viernes, en una panorámica desde la presidencia.
Y que ya hay un primer pago: Junts y Esquerra tendrán grupo parlamentario propio sin ganárselo en las urnas. Que no es otra cosa que el manejo de mucho más fondos de los impuestos de los españoles, a los que denigran desde la misma tribuna del hemiciclo.
La constitución formal del Congreso y el Senado el próximo viernes va a ser el mejor termómetro posible para perfilar dos incógnitas abiertas tras el resultado de las elecciones generales
Si el próximo viernes Sánchez ordena un empujón contra el PP en la Mesa, lo margina y premia a los independentistas, no solo estará dando una nueva muestra de su catadura moral, estará arrastrando al fango al Parlamento, la única institución que podría parar los pies a un Puigdemont en posesion del botón nuclear de la próxima legislatura.
Sumar oficia estos días de celestina, con el inquietante Jaume Asens moviéndose entre Waterloo, Barcelona y Madrid, para lograr que un socialista presida una mesa del Congreso progresista. Llevando incluso a ese órgano constitucional a los representantes de los partidos que utilizaron otro parlamento, el de Cataluña, para dar un golpe de Estado. El fantasma de Carmen Forcadell paseando por el Palacio de la Carrera de San Jerónimo.
Ante esta huida hacia adelante, escaso margen de maniobra le queda a Alberto Núñez Feijóo, que ha comisionado a Cuca Gamarra. La número dos del PP se ha visto obligada estos días a clamar en el desierto para reivindicar lo obvio: que Feijóo ganó las elecciones y que el PP - sus 11 millones de votantes- no pueden ser el viernes ni excluidos, ni humillados, ni empujados a la irrelevancia en las nuevas Cortes Generales. Más aún con su mayoría absoluta en el Senado, la cámara territorial en la legislatura que se presenta como la de la “cohesión territorial”.
Todo esto se va a dirimir este próximo viernes en el chupinazo de la nueva legislatura. Tres días antes, la socialista María Chivite será investida presidenta de Navarra. Con el pulgar levantado de Arnaldo Otegi. Ese es el precedente de lo que puede suceder el 17 en el Congreso.