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Lo que esconde Moncloa: el PSOE pacta desencuentros “controlados” con Junts

El presidente mandó a Santos Cerdán, según fuentes socialistas, con un mensaje principal al enviado de Puigdemont: “no nos vamos a hacer daño”.

Cerdán, Sánchez y la portavoz de Junts, Miriam Nogueras.

Cerdán, Sánchez y la portavoz de Junts, Miriam Nogueras.

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Golpe a golpe y susto a susto, va avanzando la relación de los independentistas catalanes de Junts con el PSOE. De ahí que, para evitar ese tipo de sofocones, el socialista Santos Cerdán y el independentista Jordi Turull se reunieron sin luz ni taquígrafos esta semana.

Tras el espectáculo ofrecido en la votación de los decretos del Gobierno, cuando Junts salvó por la campana dos de los “macrodecretos”, Pedro Sánchez quiso asegurarse de que no se repitiera el descalzaperros de nuevo a la hora de votar las enmiendas de la Ley de Amnistía, que se supone que es el plato fuerte, que unió en el destino legislativo a ambas formaciones y que ha permitido gobernar a Pedro Sánchez hasta ahora.


Sánchez mandó a Santos Cerdán, según fuentes socialistas, con un mensaje principal: “no nos vamos a hacer daño”. De ahí que ambos dirigentes pactasen, con la supervisión de Carles Puigdemont y del propio presidente, que no iba a haber espectáculo en la votación de la Ley de Amnistía. Así, sin mayor estruendo, el PSOE no votaba las enmiendas de ERC y Junts que se refieren a amnistiar delitos de terrorismo, pero tanto Junts como ERC se lo han tomado con mucha calma, porque, según aseguran desde sus filas “esto forma parte del guión”.

De la reunión entre Turull y Santos Cerdán, que huyó de las preguntas incómodas de la prensa a través de los pasadizos que unen los distintos edificios del Congreso de los Diputados, poco se supo. De “productiva” la tildó Turull, mientras el número 3 del PSOE hacía mutis por el foro. Pero no se dio ni un dato más.

La tesis de Sánchez, según aquellos que creen conocerle bien, es que el tiempo corre a favor del Gobierno y que, de ahora en adelante, su rival, Alberto Núñez Feijóo, y su oferta van a empezar a languidecer.

¿Qué pasó y de qué estuvieron hablando? De llegar a un pacto, no ya de “no agresión”, sino de una agresión controlada, modulada y que no suponga una estocada para el PSOE, que ya ha aceptado aquello de “hacer de la necesidad virtud” y hasta la palabra “pulpo”, como animal de compañía.

La cuestión es que, en las filas del PSOE todavía hay quienes suspiran por los pasillos pensando que todo esto es una pesadilla, que la amnistía no llegará a aplicarse y que, en algún momento, quizás cercano a las elecciones catalanas, Junts anunciará su ruptura con el PSOE, algo que en la práctica supondría el final de la legislatura, aunque algunos de los que se abonan a esta tesis estén convencidos de que “algún as tendrá escondido en la manga Pedro Sánchez, que nos permitirá alargar casi hasta el final la legislatura”. Al parecer, la cuestión es resistir y sobrevivir el mayor tiempo posible.


Cerdán sigue engrasando en Madrid los acuerdos que alcanzó con Puigdemont en Waterloo.


Lo cierto es que, aunque la amnistía pueda salir adelante en el Parlamento, tiene que pasar el filtro de los tribunales y, en última instancia, de la Unión Europea, alertada tanto por los populares españoles, como por Cs, que también tiene su representación y su predicamento en la eurocámara, dentro de la familia Liberal. Pero quizás para entonces haya pasado todo el tiempo que el presidente del Gobierno cree que tiene que pasar para poder sentir que pisa “Tierra Firme”.


La tesis de Sánchez, según aquellos que creen conocerle bien, es que el tiempo corre a favor del Gobierno y que, de ahora en adelante, su rival, Alberto Núñez Feijóo, y su oferta van a empezar a languidecer. La intención de Sánchez es, según estas fuentes, seguir aprobando medidas sociales y dejar que la oposición se posicione contra ellas. Y si llega la ruptura con Junts, sabrá sacarle provecho.

¿Qué pasó y de qué estuvieron hablando? De llegar a un pacto, no ya de “no agresión”, sino de una agresión controlada, modulada y que no suponga una estocada para el PSOE, que ya ha aceptado aquello de “hacer de la necesidad virtud” y hasta la palabra “pulpo”, como animal de compañía.

Cuesta creerlo incluso a quienes invocan la teoría en cuestión, pero lo cierto es que, ante la duda, se encogen de hombros y apelan a una característica totémica, casi mágica de Pedro Sánchez, que tantas veces ha logrado lo que se ha propuesto… hasta que llegue el día que no lo consiga y se apague su estrella.

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