Urkullu da a Sánchez y al PNV un baño de realidad del caos: "Ya lo advertí yo"
El lendakari saliente, que conoce bien cómo se las gasta el prófugo de Waterloo y lo que vale su palabra, se reivindica y junto a Aragonés retratan a los dos protagonistas del desgobierno.
Si hay un dirigente político en España que conozca bien los vaivenes mentales de Carles Puigdemont, ese es el lendakari Íñigo Urkullu. Erigido en el gran mediador en los días más convulsos del procés, logró del líder de Junts la promesa de que no culminaría la declaración de independencia y que convocaría elecciones para evitar el 155 de Mariano Rajoy, pero horas después fue traicionado. Y ya se sabe lo que vale para un vasco la palabra dada.
En su minicumbre en Bruselas, Urkullu y Aragonés han dejado aún más en evidencia ante Sánchez lo poco de fiar que es su socio preferente Puigdemont. Y de paso, el lendakari se venga también de la polémica foto de Andoni Ortuzar en Waterloo cumplimentando al prófugo.
Urkullu, que está de salida de la política tras ser apartado por la cúpula del PNV en pánico por el ascenso electoral de Bildu, ya expresó su serios recelos sobre la viabilidad de la investidura de Pedro Sánchez y, sobre todo, de la XV Legislatura.
"A Sánchez le van a hacer falta todos los votos todo el tiempo", no se ha cansado de repetir el presidente vasco desde que Santos Cerdán y el propio Puigdemont fraguaron el pacto de la amnistía.
El presidente del PNV, Andoni Ortuzar, junto a Puigdemont en Waterloo el pasado septiembre.
Urkullu, poco amigo de estridencias e improvisaciones, debería haber convocado elecciones autónomicas en el País Vasco consensuando la fecha con el presidente gallego, Alfonso Rueda, como siempre hizo durante la etapa gallega de Feijóo.
En esta ocasión no lo ha hecho -pese a las presiones internas- por que no se fía. Y por que sabe que el debate nacional y el caos general lo impregna todo.
En estas últimas horas, el lendakari se ha cobrado cumplida venganza contra Moncloa y contra la propia cúpula de su partido exhibiendo sintonía con el presidente catalán, Pere Aragonés, 24 horas después del esperpento de Junts y el PSOE en el Congreso.
En una minicumbre en Bruselas, ambos apostaron por la estabilidad para dejar aún en evidencia ante Sánchez lo poco de fiar que es su socio preferente Puigdemont. Y de paso, se venga también de la polémica foto de Andoni Ortuzar en Waterloo cumplimentando al prófugo.
Lo más curioso es que Urkullu sacó pecho de su ya lo advertí yo en unas jornadas en el Parlamento Europeo sobre la autodeterminación que Junts contribuyó en su día a organizar. Pero pese a su condición de eurodiputado, Puigdemont no quiso pasarse por el acto a saludar ni al lendakari ni a su sucesor de ERC en el Palau de la Generalitat. Con ese personaje se está jugando la partida Pedro Sánchez y el futuro España entera.