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La "caricia" de Sánchez al sillón de Leonor que no ha pasado desapercibida

No se si sabe si son los problemas de Sánchez con el protocolo o sus ansias por ocupar un puesto de renombre, pero el extraño gesto del líder del PSOE ha llamado la atención.

El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, ríe a su salida del acto de jura de la Constitución ante las Cortes Generales.

El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, ríe a su salida del acto de jura de la Constitución ante las Cortes Generales.

Publicado por
Raúl Puente

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En un día tan especial como el que se ha vivido este martes siempre hay muchas anécdotas y pequeños detalles que, en estos tiempos en los que todo queda grabado, pocas veces acaban pasando desapercibidos. En un Congreso de los Diputados repleto y engalanado para la ocasión hay múltiples actores secundarios en una obra con una protagonista clara. La princesa Leonor ha deslumbrado con su saber estar, presencia y actitud y ha acaparado la mayoría de los focos.

Sin embargo, uno de esos detalles que no pasan desapercibidos ha sido protagonizado por Pedro Sánchez. El presidente del Gobierno en funciones ha acompañado, como manda el protocolo, en todo momento a la plana mayor de la Casa Real española. Todo iba bien hasta que ha llegado el momento de entrar en el escenario preparado para la ocasión en el hemiciclo.

A la hora de superar el telón que daba paso al mismo, el líder del PSOE no ha podido evitar tocar uno de los sillones destinados a la Casa Real. Casualidad o no, justo era el que le tocaba ocupar a la protagonista del día: la princesa Leonor. El extraño gesto no ha pasado desapercibido tampoco para el experto en protocolo presente, que observaba extrañado primero esa especie de caricia en el asiento destinado a la primogénita de los reyes y después como Sánchez no sabía cuál era su sitio. Las "malas lenguas" apuntan a que Sánchez no ha podido evitar sentirse atraído por el asiento de más poder de la sala.


De hecho, el máximo dirigente del PSOE parecía quedar obnubilado al ver el sillón y cuando el experto en protocolo le ha llamado la atención de manera discreta, parecía no saber muy bien por qué se dirigía hacia él. Finalmente le han dicho cuál era su lugar y allí se ha dirigido el presidente en funciones ante las risas de algunos de los que se han percatado de la situación.

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