El heredero saudí garantizó por teléfono a Putin su apoyo tras tomar Telefónica
Arabia anunció su sostén económico a la coalición de países que lidera Rusia al día siguiente de la compra del operador español
El pasado 6 de septiembre, al día siguiente de la toma saudí de Telefónica, Putin y el príncipe heredero de Arabia, Mohammed bin Salman bin Abdulaziz, se pusieron en contacto telefónico para garantizar la continuidad de su cooperación económica. Había estallado una alarma en su relación.
No en vano, como reveló ayer este diario, el fondo soberano saudí que controla el 64% del inversor árabe en Telefónica ha financiado el fondo soberano de Putin con hasta 10.000 millones de dólares. Y tal embudo inversor ruso está vetado tras la invasión de Ucrania por UE y Washington por considerarlo una mera vía de pillaje internacional de Putin y sus compinches.
Ninguna prueba mejor del fuerte nexo Rusia-Arabia en plena guerra de Ucrania y del valor estratégico de la inversión saudí que la llamada entre Moscú y Riad a las 24 horas del bombazo inversor. Justo tras la captura saudí hasta un 9,9% de una empresa telefónica con gran implantación en Europa (España, Alemania y Reino Unido).
Y cooperar hoy con Rusia o sus aliados significa financiar su guerra. Sin desdeñar la información sensible y contratos de Defensa que se pone a los pies del socio saudí de Putin en pleno conflicto europeo. Quizá Putin no vio tales ventajas y lo interpretó como traición saudí.
Dividendos saudíes en Rusia acabarán inyectados en Telefónica o harán el camino inverso, de España a Moscú.
Naturalmente, el lenguaje diplomático es parco sobre este telefonazo: “Hoy una llamada fue hecha entre el príncipe Mohamed bin Salman y el presidente de Rusia, Vladimir Putin”. ¿Contenido? “Las distinguidas relaciones bilaterales y oportunidades para desarrollar varios campos fueron revisadas a lo largo de la llamada”. Qué casualidad que Putin o el heredero saudí se vean urgidos a revisar telefónicamente sus futuros planes de cooperación justo al día siguiente de la toma de Telefónica.
El heredero saudí expresó su “disposición a construir una asociación económica con los países BRICS”: Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica. Es decir, reforzar la coalición internacional opuesta a las posiciones que defienden UE o EEUU sobre Ucrania. Oxigenan económicamente a Rusia mientras occidente busca asfixiarla para lograr la paz.
Todo un beso telefónico a Putin tras el maridaje con Telefónica. Y acordaron expandir esta organización internacional, la única que respalda al invasor Putin. Moscú desnudó el mensaje de Riad: “El príncipe heredero saudí asegura a Putin que está preparado para una asociación económica con los BRICS”.
El Kremlin no explica por qué Riad reforzó su adhesión a Putin al día siguiente de la toma de Telefónica. O Putin le pidió explicaciones o el heredero se sintió obligado a darlas. Y, de paso, brindar alguna prueba de lealtad a Moscú. Por ejemplo, reforzar su coalición internacional y mantener el precio del barril de crudo.
También abordaron aspectos de la agenda internacional. “El presidente ruso y el príncipe heredero saudí revisaron la cooperación entre los dos países en el marco del acuerdo OPEP y acordaron seguir trabajando por la estabilidad del mercado energético mundial”.
Estabilidad para Putin significa no bajar los precios del crudo, algo que destrozaría la exportación rusa y su alimento bélico: “Se señaló que los acuerdos alcanzados para reducir la producción de petróleo, en combinación con compromisos voluntarios para limitar el suministro de petróleo crudo, permitirán mantener estable el mercado energético mundial”. Segundo éxito del telefonazo: Riad garantiza el precio del petróleo que Putin desea.
Pedro Sánchez y el presidente de Telefónica, Álvarez Pallete.
El heredero saudí “agradeció a Rusia su apoyo a la solicitud de Arabia de unirse al BRICS”. Y Putin “felicitó calurosamente a los dirigentes de Arabia por la decisión correspondiente tomada en la cumbre del BRICS en Johannesburgo e informó al príncipe heredero sobre las prioridades de la presidencia rusa del BRICS en 2024”.
Pero el Kremlin no explica por qué Riad reforzó su adhesión a Putin al día siguiente de la toma de Telefónica. O Putin le pidió explicaciones o el heredero se sintió obligado a darlas. Y, de paso, brindar alguna prueba de lealtad a Moscú. Por ejemplo, reforzar su coalición internacional y mantener el precio del barril de crudo.
“Los líderes expresaron su satisfacción por el desarrollo de la cooperación diversa entre Rusia y Arabia y revisaron una serie de temas de actualidad relacionados con una mayor profundización de la cooperación en el comercio, la economía, el transporte, la logística y la inversión. Acordaron continuar sus contactos personales”. Venden que hablaron de todo, menos del tsunami saudí en Telefónica del día anterior.
Esta charla aflora dos problemas para Sánchez como presidente español y europeo. Uno nacional: se ha colado en España un gobierno socio de Putin para pilotar una firma estratégica que afecta a la seguridad nacional. Y otro internacional: este socio saudí hace caso omiso de las sanciones de la UE para frenar la maquinaria económica y bélica de Rusia.
El amorío ruso-saudí no sólo tiene futuro. Atesora pasado. El fondo inversor saudí de Telefónica hasta la fecha ha inyectado, según los expertos y las previsiones oficiales, 10.000 millones de dólares en el sancionado fondo soberano ruso. Financia la guerra de Ucrania mientras toma Telefónica. Dividendos saudíes en Rusia acabarán inyectados en Telefónica o harán el camino inverso, de España a Moscú.