La rivalidad entre Puigdemont y Junqueras: la base del 'no' a Pedro Sánchez
Los negociadores de PSOE no consiguieron convencer a Puigdemont en Bruselas. No hay, por el momento, un acuerdo de investidura. Y uno de los motivos es el pacto del PSOE con ERC.
Desconfianza. Esa es la palabra que mejor puede definir las últimas horas de infarto en Bruselas que, sin un resultado positivo, vivieron los negociadores del PSOE -concretamente el número 3 del PSOE, Santos Cerdán, y el ministro en funciones Félix Bolaños- para convencer a la cúpula de Junts presidida por Carles Puigdemont. No hubo manera. Si bien todo estaba organizado por Moncloa para un inminente registro de la ley de amnistía, y anunciar la investidura de Pedro Sánchez para la semana que viene -como estaba previsto-, el visto bueno nunca llegó. "Junts se ha enrocado en el no, hay que continuar con las negociaciones la semana que viene", comenta una fuente socialista a ESdiario. Tanto es así que el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, ya ha volado regreso a España. Antes del próximo lunes, por tanto, es muy improbable que haya un acuerdo de investidura.
La euforia duró poco. Si este pasado jueves el PSOE alertaba -extraoficialmente- de un inminente acuerdo con Junts, la convocatoria de una rueda de prensa de Puigdemont en un hotel de Bruselas así también lo atestiguaba, tras la publicación del acuerdo de los de Pedro Sánchez con ERC todo daba un giro de 180 grados. Puigdemont, flanqueado por su cúpula, se sintió engañado. "No hay nada cerrado. Lo queremos todo claro y por escrito, y hay escollos en la ley de amnistía", verbalizaron fuentes de Junts poco antes de comenzar a desmontar la sala de prensa.
El protagonismo que el PSOE le dio a ERC
Más allá de los escollos que separan al PSOE de Junts en torno a la ley de amnistía, hay algo que tiró por la borda, en cuestión de horas, el encauzamiento de las negociaciones entre los de Puigdemont y los de Pedro Sánchez. "Las cosas iban bien", reconoce una solvente fuente socialista a este periódico. Pero la prioridad y, en suma, el protagonismo que el PSOE le ha dado a ERC en las negociaciones -cerraron primeramente el acuerdo con ellos- ha sentado mal a su principal adversario político. Y es que Junts ya está focalizando la vista y la estrategia en el horizonte electoral que vivirá Cataluña en el año 2025.
La principal preocupación de los socialistas, desde los pasados comicios del 23J, la constituían los imprescindibles siete votos de Junts para sacar adelante la investidura de Pedro Sánchez. "Están siendo negociaciones muy difíciles pero no dudamos en que haya investidura", afirmaba hace poco más de una semana a este periódico un conocido político del PSOE. Y, precisamente, tanto la máxima preocupación como la máxima dedicación recaían en unas negociaciones -al inicio informales- que desde hace tiempo venían manteniendo los de Sánchez y los de Puigdemont.
Pero el foco, esto es, el centro de atención, se desvió -para asombro de Junts- a ERC. Este jueves, Puigdemont pasó a un segundo plano en favor de un Oriol Junqueras que, fotografiado junto al socialista Félix Bolaños, anunciaba un acuerdo con el PSOE con múltiples concesiones: desde luego la ley de amnistía (aún por cerrar) pero, además, el traspaso de Rodalies, la condonación de un 20% de la deuda con el Fondo de Liquidez Autonómico (FLA) y un pacto por la "estabilidad". Los medios de comunicación dejaron de hablar -tan solo- de Puigdemont para repartir el foco mediático con Oriol Junqueras. Algo que al inflexible Carles Puigdemont le sentó como un jarro de agua fría. No solo malestar, sino que también una profunda "desconfianza", en palabras de fuentes de Junts, envolvió la infructuosa negociación.
Las discrepancias en la ley de amnistía
Más allá de los personalismos y egos que han torpedeado la negociación, al menos por el momento, entre Junts y el PSOE, hay otras discrepancias de fondo en la ley de amnistía. Hay asuntos "muy complejos", aseveran desde Junts, que impiden un fácil acuerdo.
Desde ambas partes negociadoras descartan que la principal causa de las divergencias entre los de Sánchez y los de Puigdemont sean los nombres a los que la ley de amnistía deban alcanzar. Hablan, sin embargo, de "causas generales", esto es, la definición jurídica de conceptos difícilmente explicables. La alusión en la ley de amnistía a la "policía patriótica" -el abuso judicial para atacar a los independentistas, las prácticas de lawfare- constituye un buen ejemplo de esas "causas generales" a las que fuentes de ambos partidos se refieren.
En todo caso, las negociaciones seguirán. Los puentes no están caídos. Y, como hasta ahora -o al menos así lo intentaron- "todo se hará en la más absoluta discreción", señalan fuentes del PSOE a este periódico.