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Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, una coalición bien engrasada: habrá investidura

El presidente del Gobierno en funciones cree que los resultados del 23-J son un cheque en blanco que le legitima para negociar cualquier cosa con Puigdemont

Sánchez y Díaz durante la Sesión Constitutiva de la Legislatura el pasado 17 de agosto

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Más allá de las discrepancias entre el PSOE y Sumar, que las hay y son públicas en bastantes asuntos, hay un objetivo común que les une por encima de todo: el poder. Pedro Sánchez quiere ser presidente del Gobierno otra vez y Yolanda Díaz pretende repetir como vicepresidenta.

Para lograr el objetivo de estar en el poder ya demostraron la pasada legislatura que son capaces de cualquier cosa: indultos, cambios en el Código Penal... Ahora negocian con Puigdemont -Yolanda Díaz a cara descubierta- y aseguran ambos que habrá pacto y, en consecuencia, investidura. No creerles sería de necios.

La amnistía es un hecho. Yolanda Díaz se ha inventado una bochornosa teoría política sobre la amnistía según la cual hay 3 tipos diferentes: la que facilita el cambio de régimen político, como la nuestra de 1977; la amnistía utilitarista, la mala, que es la que, dice ella, dio Rajoy a los evasores fiscales en el extranjero; y, en tercer lugar, la amnistía buena, la que van a conceder ellos a Puigdemont y compañía, que está pensada "para resolver conflictos políticos". ¿Cómo no aprobar algo tan magnífico? ¿Cómo va a estar en contra de la Constitución dar solución a un conflicto con una ley aprobada en el Congreso?

Pedro Sánchez, por su parte, se muestra impermeable a las presiones que le llegan: por supuesto no le hacen mella las de la oposición y tampoco las de cada vez más pesos pesados, históricos del partido. Ante los rumores que apuntan a que en Moncloa se ve imposible la investidura, por que se ve imposible conceder una amnistía, el socialista ha sido contundente: "Los españoles han hablado y habrá un Gobierno progresista, claro que lo va a haber", dijo este domingo en el transcurso de un mitin en Oroso (La Coruña).

Frente a las especulaciones están las afirmaciones: Puigdemont exige amnistía; Sánchez no contempla nuevas elecciones sino negociación con Junts e investidura y Yolanda Díaz explica que hay amnistías buenas. Es muy sencillo atar cabos.

Sánchez ve el 23-J un cheque en blanco para pactar

Sánchez interpreta los resultados del 23-J como algo muy parecido a un cheque en blanco. "Vamos a hacer lo que prometimos en campaña: "Dije que buscaría votos hasta debajo de las piedras para seguir haciendo políticas progresistas, garantizando la igualdad y la concordia entre los pueblos de España, y es lo que vamos a hacer", sostiene.

Eso es mucho interpretar, desde luego. Es casi imposible creer que los españoles que votaron al PSOE, a Sumar y a los independentistas vascos y catalanes lo que querían era una amnistía que el propio Sánchez y sus ministros calificaban de inconstitucional.

Por eso, desde Madrid, la presidenta de esa comunidad, Isabel Díaz Ayuso, pide a Sánchez que se atreva a dar de nuevo la palabra a los españoles y que les diga abiertamente cuales son sus planes, para someterlos al veredicto de las urnas. "Le pido a Pedro Sánchez que sea un hombre valiente, de palabra, que diga lo que pretende hacer, que vaya con las manos abiertas a las urnas y le diga a los españoles abiertamente si eso es lo que quieren porque probablemente no sea así".

El problema es que a Sánchez es imposible pedirle sinceridad y que sea un hombre de palabra. A estas alturas de la película no cabe confiar en que Sánchez vaya a actuar con otro criterio que no sea el de su interés personal. Puigdemont, que sigue esos mismos parámetros, tiene la llave. La única posibilidad de que no haya finalmente investidura radica en que el de Waterloo estime que le es más rentable repetir elecciones.

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