Daniel Sancho debía estar preso en España cuando mató a Arrieta
En enero de 2021 tenía pendiente dos años de prisión y una petición de otro año por un delito de 2019, ambos por agresiones, pero la lentitud judicial le salvó.
Daniel Sancho debía estar preso en España desde enero de 2021. Ya tenía una condena firme por agresión de dos años, pero suspendida mientras no volviera a delinquir en igual plazo.
Pero ese mismo año fue denunciado por un delito de resistencia a la autoridad en una discoteca. Y un año antes, 2019, fue acusado de golpear y lesionar a un ciudadano en una pugna por un taxi.
La lentitud judicial española y la estrategia de su letrado, Luis Gerez, lograron que Daniel Sancho no pisara la prisión en estos años. Mientras, ocultamente, el joven mantenía una relación con el que sería su víctima mortal en 2023. Edwin Arrieta. Su cuarto delito judicializado. Casi uno por año.
Esta maraña genera que en enero de 2021 debía estar preso por la causa de dos años suspendida, en agosto delinquía en una discoteca y en noviembre seguía en prisión provisional por la agresión de 2019, sobre la que la fiscalía le pedía un año. Y se libró con una fianza de 2.100 euros.
Total, debía tres años de prisión que no cumplió por el caos judicial. Todo esto le pareció bien a la fiscalía, que ahora veta que sea extraditado para ser juzgado presencialmente en España.
El asesino confeso, sobre estas líneas, cuando ejercía de chef
Su historial penal muestra un perfil poco edificante. Pero contradice el retrato de asesino calculador que vende, nunca mejor dicho, la policía tailandesa. Daniel Sancho recurre a la violencia por muy poco. Y le da igual aplicarla a un paisano que a un agente. No mide su respuesta. Ni le importa que haya testigos.
2019. El 9 de noviembre J.C. y su novia esperan turno para coger un taxi. En el momento en que llega uno a la parada, Daniel Sancho se lanza a cogerlo con una mujer. Le recriminan quienes esperan porque no ha respetado el turno. Daniel Sancho reacciona dándole dos puñetazos en la cara a J.C., provocando su caída al suelo. Queda inconsciente.
La agresión daña a J.C.: contusión facial, herida contusa de 1,5 centímetros en lóbulo de pabellón auricular derecho. Rotura parcial de diente incisivo, siendo necesarias periódicas asistencias facultativas con tratamiento quirúrgico, consistente en sutura de la herida de pabellón auricular . Y un perjuicio estético por la rotura parcial del incisivo.
Un testigo lo graba y posibilita su localización en redes. Tal furor porque osan increparlo por colarse en la parada de un taxi.
2021. 15 de agosto, Daniel Sancho se halla en un concierto con unos amigos, cuando uno de ellos se levanta de su mesa contraviniendo las normas establecidas por el Covid, y es expulsado por el vigilante.
Cuando Daniel Sancho regresa de comprar bebida y se entera de lo ocurrido acude junto con sus otros dos acompañantes a pedir explicaciones al vigilante, con el que inicia un enfrentamiento. Daniel Sancho mantiene una actitud agresiva, encarándose contra uno de los vigilantes, por lo que se requiere la presencia de agentes de la Policía Local.
Pese a que el resto de personas implicadas cesan en su comportamiento, Daniel Sancho se enfrenta reiteradamente de forma amenazante con el vigilante y con los agentes de Policía Local desatendiendo sus órdenes de calmarse y marcharse del recinto, por lo que estos últimos proceden a sujetarle de los brazos para acompañarle hasta la puerta y apartarle, momento en que se revuelve agresivamente, arremetiendo contra ellos y empujándolos, sin llegar a causarles lesión alguna. Es detenido.
El relato policial es aún más demoledor. El acusado está tan fuera de sí, que no distingue entre la policía y los vigilantes. En principio va contra los vigilantes, pero cuando ya están saliendo se gira bruscamente para ir contra el vigilante y él le frena, entonces Daniel Sancho le da un manotazo a él y por eso le reduce.
Daniel Sancho, en su canal de cocina en Youtube
Tras varios minutos intentando que se tranquilice, lo reduce con dos compañeros más. Es una persona corpulenta y se emplea la fuerza indispensable para engrilletarlo. En el traslado Daniel Sancho va muy alterado dándose contra la mampara y la ventana izquierda del asiento trasero. Les dice que se lo van a pagar.
Hay amigos que replican que la Policía se excede con Daniel Sancho, pero el relato judicial no prueba eso. Sí admite que Daniel Sancho ha bebido alcohol y eso obra en su estado airado. Y como atenuante.
Sancho, durante la reconstrucción del crimen del cirujano en el hotel tailandés, escenario del suceso
Pero, con alcohol o no, en ambos delitos aflora una agresividad incontrolada que se parece más al interrogatorio visual de Daniel Sancho en Tailandia (Edwin me dijo que era suyo y le di un puñetazo y luego sucesivos golpes mortales) que al relato policial de la premeditación. ¿Un asesino que coge ticket de sus armas?
Sancho no suele premeditar. Y acaso ahora añore haber estado preso estos años e España. Le habrían evitado su abismo tailandés.