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Un terremoto sacude la política vasca por el "mando a distancia" de Sánchez

La retirada de Urkullu y Otegi y los relevos de Carlos Iturgaiz (PP), Idoia Mendia (PSOE) y Lander Martínez (Podemos) convierten las próximas elecciones vascas en un territorio sin explorar

Urkullu y Otegi

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Albert Rivera, Pablo Iglesias, Pablo Casado, Inés Arrimadas, Irene Montero, Alberto Garzón. Este lunes, a la larga lista de ilustres líderes políticos sucumbidos al sanchismo se suman dos notables más: Íñigo Urkullu y Arnaldo Otegi. Y estas dos ultimas bajas en un lugar tan estable como el “oasis vasco” demuestran que es más que difícil sobrevirle a Pedro Sánchez.

Porque detrás del inquilino de La Moncloa está buena parte de la explicación del terremoto político que ha sufrido el País Vasco en las últimas 72 horas. Tan corrosivo es ese sanchismo que al PNV haberle aupado a la presidencia con aquellos decisivos votos suyos en la moción de censura contra Mariano Rajoy le ha costado una crisis de identidad sin precedentes.

Hasta el punto de fulminar al que era hasta ahora su “valor seguro”, Urkullu, para lanzarse a la aventura con un gran desconocido, Imanol Pradales, uno de cuyos mérito aparente es pertenecer a la misma generación que Sanchez.

Sánchez ha empujado al PNV a un experimento -el relevo de Urkullu por Pradales- no previsto.

Por otro lado, tanto y tanto ha blanqueado Sánchez a Bildu, que Arnaldo Otegi deslucía tanto en el blanqueado del socio preferente del PSOE en Madrid que le han “aconsejado” que debía dar un paso al lado para dejar paso a una candidata de la “nueva política”.

Así que la política vasca se sanchiza y se encamina a un duelo de cuarentones: Imanol Pradales, el socialista Eneko Andueza y previsiblemente la batasuna Oihane Extebarrieta. Tal es el tsunami político vasco que no repetirá ningún candidato de las autonómicas de 2020. A los tres citados se sumarán Javier Andrés y Miren Gorrotxategui, que relevan a Carlos Iturgaiz (PP) y Lander Martínez (Podemos).

Detrás de este baile de nombres hay una realidad tangible: por primera vez el PNV puede ser derrotado en las urnas por Bildu, lo que antes HB, Euskal Herritarrok, Batasuna ni soñaba. Y que Sánchez apuntille a quien le aupó al poder avalando desde Moncloa un tripartito de izquierdas Bildu-PSE-Sumar. Una réplica vasca del Frankenstein 2.0