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Lo que falta por llegar: la hoja de ruta de Sánchez y Bildu aún no ha concluido

La polémica relación del PSOE y Bildu “está amortizada” para el espectro de potenciales votantes del PSOE, según explican desde el entorno del presidente.

Sánchez, este miércoles en el Parlamento Europeo.

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Si alguien cree que puede acogotar a Pedro Sánchez a golpe de hemeroteca puede ir abandonando toda esperanza… Las crónicas sobre la decisión del PSOE (decisión que toma en última instancia el propio Sánchez tras hacer sus cálculos) han echado mano de la “maldita hemeroteca” para poner de relieve el sinnúmero de ocasiones en las que el presidente del Gobierno se comprometió a no pactar con Bildu y cómo el PSOE ha cruzado las líneas rojas que sus propios dirigentes trazaron hace apenas unos meses, pero eso, según fuentes monclovitas “, está amortizado ya”.

La relación del PSOE y Bildu “está amortizada” para el espectro de potenciales votantes del PSOE, según aseguran desde el entorno de Pedro Sánchez. Y a eso se debe su nuevo “cambio de opinión”. Bueno, a eso y a determinados movimientos cosméticos que han precedido a la noticia del acuerdo para la moción de censura que permitirá gobernar a Bildu en la ciudad de Pamplona.

La moción en Pamplona es un paso más en el camino de “normalización” de Bildu. Y queda pendiente la fase que atañe a los presos de ETA y las modificaciones legales que pueden permitir la salida de buena parte de los mismos de las cárceles.

A saber: quienes presumen de “conocer al jefe” advierten que antes de llegar al apoyo de PSOE, junto con Geroa Bai y Contigo-Zurekin, Sánchez hizo sus cálculos e impuso su calendario. De hecho, según estas mismas fuentes, marcó también sus líneas rojas: nada que pactar hasta después de las elecciones generales del 23J y, posteriormente, hasta superar su propia investidura.

Y, según fuentes socialistas, Bildu ha esperado pacientemente su momento. Y no solo eso: Bildu se ha esforzado en ofrecer “su mejor imagen" en los días previos a darse conocer el acuerdo. No es casualidad que hace poco su líder, Arnaldo Otegi, anunciase su retirada de la carrera por la lehendakaritza para pasar el testigo a savia nueva, al ingeniero de telecomunicaciones Pello Otxandiano, de 40 años, quien optó a su primer cargo público dentro de Bildu en 2011, el mismo año en el que ETA anunció su decisión de no volver a matar.

Sánchez en un mitín en Pamplona, flanqueado por los narravos María Chivite y Santos Cerdán.

Tal vez es casualidad, pero las intervenciones más recientes en el Congreso de los Diputados del Grupo Parlamentario de Bildu en aquellos temas de mayor relumbrón e interés mediático las realizaban perfiles como el de Jon Iñárritu, o el de Oskar Matute, ambos ejemplos de personas que, pese a estar enrolados en la coalición electoral Bildu, se caracterizan por haber condenado la violencia y la existencia de la banda terrorista ETA, a lo largo de su vida política.

Para otros portavoces que no fueron tan explícitos como estos dos, en el PSOE se remiten tanto a la desaparición de la banda terrorista como a la declaración de Bildu de 2021, en la que decían sentir el dolor de las víctimas y desear que nunca se hubiese producido.

Las pistas de Aizpurua

Para los ya iniciados, también supuso un motivo de sospecha la intervención de la portavoz de Bildu, Mertxe Aizpurua, en la que poco faltó para que le diese unos azotes a la portavoz de Junts, Miriam Nogueras, en el debate que precedió a la toma en consideración de la proposición de Ley de Amnistía.

Desde el pasado mes de noviembre, por su parte, el secretario de organización y portavoz del PSN, Ramón Alzórriz ya tenía claro que había fumata blanca para el acuerdo e incluso la fecha del Pleno en el que saldrá adelante la moción de censura: el 28 de diciembre.

Quienes presumen de “conocer al jefe” advierten que antes de llegar al apoyo de PSOE, junto con Geroa Bai y Contigo-Zurekin, Sánchez hizo sus cálculos e impuso su calendario. De hecho, según estas fuentes, marcó también sus líneas rojas: nada que pactar hasta después de las elecciones del 23J

De hecho, un activista en defensa de los presos de ETA ya comunicó a la Delegación de Navarra, después de celebrada la investidura de Sánchez, su intención de ocupar la plaza del Ayuntamiento con motivo de una celebración vecinal, casualmente, el 28 de diciembre, a lo que la Delegación del Gobierno se dio por enterada sin más objeción, con lo que, no poniendo reparos, la fiesta quedó autorizada.

Esa fiesta se celebrará durante y después del Pleno que arrebate la alcaldía a la todavía alcaldesa de UPN, Cristina Ibarrola. Este es un paso más en el camino de “normalización” de Bildu. Y queda pendiente la fase que atañe a los presos de ETA y las modificaciones legales que pueden permitir la salida de buena parte de los mismos de las cárceles.

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