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Sánchez y Feijóo por fin se sientan cara a cara: mucha foto y pocas nueces

Siendo honestos, ni en el PP ni en el PSOE esperan nada más que una imagen y un relato favorable para sí y crítico del contrario, de la reunión que los líderes van a mantener este viernes.

Sánchez y Feijóo, en el debate electoral de las últimas generales.

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Cada cual lleva consigo su orden del día y sus prioridades, pero en algo coinciden: ninguno de los dos quiere dar la imagen de que es el responsable del clima de cero entendimiento y crispación descontrolada que se está viviendo en la política española. Ni Feijóo ni Sánchez llegan a la reunión con las ganas, la voluntad y las propuestas adecuadas para empezar de cero una relación que está más que deteriorada y difícilmente se empiece a recomponer a lo largo de esta legislatura.

Desde el Gobierno y la cúpula socialista hacen hincapié en estos últimos días en su buena voluntad a la hora de adaptarse a las exigencias de un Alberto Núñez Feijóo que - aseguran las malas lenguas monclovitas – va a Moncloa “arrastras y porque se ha visto acorralado ante la oferta de diálogo del presidente del Gobierno”.

Para estas fuentes, si Feijóo tuviese buena voluntad, aceptaría , en primer lugar “renovar el CGPJ, tal como ha reiterado el comisario de Justicia, Didier Reynders”. Omiten en este punto monclovitas y dirigentes socialistas la segunda parte de las peticiones de Reynders, que pasan por la reclamación de un sistema que garantice la independencia del Poder Judicial, puesto que el actual sistema no ofrece las garantías necesarias.

Feijóo quiere hablar este viernes de la Ley de Amnistía, pero en el PSOE lo tienen claro: “es una proposición de Ley que se tienen que tramitar con la aportación de todos los partidos en el Parlamento -dicen en cuanto se les saca el tema- pero la voluntad mayoritaria es abordarla”.

Y ese punto es, precisamente, el motivo por el que, desde el PP, aseguran que no están dispuestos a renovar el CGPJ en tanto en cuanto no cambie el sistema de elección de sus miembros (sistema que, por otra parte, aprobó el PP de Mariano Rajoy) aunque eso no se menciona por parte de los dirigentes populares y sólo, al recordárselo, se asume que no fue el mejor sistema posible, pero que ese es el motivo para querer modificarlo, porque, tal como señala uno de los dirigentes del PP, “un mal sistema, en manos de Sánchez, se convierte en un sistema pésimo”.

El temor de los populares se basa en que, “con una mayoría progresista dentro del CGPJ, Sánchez podría hacer todos los nombramientos de presidentes de Audiencias Provinciales, etc., pero sobre todo en el Tribunal Supremo, de su cuerda”.

Sánchez y Feijóo, de espaldas, en una de sus reuniones en Moncloa.

En fin, lo que ha podido hacer hasta que con una cacicada monumental este Gobierno le retiró esa capacidad. Como muestra, un botón: aseguran fuentes conservadoras que desde que la Fiscalía General del Estado está en manos progresistas, casualmente, 14 de los 17 nuevos nombramientos cayeron del lado de fiscales considerados también afines a la izquierda.

Poco o nada que acordar en el capítulo de la renovación del CGPJ, está claro. Pero cada cual tiene su argumentario preparado para culpar al otro del desaguisado.

Feijóo y Sánchez solo comparten la voluntad de cambiar el término “disminuidos” en la Constitución, por el de “personas con alguna discapacidad”. Y está por ver si se dan tregua, al menos, para plasmar esta coincidencia en beneficio de un colectivo que lleva demasiado tiempo esperando la rectificación.

Con respecto a la financiación autonómica, “es algo que tienen que tratarse de forma multilateral”, argumentan en el PP. Y no les falta razón, pero la verdad es que, siendo multilateral, cada una de las CC.AA. busca un parámetro que le permita obtener una mayor asignación: población, dispersión, envejecimiento, orografía, etc.

La cuestión es que el PSOE tratará de romper la unidad dentro del PP, contentando a unas a costa de otras y no hay que ser adivino para saber que una de las que se van a sentir maltratadas sin lugar a dudas será Madrid, con Isabel Díaz Ayuso.

Feijóo y Sánchez solo comparten la voluntad de cambiar el término “disminuidos” en la Constitución, por el de “personas con alguna discapacidad”. Y está por ver si se dan tregua, al menos, para plasmar esta coincidencia en beneficio de un colectivo que lleva demasiado tiempo esperando la rectificación.

El temor de los populares se basa en que, “con una mayoría progresista dentro del CGPJ, Sánchez podría hacer todos los nombramientos de presidentes de Audiencias Provinciales, etc., pero sobre todo en el Tribunal Supremo, de su cuerda”.

Feijóo quiere hablar de la Ley de Amnistía, pero en el PSOE lo tienen claro: “es una proposición de Ley que se tienen que tramitar con la aportación de todos los partidos en el Parlamento -dicen en cuanto se les saca el tema- pero la voluntad mayoritaria es abordarla”.

Hay que decir, en todo caso, que hay dentro de la familia sanchista quienes todavía confiesan en privado que “tengo la esperanza de que el jefe acabe robándoles la cartera a los independentistas”. Quizás por ello, ni los independentistas ni el PP se fían de Pedro Sánchez. Con este panorama, todo conduce a mucha foto y pocas nueces.

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