El "kamikaze" Marlaska: de escándalo en escándalo también en funciones
Desde el 23J, con el resto del Gobierno desaparecido, el titular de Interior sigue erre que erre de lío en lío. Pumpido, de los Cobos, Gámez y un monumental abucheo de los policías.
Suelen decir los que le conocen que su ego y su afán de protagonismo han sido su peor castigo: de pasar de ser uno de los jueces más queridos por la opinión pública al ministro más achicharrado de Pedro Sánchez. Pero Fernando Grande Marlaska, con un currículum en Interior rebosado de escándalos sigue erre que erre. A pesar de que está en funciones -por ley sin mucho margen de maniobra- desde el 23J.
Paradójicamente pesea a su hiperactividad en funciones, son muchos -principalmente entre sus excompañeros de la carrera judicial- los que le reprochan a Marlaska "lo que no hace". Se refieren a su silencio cómplice sobre la ley de amnistía que urde Moncloa.
Pero mientras sus compañeros de gabinete mantienen un discreto segundo plano, Marlaska lleva encadenando en este periodo en funciones lío tras lío, cacicada tras cacicada y un nuevo varapalo del Tribunal Supremo. Su balance en el Ministerio lo define bien la monumental pitada que recibió en Salamanca este miércoles en un acto de la Policía. Si Marlaska aspira a seguir en el Ejecutivo, Sánchez tiene un nuevo motivo para pensárselo dos veces.
La verdad es que el polémico juez no ha perdido el tiempo en estos casi tres meses desde las elecciones generales. Lo ha hecho además soliviantando a todos. Arrancó el 14 de agosto condecorando a la exdirectora de la Guardia Civil, María Gámez. Dimitida por el escándalo del Tito Berni -trama cuarteles-, tras haber purgado a su cúpula y con su marido imputado por el caso ERE
Marlaska, este miércoles en Salamanca, recibido con un abucheo generalizado.
Pero antes, por la puerta de atrás, Marlaska había provocado otra indignación en la Guardia Civil al ascender a general al coronel David Blanes, el oficial elegido para sustituir al coronel Diego Pérez de los Cobos al frente de la Comandancia de Madrid. Un despido declarado ilegal por la Justicia. La propia portavoz de Interior del PP se hizo eco de esta cacicada:
Pese al revuelo organizado por estas decisiones unilaterales, el ministro volvió en septiembre a las andadas. Y en esta ocasión el incendió lo provocó en el Cuerpo Nacional de Policía. Tras conceder la Medalla del Mérito policial con distintivo rojo ... al polémico presidente del Tribunal Constitucional, Cándido Conde Pumpido. Por esta decisión el SUP ha llevado a Marlaska a los tribunales.
Y con esta hiperactividad en funciones reapareció el ministro en público este miércoles en un acto de la Policía en Salamanca saldado con gritos de ¡fuera fuera! y ¡dimisión! acompañados de toda una orquesta de silbidos y abucheos.
Paradójicamente, son muchos -principalmente entre sus excompañeros de la carrera judicial- los que le reprochan a Marlaska "lo que no hace". Se refieren al silencio cómplice del titular de Interior sobre la ley de amnistía que urde Moncloa.